Jorge Raad


La importancia de la educación en los pueblos modernos no tiene discusión. Casi ninguno duda que la escolarización de las sociedades trae más temprano que tarde ventajas individuales y colectivas. Ya se han dejado atrás las coberturas bajísimas de alfabetismo que imperaron en Colombia hasta la década de los años sesenta, cuando quienes alcanzaban niveles avanzados de instrucción era un grupo seleccionado de personas.
En el mejor de los casos, uno o máximo dos integrantes de una familia llegaban hasta el bachillerato, y muy pocos representantes de una determinada sociedad alcanzaban los estudios universitarios. Todo ello se reducía aún más si se vivía en conglomerados diferentes a las diez o doce capitales de los departamentos en donde existía una universidad, y todavía se disminuían más las posibilidades si los recursos eran escasos tanto que solo les permitía un vivir con lo mínimo en medio de la estrechez cotidiana.
Pero el país, y más propiamente sus habitantes, se dieron cuenta de la necesidad de ampliar la cobertura de la educación y comenzaron a exigir más centros de enseñanza, a hacer esfuerzos titánicos para enviar a sus hijos a colegios y universidades, y a confiar en la calidad de lo que recibían sus hijos en cumplimiento de los planes educativos.
Los que se educaban comenzaron un círculo solidario para permitir que sus hermanos y posteriormente sus hijos pudieran alcanzar un nivel superior educativo que definitivamente les cambiaba su vida. Lamentablemente, a veces olvidándose de sus familias o su tierra. Hasta aquí todo es conocido y los viejos reconocen perfectamente estos hechos.
Hoy, el panorama de la cobertura de los ciclos educativos en todos los niveles es totalmente diferente y hay cifras reconfortantes. Inclusive la universitaria y la técnica tienen logros de inmensa importancia.
La calidad que debiera estar integrada a la cobertura sigue un camino divergente a pesar de los esfuerzos que se hacen, pero justo es reconocerlo varias universidades y centros tecnológicos han logrado una asociación que enaltece su labor y permite a sus egresados obtener una verdadera dimensión formativa.
La estrategia presencial en donde se encuentran simultáneamente el estudiante y el docente ha traído innumerables beneficios comenzando por ese contacto permanente e indispensable entre ellos, lo que les permite integrarse en una misión indisoluble profesor-alumno. Ahí comienza la formación hecho muy distante a la sola instrucción.
Es absolutamente enriquecedor, si se comprenden y desarrollan los verdaderos papeles, el encuentro entre el estudiante y su maestro, porque en ello se convierte la persona que entrega todo de sí en el cumplimiento del deber y la búsqueda de mejores seres humanos.
Sin embargo, la tecnología, imparable e imprescindible, popularizó desde hace seis décadas los nuevos sistemas de audio y video, hoy modificados y perfeccionados, al alcance de la inmensa mayoría de los colombianos, la prueba está a su lado.
El valor de las nuevas estrategias de instrucción debe retroceder hasta Radio Sutatenza, y su impacto en el pueblo especialmente el campesino, que modificó al país.
Poco a poco se impuso la instrucción a distancia mediante los sistemas audiovisuales modernos, el empleo de este mecanismo denominado virtual, al alcance de todos, en tiempo real y no real, ha sustituido innumerables auditorios.
Pero aparece una pregunta: ¿Instrucción virtual, lo que pueda llegar a todos los rincones y a todos, es igual a formación presencial? Jamás. Por las características de los seres humanos no hay formación integral virtual, a pesar de todas las estrategias de interconexión.
La presencia del maestro frente a su estudiante no puede ser reemplazada por otra figura. Sus mutuas miradas; gestos, palabras; ademanes; captación inmediata de circunstancias; la interrelación entre estudiantes y la percepción de sus comportamientos reales o ficticios entre ellos; la distancia cercana y el contacto físico entre estudiantes y, ellos y el docente, son momentos que forman, dejan recuerdos y se convierten en matrices para los comportamientos venideros de estudiantes y profesores.
Hay otros motivos por los cuales la educación virtual se impone. Tema de análisis.
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