María Carolina Giraldo


La mejor manera de identificar un discurso político con vibrato es recordar a Horacio Serpa gritando: ¡Mamola!
Es común leer en las páginas de este diario, y hasta en los grupos de WhatsApp, así como oír en las reuniones de familia y amigos, que en Manizales no hay líderes. Esa afirmación me genera muchas preguntas: ¿cómo puede no haber líderes en una ciudad en la cual la gente se siente orgullosa y satisfecha de vivir en ella? ¿Cómo no hay dolientes de lo público en una región que, a pesar de su tamaño y ubicación, siempre alcanza los mejores lugares en competitividad? ¿Quiénes han sido entonces los responsables de que en Manizales haya descendido el desempleo de 17,6% en el 2010 a 8,1% en el 2015? ¿La pobreza se redujo en la ciudad de 32,1% en el 2008 a 17,4 en el 2014 por la siempre inercia de las fuerzas del mercado?
No creo que Manizales ni Caldas estén pasando por una crisis de liderazgo, lo que siento es que este se ha transformado. Es posible que se extrañe el discurso político con retórica grecocaldense, que tanta fama le dio a esta región. Lo que, tal vez, se busca sin encontrar es al mesías, porque no podemos negar que nos encanta esa figura: para alabarlos y crucificarlo, si fuera posible, al mismo tiempo. Pero los nuevos liderazgos regionales no son así, no tienen discurso político con vibrato y su fama es menos unipersonal y más colectiva.
Desde hace más de 10 años, un grupo de personas de la ciudad, diverso en su composición y permanencia en el proceso, se ha venido reuniendo con el fin de identificar cuáles podrían ser las apuestas por el desarrollo de la región. Acostumbrada a leer los foros de los lectores, creo que es pertinente aclarar que este grupo no ha estado conformado solo por señores de los gremios, también ha incluido mujeres, jóvenes, líderes comunitarios y sociales, personas con limitaciones físicas, personas de distintas orientaciones sexuales, sindicalistas, funcionarios públicos, representantes de partidos políticos, académicos, maestros de la educación pública primaria y secundaria, seguramente se me escapan muchos otros. Este proceso ha convergido hoy en el programa Estoy con Manizales liderado por el Comité Intergremial de Caldas, el cual, después de más de 10 años de encuentros y desencuentros, ha generado una convicción pública de que el desarrollo de Manizales y Caldas debe centrarse en el conocimiento y en la inclusión.
De manera paralela y sinérgica las universidades de la ciudad han venido trabajando en un programa de alianza denominado Suma, que busca convertir a Manizales en un campus universitario y posicionarla como un lugar con excelentes condiciones para venir a realizar estudios universitarios. Estos procesos han generado que desde la región se empiece a impulsar modelos nuevos de educación como es la Escuela Activa, el cual no solo se ha exportado a otras ciudades sino también a otros países. Asimismo, algunas fundaciones y organizaciones han identificado la necesidad de acompañar proceso de emprendimiento para la industria del conocimiento, como para otros sectores económicos. Además Manizales cuenta con el Babson College, la universidad con el mejor ranquin del mundo en materia de emprendimiento, como aliado estratégico para la generación de nuevas empresas y puestos de trabajo. Con lo anterior como base, Manizales fue capaz de atraer a los actores necesarios para desarrollar en la ciudad el Centro de Bioinformática y Biología Computacional (Bios) desde donde uno de sus investigadores desarrolla Psycolor, una tecnología por medio de la cual mediante estímulos auditivos, las personas que han quedado ciegas puedan apreciar el mundo que las rodea. Hace un año, con el fin de estimular la innovación, se estableció Neurocity un lugar donde todos podemos ir a que nos ayuden a aterrizar las ideas o a que nos permitan verlas de una manera distinta.
Todas estas iniciativas no se hubieran podido impulsar sin el trabajo conjunto entre el sector público y privado, un paso fundamental para la construcción de este liderazgo colectivo fue romper el tabú de que unos y otros no podían trabajar en equipo. Es fundamental que ese avance no se pierda y se logre seguir trabajando juntos. Si el objetivo es tener un desarrollo basado en el conocimiento así como una ciudad más incluyente, también habría que impulsar otros nuevos liderazgos colectivos; por ejemplo el de los maestros de educación primaria y secundaria, los grupos que trabajan por el empoderamiento de la mujer y la diversidad sexual o aquellos que se dedican a fortalecer el trabajo de las artes y la cultura .
Aquí líderes sí hay, pero estos no se paran en los atriles a improvisar discursos con retórica grecocaldense y elocuentes vibratos. Los nuevos líderes están ahí impulsando el trabajo colectivo y generando ideas que jalonen el desarrollo regional para que la gente se siga sintiendo satisfecha y orgullosa de vivir en Manizales.
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