Tal vez no existe un poder más sereno y movilizador que el poder de la palabra. Y quizás no hay un sentimiento más unificador que el amor. Otro sería el mundo si la palabra desarmada y el amor sincero pudieran detener tantos odios heredados y venganzas sin razón. Puedo equivocarme, pero creo que la Navidad es precisamente para eso: para perdonar, para amar, para intercambiar palabras y no balas, para hacer la paz. Por eso hoy quiero invocar las frases célebres de quienes recientemente nos han invitado a la esperanza y la reconciliación. Son ellas y ellos, con su sabiduría, quienes nos motivan a soñar en este fin de año con un mundo mejor, más justo, más digno, más tolerante, más diverso, más equitativo, más solidario y más sensible ante el dolor ajeno.
Papa Francisco: "La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del amor. Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado".
Malala, Premio Nobel de Paz: "Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores. La mejor manera de luchar contra el terrorismo es muy sencilla: educar a la próxima generación".
José Mujica, expresidente de Uruguay: "Nuestra religión tiene que ser la defensa de la vida. Si sos joven tienes que saber esto: la vida se te escapa y se te va minuto a minuto y no puedes ir al supermercado a comprar vida. Entonces lucha por vivirla".
Gabriel García Márquez (QEPD): "Todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra".
Padre Pacho de Roux: "¿En la sinceridad del corazón puede haber alguien en Colombia que no se sienta obligado por este deber impostergable de terminar la guerra ya y dedicarnos a construir la paz? Llega un momento en que la paz se impone como deber impostergable; como mandato sagrado porque Dios exige que se detenga el culto para que vayamos a reconciliarnos como hermanos".
María Zabala, mujer víctima del conflicto armado: "Yo tenía rabia y ganas de que me mataran pero al ver a mis hijos mi corazón se derritió porque si me moría qué sería de ellos (…) Nadie lloraba, todo era rápido, coja para aquí, coja para allá, eche agua, recoja a los muertos, todo era una confusión (…) Un año les dije se acabó la lloradera. La vida es corta y no vamos a pasarla tristes".
Chespirito (QEPD): "Es desolador ver cómo el amor se está volviendo un artículo de lujo, difícil de conseguir, cuando es algo tan sencillo y natural que debería estar en la mirada de todos".
La invitación entonces en esta Navidad es a creer en la fuerza del amor, como han creído ya los niños y niñas cuyas voces fueron recientemente escuchadas en la Mesa de Diálogos de Paz, quienes cantaron al unísono: "…Es tiempo de reconstruir la montaña bajo el sol, el trueno y el viento guiarán. Si queremos que al final todo vuelva a ser normal, si queremos ver la primavera…vamos a reconstruir el amor, reconciliación por favor".
Coletilla: Les envío mis mejores deseos para el próximo año. Retomaré esta columna en el mes de enero del 2015.
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