Jorge Raad


Entre la medicina y los médicos existen diferencias, la mayoría de las veces muy sutiles, en ocasiones indistinguibles para la sociedad, porque ésta para sus propósitos no establece una real distinción entre el sujeto, médico, y su obra, la medicina.
Si a lo anterior se añade el término salud, el panorama se amplía e introduce más confusión, por cuanto salud es una concepción integral de bienestar, en lo que están comprometidos otros profesionales no médicos, otras disciplinas e infinidad de acciones que contribuyen a mejorar a los seres humanos, al menos desde el enfoque físico, psíquico, intelectual y espiritual, si se permite el término y la connotación del mismo, para así determinar su estado o de una comunidad, que no siempre equivale a la sumatoria de las personas.
Los médicos son seres humanos como cualquiera, de allí que su comportamiento se establece dentro del amplio rango que se espera de las personas, quienes están lejos, muy lejos, de tener conductas que se puedan encasillar en fórmulas matemáticas, tanto en presente como en extrapolaciones futuristas.
El nonagenario médico mexicano Ruy Pérez Tamayo, humanista y académico por excelencia, autor de muchos escritos sobre ciencia, tecnología, ética y educación. De ellos: Emocionantes como El Viejo Alquimista, filosóficos como Tres Variaciones Sobre la Muerte o vigentes como Salud y Enfermedad. En el libro, Ética Médica Laica, 2002, se refiere a un artículo escrito por R. Ascher en 1949, en la prestigiosa revista médica norteamericana: TheLancet, sobre el ilimitado número de pecados médicos, pero se concentró en solo siete. Posteriormente otro médico mexicano, el reconocido Luis Sánchez Medal, los completó a once en 1960. Oscuridad, por el lenguaje incomprensible; Crueldad, bajo dos formas: psicológica para con el enfermo y física por la brusquedad en sus maniobras; Mala educación con sus pacientes, traducida en no escuchar, sequedad y no apoyo; Especialización, consecuentemente abandono de la atención integral del enfermo; Amor a lo raro, lo que llevaba primero a enfermedades infrecuentes y luego a lo más probable; Estupidez, por si sola se explica; Pereza, traducida en negligencia.
Los agregados fueron: Afán de lucro; desorientación, cuando sabe más de genética avanzada que palpar e identificar un bazo aumentado de tamaño; discriminación, cuando falta amabilidad con el paciente y barbarismo, como el manejo del lenguaje para confundir y descrestar.
Lo que hay que evaluar es si ello se repite en la actualidad con los médicos que están ejerciendo. Las respuestas solo las tienen realmente, en toda su dimensión, los pacientes y quienes los acompañan ya sea a la consulta, a los procedimientos, a las salas de hospitalización o a las unidades quirúrgicas. Para no incluir a quienes administran la salud o quienes son auditores.
Ahora, de lo que no hay duda es la presencia de los defectos mencionados abajo, por quienes ejercen medicina, haciendo la salvedad que todos no están libres de culpas y que hay muchos propietarios de una excelsitud que los hacen diferenciarse aunque casi todos ellos son discretos, lo que los hace más valiosos. Indiferencia, frente a las actividades gremiales y académicas; Pusilánime, ante lo que acontece con su ejercicio profesional aceptando condiciones y manipulaciones indebidas; Apatía, ante las nuevas tendencias en educación médica; Seducción, ante la tecnología; Carencia de entendimiento ante la preeminencia actual del paciente.
Cualquiera que sea el pecado, uno o varios porque puede ser posible, solo los puede combatir el mismo médico mediante un acto sincero del propósito de la enmienda, algo muy olvidado en el mundo moderno porque todo trata de ser explicado y seguidamente justificado con cargo a terceros.
El paciente puede hacer una tarea de extraordinario valor, cuando trate de llegar al médico sin conflicto y sugerirle que hay otros mecanismos para ser tratado como desea, sin que se pierda la autoridad necesaria para conducir un caso específico. Los superiores, los profesores y los colegas, son los otros que pueden ser de inmensa ayuda.
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