Jorge Raad


En tiempo pretérito el ser humano necesitó de otros para el manejo de sus dolencias, se estableció que la prioridad era la persona. Desde siempre se combatió el dolor como una urgencia que requería tratamiento. Luego vinieron otras acciones que pretendían recuperar la función tanto para reintegrar al Homo sapiens sapiens a su grupo humano como para que continuara su vida con más o menos limitaciones individuales, pero siempre en actividad.
Durante siglos no hubo especialistas, ellos son producto de los últimos doscientos años. Lo que antes era una excepción, casi siempre por motivos de la investigación y el ejercicio de una medicina limitada, se convirtió con el transcurso de los años en una realidad importante.
Otro modelo, ya analizado, fue la separación que existió durante una larga época entre médicos y cirujanos, -barberos-, posteriormente integrados en un solo profesional, hasta casi terminar el siglo XX, cuando de nuevo volvieron a separarse por decisión incomprensible de autoridades educativas.
Al estudiante de medicina se le han restringido enseñanzas, teóricas y prácticas, y a los médicos generales les han limitado sus actividades como una consecuencia de lo anterior, con el consiguiente perjuicio de la sociedad al no tener una atención médica completa inicial en los diferentes niveles de las instituciones de atención en salud.
No es el espacio ni el tiempo para expresar otras limitaciones que menoscabaron el concepto de médico general. Definitivamente para formar un profesional médico como el actual, solo son necesarios como máximo cuatro años y medio.
El viernes pasado el viceministro de Salud, médico Fernando Ruiz Gómez, expuso en la Universidad Autónoma de Manizales la nueva Política de Atención Integral en Salud, como una decisión del Ministerio de Salud Pública y Protección Social, divulgada desde enero pasado.
En el extenso documento hay temas que merecen un análisis detallado, por cuanto se pretende que el ciudadano tenga con respecto a sus dolencias una ruta de atención expedita, que elimine ese escabroso camino en lo cual se ha convertido el alivio para una enfermedad sencilla o una compleja, que lo lleva a pérdida de días o meses o lamentable e injustamente hasta años, comprometiendo absurdamente la vida.
Fue contundente el funcionario al revelar públicamente el distanciamiento real, ya conocido, entre los ministerios de Salud y Educación, en los programas de salud universitarios y más propiamente en medicina. A los médicos no se les puede formar para un gobierno o un Estado que modifica sus normas con una facilidad asombrosa.
No, el médico general debe ser universal, que trascienda en todos los aspectos de la ciencia, la tecnología, el arte y la ética. Para ello sí necesitan seis años y una excelente práctica, modificando radicalmente lo que existe hoy.
Definir dos niveles de atención es un paso trascendental y mucho más si la integralidad en la atención de pacientes es la meta. De nuevo el tema de parteras y promotoras sale a integrar el sistema de atención en salud. Mala la hora en que Caldas abandonó estas estrategias, cuando se tenía un panorama de salud pública diferente.
El reconocimiento de la deficiente preparación del médico llevó al Ministerio de Salud a consignar cambios para la atención integral, mediante estrategias que titula como reforzamiento, una palabra con muchas interpretaciones y posibilidades prácticas, en la formación del médico general y su compromiso comunitario.
Viene la acción de reforzamiento que indica que el sector de la salud tendrá a su cargo la complementación de los perfiles de los funcionarios, en ejercicio, dedicados a la atención de pacientes y comunidades. ¿Y el Ministerio de Educación y las universidades qué harán de inmediato?
Reforzar es diferente a modificar en esencia. Hay necesidad de rediseñar currículos modernos centrados en el paciente y su entorno, para darle al médico general toda la capacidad autonómica para atender y resolver los problemas de salud del 90% de los pacientes que solicitan atención por primera vez para su dolencia.
Un buen médico general es un excelente médico familiar. Lo demás son bagatelas y connotaciones económicas.
¿Alguien recuerda a la Universidad del Valle en la década de los 60?
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