Mario César Otálvaro


Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
De varios refuerzos habló Javier Torrente, quien en medio del acostumbrado discurso de los que llegan, más si son extranjeros, fue presentado como nuevo técnico del Once Caldas, elección que se antoja acertada por sus antecedentes, y por el cambio de aire que supone.
‘He visto crecer muchos jugadores’ fue otra de sus afirmaciones al referirse a las divisiones menores, lo que al parecer será uno de los propósitos después del gran éxito del Deportivo Cali, y de las oportunidades a los de casa en el cierre de campaña anterior.
Manifestó igualmente su complacencia por regresar a la actividad como entrenador en propiedad –era asistente de Bielsa en el Olympique de Marsella– advirtiendo que le sedujo el proyecto, y que ya sentía la necesidad de estar solo al frente de una escuadra profesional.
Frases todas válidas, del contenido que quieren escuchar los aficionados, y que en este caso ojalá se conviertan en realidad porque le harían un bien a la institución, aparte de que simbolizarían la revolución que se reclama después de su disonante desempeño reciente.
Urgen caras distintas, y es evidente que Torrente no tiene una opinión de la plantilla actual, por lo que sus conceptos en ese sentido obedecen a los comentarios que le hicieron, al informe de sus asistentes, y a la percepción inicial del grupo que tomó ésta semana.
En el primer caso, Felipe Paniagua debió, como Sergio Galván cuando arrancó esta etapa con Kenworth de la Montaña, ofrecer un diagnóstico claro, preciso, fundamentado en los hechos, y sin llamarse a engaños, para que la probabilidad de error sea mínima.
Si hipotéticamente hubiese sido mi función, le habría recomendado a Torrente la consecución de 2 o 3 delanteros con gol dado que ninguno de los atacantes es eficaz, con una inocencia e improductividad que rayó en lo absurdo, y que difícilmente van a corregir.
Sergio Romero solo hizo goles de penalti, César Arias debe ser el atacante con más bajo promedio anotador en Colombia porque es fatal definiendo, Sebastián Penco no llena, los nuevos se quedaron en promesa, y no hay más, supeditados al aporte de Johan Arango.
Con ese tendido sufrirá los mismos dolores de cabeza de la temporada anterior, en la que el Once Caldas pasó jornadas sin concretar, con evidentes lagunas frente al arco adversario, y con serias dificultades para remontar cuando arrancaba perdiendo.
Por eso sorprende un tanto que Torrente haya mencionado las posiciones para las que espera jugadores, y que de manera vacilante y tibia se haya enfocado en los ‘puntas’, como si fuese suficiente lo que hay, cuando debía ser la prioridad.
Seguramente quien llevó el mensaje e hizo la insinuación no revisó estadísticas, ni analizó las cifras del semestre, confiando entonces que dentro de las ideas de renovación alguien le haga caer en la cuenta, y que se den la ‘pela’ con un goleador de raza.
En cuanto a la promoción, ese proceso selectivo no se alcanza de la noche a la mañana, lo que intentó Tito era resultante de las circunstancias, de un cuadro ya eliminado, sin presiones, y los muchachos tendrán que hacer la fila, exceptuando a Salazar, quien se ganó ese derecho.
Qué mejor que explotar las canteras, pero aquí tampoco es que haya una mina como en el Deportivo Cali, y esa etapa habrá que adelantarla con prudencia sin pensar que es la solución, y más bien como propósito institucional después de fortalecer el equipo base.
Suerte a Torrente y a su grupo de trabajo. Por aquí anduvo Ángel Guillermo Hoyos –última vez de un extranjero en el banco– y la experiencia fue nula. Del dicho al hecho hay largo trecho, llegan a una plaza sabrosa, con respaldo, y en medio de una expectativa a la que le pueden sacar provecho.
P.D. Estas líneas fueron escritas poco después del arribo de la Selección Colombia a Chile para la Copa América. No menos de 400 personas en la madrugada la acompañaron en el hotel, y la algarabía fue impresionante. Volveremos a ser locales, como en el mundial, y el pálpito es maravilloso. Hoy será contra Venezuela, y ahí estaremos.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com
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Qué mejor que explotar las canteras, pero aquí tampoco es que haya una mina como en el Deportivo Cali, y esa etapa
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