Jorge Raad


Cada vez con más énfasis, los universitarios en sus diferentes actividades como la administración, la docencia, la investigación, la proyección social y varios exrectores, emiten sus conceptos desfavorables, en público y privado, relacionados con el extenso documento: Acuerdo por lo Superior 2034, preparado por el Consejo Nacional de Educación Superior, CESU, publicado en julio del 2014.
El documento trataría, en el mejor de los casos, de servir de marco teórico a la nueva y necesaria reforma a la Ley 30 de 1992 de Educación Superior. El último intento de modificación fue un absoluto fracaso del gobierno de Juan Manuel Santos, obligado a retirar el proyecto del Congreso.
Comienza con un aporte del filósofo y sociólogo francés, Fernando Morín que tituló textualmente: La Finalidad del Proceso Educativo en la religación ética del sistema. Destacándose varios textos: Curar la ceguera del conocimiento. Garantizar conocimiento pertinente. Enseñar la condición humana. Enseñar la identidad terrenal. Enfrentar la incertidumbre. Enseñar la comprensión y finalmente, La ética del género humano.
Del documento se extrae la Misión, definida así: El sistema de educación superior colombiano es uno de los principales ejes de la transformación y de la movilidad social, base del desarrollo humano sostenible, social, académico, científico, económico, ambiental y cultural de nuestro país.
Igualmente aporta la Visión: Para el año 2034 el sistema de educación superior será uno de los pilares sobre los cuales los colombianos habremos construido una sociedad en paz (justa, culta, democrática, solidaria, próspera, competitiva e incluyente), en la que convivan digna y pacíficamente ciudadanos libres, éticos, responsables y productivos.
Los temas que considera el CESU importantes son: Educación inclusiva: acceso, permanencia y graduación. Calidad y pertinencia. Investigación. Regionalización. Articulación de la educación media con la superior en el camino a la educación terciaria. Comunidad universitaria y bienestar. Nuevas modalidades educativas. Internacionalización. Estructura y gobernanza del sistema y termina con: Sostenibilidad financiera del sistema.
Como bien lo expresa el mismo CESU en las conclusiones, el Acuerdo no es una meta sino un comienzo. Con ello derrumba toda crítica en el sentido de tomar el documento como una norma vigente y agrega, afortunadamente, que no es un documento de reforma de ley, con esta afirmación de nuevo destruye todo análisis permeado por los sesgos personales, políticos, académicos y administrativos, porque aunque no se reconozcan, existen.
Estas intromisiones producen serios trastornos al Sistema de Educación Superior, en la medida que defienden a ultranza castillos impenetrables. Hay que considerar el blindaje, imperdonable, que conduce a la inalterabilidad de lo existente, cuando por múltiples razones no se permiten las reformas para bien, al menos esa debe ser la intención, en donde las posiciones personales y de gremio dominan radicalmente.
La Educación Superior, debe ser dinámica en la medida en que la ciencia, la tecnología y el arte producidos en la universidad o en otras entidades, las deben incorporar a sus contenidos formativos en docencia, investigación y proyección social. De otro lado tiene que ser ortodoxa en cuanto al reconocimiento del ser humano, al cual se debe íntegramente, como el centro del universo.
Los Consejos Superiores en pleno y sus consejeros en particular, de las instituciones de Educación Superior, incluidas las universidades, tienen la obligación de analizar íntegramente el documento. A pesar de todo, tiene importantes aproximaciones para el presente y futuro.
No todo merece ser aplicado pero debe contrastarse con las ideas y normas vigentes para proyectar las nuevas políticas, no simples discursos politiqueros o de ignorantes, de Educación Superior en Colombia y acabar con la colcha de retazos que exhiben no pocas entidades dedicadas a la formación avanzada de quienes habitan en el país, comenzando por la urgida retroalimentación a los niveles previos.
No hay que creer que todo se soluciona con más apoyo financiero ni con la trajinada democratización, ello puede ser un espejismo, que distrae de lo esencial. El país está urgido de una sólida política en Educación Superior, que trascienda.
Nota: El Estado representa y se debe a todos, lo particular a unos pocos. Ello no se puede olvidar en los Sistemas de Salud.
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