María Leonor Velásquez Arango


Navidad es una de las temporadas más bonitas del año, porque muchos estamos pensando en reuniones, fiestas y regalos para los seres queridos y para otros menos favorecidos; es una época de solidaridad. Dice la tradición cristiana, donde está el origen de esta fiesta, que el adviento es un período para estar alegres por el nacimiento de Jesús que viene a traer paz al mundo. Y tal vez algunos de nosotros podríamos pensar que es difícil estar alegres cuando los conflictos, la violencia y la guerra están por todas partes y hasta lugares que parecían pacíficos y seguros dejan de serlo; probablemente algunos nos sintamos impotentes ante un panorama muy complejo que parece convertir la paz en algo lejano.
En los últimos meses me ha estado dando vueltas la pregunta ¿Qué nos pasa a los seres humanos que nos cuesta tanto reconocer, aceptar y valorar lo que es diferente? Y lo que me aparece, una y otra vez, es que en algún lugar del camino se nos extravió un personaje fundamental de las historias felices, el amor. Tengo un amigo muy querido que cada vez que digo esta palabra, en alguna reunión de trabajo, me dice que tal vez sería mejor utilizar otra, para no generar incomodidad, porque a algunas personas de la clase dirigente, empresarios o académicos, les puede sonar ‘extraño’ hablar de amor. Entiendo la inquietud y también me pregunto qué significado le damos a estas cuatro letras y, si es hora de rescatar un contenido más amplio, para incorporarla en nuestra conversación y sobre todo ponerla en acción para construir redes de colaboración, basadas en relaciones más sólidas de largo plazo.
Estuve revisando definiciones sobre el amor y encontré unas brillantes y hermosas, en una investigación realizada por especialistas en Estados Unidos, con niños de 4 y 8 años: ‘Es lo que te hace sonreír cuando estás cansado’; ‘Es lo que está en la habitación contigo en Navidad si dejas de abrir regalos y escuchas’; ‘Si quieres aprender a amar mejor, debes comenzar con un amigo que no te gusta’. Cuando estaba revisando estas y otras expresiones de los niños recordé la frase de Einstein ‘Los problemas de hoy no pueden ser resueltos con el mismo nivel de pensamiento que los generó’ y ¿Quiénes generamos el conflicto, la violencia y las guerras? Tal vez esté de acuerdo conmigo en que, somos los adultos, egoístas, arrogantes y supuestamente ‘inteligentes’, que nos creemos mejores que otros y pensamos que el éxito es sinónimo de poder y control o algo parecido ¿Será que desde esta forma de pensar y con tan poco corazón o amor, seremos capaces de avanzar hacia una convivencia pacífica? Tengo mis dudas.
La semana pasada estuvimos facilitando un taller, para empezar a construir un código de ética, con una importante organización de este país, estaban presentes alrededor de 35 personas del nivel directivo. Algunos de los participantes plantearon la necesidad de incluir el amor como uno de los 6 temas fundamentales y aunque la mayoría estaban de acuerdo en su importancia, hubo alguna resistencia a hacerlo explícito. Alguien dijo que el amor es un tema obvio que no hay necesidad de incluirlo, a lo que otra persona respondió que, por pensar de esta manera se nos está desapareciendo de las relaciones laborales, la vida familiar y la sociedad. No hubo consenso sobre el tema pero quedó planteado que es fundamental traerlo a la conversación de hoy en el país y en el mundo.
Me inclino por definir el amor como ese elemento esencial que nos permite mirar al otro y reconocernos en él, para sentir su alegría y su tristeza, para acompañarlo cuando nos necesita, para avanzar juntos en la misma dirección, valorando las diferencias, explorando y dejándonos sorprender por esa forma diferente de ver la vida; un lazo más fuerte que nos permite enfrentar juntos las dificultades en cambio de ‘echarnos la culpa unos a otros’ ¿Qué pasaría si nos atreviéramos a traer el amor a nuestra vida diaria, en la familia, en el trabajo, en los espacios de ciudad? ¿Cuáles serían esas acciones que podríamos realizar si nos permitiéramos tener un corazón de niños, al menos por esta Navidad?
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