Jorge Raad


Hace 55 años el conocimiento sobre la hepatitis estaba limitado a pocos conceptos que permitían dividir en dos las causas de la enfermedad viral clásica: Infecciosa, principalmente transmitida por la vía fecal-oral, y Sérica contraída por medio de inyectables. Existen otras etiologías de hepatitis incluyendo otros microorganismos, medicamentos, tóxicos y procesos autoinmunes.
Se rememora la señora que andaba el pueblo de mañana a noche, por todos los rincones y aplicaba toda clase de inyecciones, transportando una caja metálica pequeña con jeringas de cristal y agujas reutilizables y romas, con una precaria esterilización. ¡Ay, no! ¡Qué peligro!
Luego se identificaron contundentemente los virus causales, denominados virus A y virus B a los agentes etiológicos de las hepatitis infecciosa y sérica.
Posteriormente fueron identificados los virus C, D y E. Algunos discuten la existencia de virus: F, G y otros, que todavía son tributarios de investigaciones virales, epidemiológicas y clínicas.
No está muy atrás la utilización del término Buenamoza, ¡sin perspicacias!, atribuido al color amarillo de la piel -especialmente de la cara-, debido a la lesión hepática como resultado de una hepatitis viral.
Las investigaciones han probado la estrecha relación entre los virus de las hepatitis B y C con cáncer de hígado, fibrosis hepática y cirrosis.
La necesidad de controlar la hepatitis condujo a la producción de vacunas contra los virus A, B y recientemente China inició en el 2011 la inmunización contra el E. La hepatitis viral, la producida por el D, estrechamente ligado al B, lleva a una infección letal y rápida.
El diagnóstico de hepatitis viral además de los antecedentes, signos y síntomas clásicos, se basan en estudios de laboratorio para identificar los microorganismos o sus anticuerpos correspondientes fundamentalmente de los virus A, B, C y D.
La prevalencia es el total de casos, nuevos y antiguos, en una fecha dada en una región o población determinada, que para hepatitis es de 400 millones de enfermos en el planeta, dato de gran ayuda para entender las cifras.
Un importante, actualizado y completo estudio publicado el sábado anterior en The Lancet, escrito por Jeffrey Stanaway y colaboradores, indica que las hepatitis virales son responsables de lesiones letales y discapacidades tanto como el Sida, tuberculosis o paludismo. Así mismo, los virus B y C, son responsables en el planeta por el 90% de las muertes por hepatitis.
Un hecho confirmado son los casos asintomáticos de hepatitis que terminan en una fase crónica que se identifican finalmente por los desarrollos de las lesiones terminales, incluyendo trastornos neuropsiquiátricos con antecedentes de una infección por el virus C.
La generación de cáncer y cirrosis de hígado terminan en discapacidad y muerte. Existe una medida técnica para identificar los años de vida perdidos por estas causas.
El número de muertes por hepatitis en 1990 fue de 895 mil y en el 2013 la cifra fue de 1.454.000, 63% mayor. Los años perdidos por los pacientes, un indicador técnico, para las mismas fechas fueron 31,7 y 42,4 millones, respectivamente. Son cifras concluyentes del problema.
En los mismos años, 1990-2013, las dos más importantes causas globales de muerte fueron la enfermedad isquémica del corazón y la enfermedad cerebrovascular.
Todo lo anterior indica que es necesario fortalecer el desarrollo y utilización de medicamentos antivirales nuevos. A ello agregar la importancia de la vacunación contra hepatitis B y A y en un futuro contra la E. Aunque los virus A y E, no son tributarios de lesiones crónicas, y en general son procesos bien tolerados por los pacientes y la mortalidad es mínima, nunca es cero.
Por ahora no hay vacuna contra la hepatitis C. Existen medidas sanitarias para disminuir su impacto. De la hepatitis D se han identificado brotes epidémicos en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Los investigadores insisten en la necesidad de aportar mayor financiación a los programas para erradicación de las hepatitis virales y salvar entre el 2016 y 2030 a 7 millones de personas.
Ayer fue la gelatina sin límite como alimento. ¡Uy! Hoy es una dieta balanceada a gusto del paciente.
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