Desde la tristeza que me genera lo que está sucediendo en el país y en el mundo por cuenta de los abusos de poder, las transgresiones a los derechos humanos, la corrupción en todos los ámbitos de la sociedad, la incoherencia entre los discursos que hablan de paz y las acciones que incitan a la violencia, decidí escribir sobre un tema que, a veces parece desgastado, pero que, por esa misma razón, necesitamos rescatar. Me refiero al ejercicio del liderazgo, tantas veces malinterpretado, como poder y autoridad, pero que, en realidad se relaciona con la forma en que nos movemos los seres humanos, en un grupo y en la sociedad. También me mueve, el reciente foro ciudadano ‘Inspirar para construir región’ que realizó, el pasado 7 de febrero, Estoy con Manizales, con la participación de tres reconocidos dirigentes empresariales del país y una importante audiencia.
Desde su origen, el término liderazgo tiene dos posibilidades: Una desde el latín, a partir de ‘lid’ que significa disputa, querella o proceso; que plantea un líder con una postura activa, con el propósito de cambiar algo de su entorno inmediato. Cabe señalar, la palabra disputa no es sinónimo de pelea, se refiere a un proceso mediante el cual se reconocen y remueven las partes malas y nocivas. La segunda definición, asumida por la Real Academia, sería la que se atribuye al inglés antiguo ‘laeden’, acto de ir con alguien, y al vocablo indoeuropeo ‘leit’, avanzar o ir hacia adelante. En las dos líneas etimológicas, parece haber una coincidencia; desde el latín, un líder que debe tener cierta claridad para identificar y cambiar lo que no está bien; y, desde el inglés, un líder que guía para avanzar e ir hacia adelante. Me parece interesante señalar lo lejos que hoy estamos de un liderazgo que realmente busque abrir nuevos caminos para avanzar y guiar a otros hacia mejores condiciones.
En un artículo reciente del Foro Económico Mundial, el profesor de derecho de la Escuela de Estudios Superiores de París y de la Universidad de Nueva York, Alberto Alemanno, decía que el mundo necesita líderes responsables y receptivos, que además de su capacidad técnica, reúnan cinco cualidades personales: Compasión e inteligencia emocional, integridad y franqueza, justicia e inclusión, competencia y transparencia, coherencia y sobriedad ¿Qué pasaría si sometiéramos algunos de los personajes del panorama nacional e internacional a una prueba sobre estas competencias? No creo que muchos pasen el examen, porque las decisiones y acciones que estamos viendo, se alejan cada vez más de lo que sería un liderazgo responsable y receptivo.
Ante este panorama, quiero retomar el foro de Estoy con Manizales, donde los tres invitados de fuera, dieron ejemplo de un liderazgo, con un alto grado de sensibilidad por las personas y por el desarrollo del país. Sylvia Escovar, presidenta de Terpel dice, con gran calidez, que liderar no es ocupar el primer lugar en ventas; el liderazgo debe inspirar y ser ejemplo para la sociedad, para que todos puedan tener un mejor futuro. Menciona su responsabilidad con otras mujeres, al mostrarles hasta donde pueden llegar en su vida laboral, sin desligarse de su lado femenino. Antonio Celia, presidente de Promigas dice que el principal obstáculo que tienen los dirigentes es que están llenos de egos y juicios implacables, que les impiden unirse. Para Juan Esteban Calle, presidente de Cementos Argos, el liderazgo debe estar enfocado en querer y creer en lo que se hace, menciona que el éxito de Medellín es la unión del empresariado y de darse cuenta que, lo público es una responsabilidad de todos, dejando a un lado la crítica y participando activamente. Valdría la pena que revisáramos qué tipo de liderazgo estamos privilegiando en nuestra sociedad, porque no solo se trata de lo que hacen los líderes, sino de lo que reconocemos y valoramos los ciudadanos. ¿Estamos abiertos a una clase dirigente más responsable y receptiva? ¿Cómo estamos formando a nuestros jóvenes para que ejerzan un liderazgo responsable, donde las personas cuentan? ¿Qué pasaría si nos atreviéramos a invertir más en el desarrollo de competencias personales? ¿Cómo dar un nuevo significado al ejercicio del liderazgo en nuestra sociedad?
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