Andrés Hurtado


Terminamos el recorrido por Taormina visitando el Hotel San Doménico que fue un antiguo convento con hermoso claustro en el que se han filmado escenas de varias películas. Los sicilianos se enorgullecen de la pléyade de personajes ilustres que han nacido en su suelo y de los hijos de sicilianos nacidos en Estados Unidos y en otros lugares del planeta. La lista es larga. Estos son algunos: Luigi Pirandello, Premio Nobel de literatura, paisano de Empédocles, porque nació en Agrigento la tierra del filósofo; Alessandro di Cagliostro, el célebre médico, ocultista y masón; Salvatore Adamo, cantante; Giuseppe di Stefano, tenor; Frank Kapra, director de cine; Salvatore Quasimodo, escritor; Vincenzo Bellini, músico, compositor de la famosa ópera Norma.
Y entre los nacidos fuera de la isla, sicilianos de padres y de origen, estos son algunos, cuya lista me dieron en Taormina y completé en internet: Lady Gaga, Chick Corea, Joe di Maggio, Frank Sinatra, Frank Zappa, Al Pacino, Martin Scorsese, Mario Puzo, Liza Minelli y su padre, Cyndi Lauper, Mario Lanza, Jon Bon Jovi, entre otros. Envidiable lista, en verdad.
Descendemos del nido de águilas en el que está asentada Taormina y bajamos hasta el nivel del mar para tomar la carretera que da la vuelta a la isla y que nos llevará hasta casi una de las puntas de Trinacria, en el sector noroccidental. Vamos para Palermo, la capital de la isla.
Varios archipiélagos de islas pequeñas rodean a Sicilia. Al norte, cerca del estrecho de Mesina están las Islas Eolias, famosas por dos de ellas y sus respectivos volcanes que les dan el nombre: Lípari y Strómboli.
Recuerdo muy bien de mis estudios estas dos islas porque las manifestaciones violentas de sus volcanes dan nombre a dos tipos de erupciones. Al sur, frente a Agrigento y a 220 kilómetros de distancia de Sicilia se ubican las islas Pelagias, de las cuales Lampedusa es la principal. Esta isla se encuentra en el ojo de la actualidad porque allí desembarcan centenares de inmigrantes africanos que la toman como escala para llegar a Europa. En efecto, Lampedusa se encuentra a solo 110 kilómetros de Argelia. Al sur se encuentra también Malta.
Palermo, declarada Patrimonio de la Humanidad, posee el casco antiguo más grande de Europa. Impresionante ciudad en la que el arte se pasea por todos los estilos: algo queda de los cartagineses y de los romanos, hay arte árabe, normando, barroco y neoclásico. Fuimos recibidos en la alcaldía por el concejo en pleno. Gianna Bressan expuso acertadamente los propósitos de la Cámara de Comercio italiana para Colombia y las posibilidades de comercio entre Sicilia y nuestro país y se firmó un acta de compromiso. Ya desde la alcaldía comienza el festín de la belleza: artesonados, alfombras, jarrones, placas, estatuas, pinturas, piezas de inmenso valor como espadas de Napoleón y de Garibaldi, mobiliario-arte por montones. Placas conmemorativas de los hombres justos e incorruptos asesinados por la mafia. La alcaldía es un auténtico museo.
Y salimos a recorrer la ciudad. Cada esquina, cada intercesión de calles presenta edificios barrocos, adornados con estatuas, frisos y columnarios. Profusión de arte arquitectónico y escultórico. La primera visita fue para la catedral. El adjetivo que más la describe es: majestuosa. Su estilo es árabe normando y su altísimo campanile figura entre los más bellos que he visto. En una de las capillas se veneran las reliquias de Santa Rosalía, la patrona de la ciudad. Palermo no es la única ciudad de Sicilia donde conservan las momias de monjes, abades y personajes ilustres.
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