Jorge Raad


Sin lugar a dudas todos los estudios que se realizan para ejercer una profesión, incluyendo los religiosos, necesitan de un componente práctico que depende de muchos factores.
Sin la práctica, quien se proponga obtener una certificación profesional o ejercer un oficio técnico será un teórico con una elevada posibilidad de equivocarse, con el correspondiente perjuicio de su actividad que tarde o temprano involucrará un ser humano.
Hay profesionales que necesitan de una intensa práctica durante sus estudios, que les permitan un ejercicio con pericia para salvaguardar su profesión. Entre ellos están: Medicina humana y veterinaria; odontología; enfermería; agronomía; terapias, antropología, geología; derecho; mecánica, ingenierías,... la lista es extensa.
Cuando las prácticas están comprometidas por ser parciales, no repetitivas y sin análisis serios de los resultados, se produce un distanciamiento entre lo que desea la sociedad de sus profesionales y lo que ofrecen quienes ejercen.
Los profesionales deben estar suficientemente capacitados por las universidades en todo aquello que corresponda a la Lexartis, el estado del arte, de cualquier profesión, lo que equivale a considerar que quien exhiba un título, debe tener un mínimo esencial de preparación, que le permita un trabajo digno en lo cual pueda confiar cualquier persona.
Otro ángulo del problema es la existencia natural de grados de calidad que existe entre seres humanos que ejercen una profesión. Ni todos los profesionales tienen las más altas calificaciones posibles, ni tampoco todos detentan las mínimas.
No existe lo absolutamente suficiente y permanente en el tiempo. Los profesionales necesitan de educación continua, teórica y práctica. Sin ella, el tren de la actualización los deja, se vuelven obsoletos y los errores comienzan a aparecer.
La medicina es un ejemplo clásico de lo anterior. En su preparación adecuada debe existir un buen centro de atención en salud, sea universitario o no.
Con motivo de la necesidad de un ente de atención en salud universitario para Manizales, se han expresado infinidad de consideraciones y se ha invertido, o gastado, mucho tiempo.
La semana anterior apareció una noticia en LA PATRIA, informaba que el Hospital Geriátrico de Manizales convocaba a las universidades de la capital caldense a definir su apoyo, especialmente en infraestructura y dotación.
Nadie puede negar la necesidad de contar con hospitales o clínicas que ofrezcan servicios de salud de calidad inigualable. Por lo tanto con vinculación universitaria o sin ella, las instituciones deben estar en capacidad de atender a los seres humanos con los mejores estándares.
Bien que se convoque a las universidades a fortalecer la institución de salud. Con la presencia efectiva de la universidad, continua en el tiempo y permanente en las 24 horas, la entidad Prestadora de Servicios de Salud, IPS, adquiere una categoría relevante, sin que llegue a ser universitario, para lo cual se requieren condiciones especiales.
La unión hospital-universidad(es),- universidad(es)-hospital-, debe ser planeada y estructurada bajo la concepción de que ambos tendrán réditos invaluables. Los beneficios que se obtendrán serán con el único fin del servicio a la sociedad y lo que se realice allí debe tener el sello imprescriptible de la calidad.
Los directivos de las instituciones deben congregarse alrededor del ideal trabajo conjunto bajo las premisas de las decisiones afirmativas: Académicas, asistenciales, técnicas y políticas, en seguimiento de entidades altamente cualificadas.
Las condiciones deben plantearse, analizarse y adoptarse con el criterio de que ninguno le hace un favor al otro, todo el camino para lograr una entidad nueva fortalecida.
La gran riqueza e incomparable aporte de las universidades radica en el talento humano, el manejo académico, técnico y tecnológico moderno.
Las entidades asistenciales aportan lo mejor en talento humano, infraestructura, dotación y logística.
¿Cómo se debe administrar? Hay varias estrategias, la seleccionada debe ser adoptada en conjunto aunque las partes se responsabilicen de determinadas áreas.
En resumen, la integración es asunto de determinación incontrovertible, diálogo franco y amplio; entrega sin límites y perseverancia ante todo problema. La unión no siempre significa hospital universitario.
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