Los términos: paciente y padeciente(sic), son tratados en el editorial, Rafael Cordero, y un artículo, Marco Antonio Cardozo y colaboradores, en la Revista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, correspondiente a septiembre y octubre. Dos palabras con significados aparentemente iguales, pero que en realidad tienen dos connotaciones disímiles si se interpretan apropiadamente. ¿O, será a la inversa?

Toda persona que sufre un padecimiento o enfermedad debe llamarse: paciente, que es el nombre apropiado para quien se aleja de la concepción y disfrute de salud plena, difícil de lograr en tiempos actuales, pero no es imposible. No se debe volver a emplear la peyorativa denominación de usuario, un embeleco derivado de las leyes colombianas, utilizada pomposamente por casi todos los administradores, y funcionarios del sector, inclusive por médicos, cuando una persona acude a solicitar servicios de salud.

El paciente en sentido estricto padece de una enfermedad, cualquiera, por el tiempo y gravedad que sea. De allí que la enfermedad hay que diferenciarla del enfermo. Desde el enfoque humano, no hay dos enfermos iguales y las enfermedades, a pesar de lo que expresen los libros y los sistemas, son diferentes en cada paciente. Lastimosamente a veces se olvida.

En Colombia al paciente lo agrede todo el Sistema de Salud, que es un enredo y le agrega más enfermedades ante las dificultades, incongruencias, falacias, negligencias y todo lo que se le pueda añadir a un paciente condenado a la ignominia por la pérdida de su dignidad que avanza injustamente hasta una muerte considerada evitable, por la indolencia desde administradores hasta el más humilde funcionario de la salud.

Las conclusiones del trabajo tienen aspectos que son plenamente reconocidos en la medicina moderna al diferenciar entre una enfermedad aguda y una crónica y su impacto en el paciente. No es lo mismo una apendicitis que un cáncer. Ello se enseña desde la formación médica.

Otro corolario del artículo establece que hay pacientes con procesos crónicos que necesitan equipos multidisciplinarios para su manejo, eso es evidente en todos los casos y hay que agregar que también en los procesos agudos son igualmente necesarios estos grupos de investigación, análisis, diagnóstico, terapia y rehabilitación del paciente.

Pero la discrepancia mayor con los autores se observa cuando ellos proponen denominar paciente a las personas con enfermedades agudas incluyendo las denominadas transmisibles. Dejan el término padeciente(sic) para quienes sufren de procesos crónicos.

Todo ello no es sino conceptos emitidos por quienes estando en su derecho de pensar, analizar y proponer, lo hacen de manera que sustentan académica y rigurosamente, según sus consideraciones, los motivos que los han conducido a esos planteamientos.

En contraste en Colombia, hay muchas Escuelas de Medicina en donde pasan meses y meses sin que sus directivos, profesores y estudiantes, no escriben una sola letra ni pronuncian una palabra ni demuestran un gesto, que les permita tanto a los académicos como a la sociedad en general, evidenciar que ellos tienen planteamientos de conformidad o de discrepancia con lo que sucede a los habitantes de la tierra ya sean cercanos o lejanos a sus sedes habituales. ¿Cuántos docentes entregan directrices sobre los problemas de salud de los ciudadanos?

Un ejemplo de hace 96 horas: Una mujer de provincia tiene que reclamar sus medicamentos cada mes. La fecha de la entrega corresponde al sábado, cuando se le terminan sus tabletas e inyectables, víspera de dos días festivos continuos. No le entregan las nuevas dosis hasta el martes, primer día hábil. Mientras tanto debe comprar empaques completos de la medicación, no hay fraccionamiento, le cuestan 156 mil pesos y aún si le costaran 5 mil, no hay derecho a esa limitación, impuesta por personas sin criterio en donde las máquinas les imponen las maneras de actuar, para no expresar que pueden existir otros factores denigrantes. Esta paciente y si el término se permite es una padeciente del Sistema de Salud de Colombia.

Nota: Una respuesta seria: El profesor Manuel Patarroyo expresó que Colombia no está preparada para emergencias sanitarias.