Jorge Raad


La honradez debiera ser proverbial en la vida de cualquier ser humano, sin importar donde se desarrolle su actividad, ese es un legado de los ancestros y explorando los acontecimientos que rodearon sus ejecuciones se encuentran hechos que confirman la práctica del respeto por sí mismo, por la familia y por todos aquellos quienes lo rodeaban.
La honradez, era una impronta innata heredada a su vez de sus progenitores dentro de una formación estricta basada, en el medio colombiano, en los principios religiosos e institucionales de variada índole con evidentes muestras de respeto por los demás.
La honradez no puede ser selectiva aunque puede tener facetas que ayudan a explicar falsas apreciaciones sobre el proceder de cada quien. Porque contra la honradez actúan diferentes fuerzas e inclusive es un buen tema para la difamación de quienes por sus comportamientos, en diferentes aspectos de la vida cotidiana, o liderazgos, se quieren combatir.
Sin embargo, en la vida académica de cualquier nivel de la educación, la honradez debiera ser un principio diáfano e inconmutable. La norma debiera acompañar inexorablemente durante el resto de vida a quienes pasaron por las aulas.
Ahora, con la denuncia al rector de una importante universidad española de haber plagiado en sus trabajos de investigación y luego ampliada la acusación a una de las tesis para optar por el título de doctor, es necesario que los centros de educación del país adopten medidas para evitar esta práctica en los trabajos académicos. La tarea no es sencilla.
La hipótesis es: No hay plagio en los centros de educación en Colombia. La confirmación o negación de la misma demanda una extrema y explícita sinceridad en la determinación para investigar si se ha faltado, ante las posibles denuncias, a la honradez académica. En este tópico hay quejas temerarias.
No es cierto que el plagio sea más grave en un profesor que en un estudiante, aunque los efectos sean diferentes. En el primer caso, los docentes obtendrían réditos en el: Prestigio, los ascensos en el escalafón, la producción, la contratación y la remuneración. En quienes están en la vía de obtener títulos, los reconocimientos estarían en la facilidad para obtener éstos o en las calificaciones o premios durante el proceso formativo.
Lo que sí es cierto, es que el plagio tiene diversas intensidades y facetas aunque el fraude sea sólo uno, las sanciones pueden ser diferentes. También es cierto que el plagio puede ser realizado por terceros con fines no conocidos por el plagiado o el plagiador.
¿La copia en un examen se puede clasificar como un plagio? No. Es un fraude, así como lo son los trabajos realizados durante los cursos que no dan origen a publicaciones debidamente certificadas.
De todas maneras existe un límite muy tenue entre plagio y fraude. Quien plagia comete fraude pero no todo fraude es plagio. A los estudiantes hay que exigirles el respeto por las obras de los demás, aún estén lejos. Muchos se aprovechan de las fuentes poco consultadas, y descarada y abiertamente con las más populares, durante el proceso de cortar y pegar, al mejor estilo de un collage, indiscriminadamente, inclusive con errores del original como al parecer lo ha hecho el rector bajo investigación.
Los investigadores universitarios y de cualquier otra vinculación, deben entender que su título debe estar refrendado por las condiciones personales de la más elevada calidad. Las palabras, los sonidos y las imágenes, deben contener el respaldo de una absoluta honradez.
Sólo con la franqueza respaldada en la verdad podría valorarse efectivamente la importancia de los resultados de él y su equipo de labor. Son pocos los investigadores solitarios, quizá en algunos temas en donde el razonamiento individual es lo fundamental, en quienes se debe dar la honestidad a prueba de cualquier falacia, diferente a controversia.
El estudiante debe tener en su profesor la imagen de una persona absolutamente íntegra que no entra en actividades que distorsionan el ejemplo de una formación completa. Si ello no se logra, la corrupción impera porque plagiar es una forma corrupta de actuar.
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