Siguen apareciendo las conclusiones facilistas de lo ocurrido en el presente año. Casi todos los medios masivos de comunicación han iniciado las informaciones sobre 5, 10 o 100 personajes o hechos que han trascendido en el 2016. Llegan títulos con importantes despliegues de imágenes actualizadas y un resumen del motivo por el cual están en la lista. Lo obvio arrasa.
Jamás habrá una lista perfecta para personas con independencia mental y criterio propio, sobre el entorno general, su vida personal, familiar y social. Siempre faltará o sobrará alguien o algo, en las listas conductivas. En la mayoría de ellas existen intereses variados.
Dependiendo de la cobertura del escalafón: Local, regional o nacional, podrán estar amigos, conocidos o simplemente enterados de su existencia, aunque en esta última clase casi no habrá nadie porque de lo contrario posiblemente dejará de ser sujeto de mención pública. 
Y, en sentido estricto hay muchos que merecerían los galardones del reconocimiento pero sus personalidades o la injusticia que se utiliza para dar a cada quien su lugar sin que predominen sentimientos antisociales, los olvidarán.
Igual sucede con los hechos pero en ellos puede existir una mayor objetividad por muchas razones, sobre todo si se separa la persona de su obra y ésta es la destacada. De todas maneras, detrás de cada obra existe uno o varios seres humanos como una acción única de primera vez o en cadena a través de los años. 
Los hechos agrupan más conceptos favorables e indudablemente parten del beneficio que todos puedan recibir o que se beneficie una parte especial de la población, la cual es considerada merecedora de las mejores obras como son los niños, las futuras madres, los seres humanos discapacitados y en general todos.
A los estudiantes de medicina se les inculca la permanente necesidad de la autoevaluación debido a que es el inicio del indispensable proceso de la mejoría continua como persona y profesional. Ello debe partir de la sinceridad extrema que debe estar presente en un médico.
También, todos los seres humanos debieran ser proclives a un análisis permanente de su vida. Sin listas, sin tiempo definido y sin caer en el extremo que ello se convierta en una pena agobiante y menos que le impacte en su conducta llevándolo por un camino equivocado buscando enderezar lo que considere debe ser corregido. 
En varias ocasiones los exámenes sobre la vida necesitan de apoyo externo, y en ese caso existen varios profesionales que le pueden ayudar. La consejería no siempre equivale a debilidad, en un buen número de casos es muestra de entereza frente a lo que puede ser considerado erróneamente como flaqueza.
Apoyar o estar en desacuerdo con lo que otros expresan es más fácil que hacer confrontaciones internas, no obstante se piense lo contrario, porque aunque no haya quien favorezca o controvierta públicamente el discernimiento íntimo, éste puede estar sesgado por la consciencia.
Muchos quisieran estar en las listas, con sus nombres voceados o escritos, con o sin sus imágenes difundidas, quizás a todo color y desde el mejor ángulo fotogénico. Entre ellos algunos con fuertes razones para desear el personal reconocimiento público o el encumbramiento de sus obras del 2016 o el total de ellas a través de la vida, lo cual se reconoce poco, salvo en algunos premios especiales otorgados en otras épocas durante el año. 
Otros por ningún motivo, en su fuero interno absolutamente respetable y entendible, desean hacer parte de listas, a pesar de sus importantes contribuciones y sacrificios en bien de la comunidad, porque si no es el trabajo por los demás el motor de vida, su existencia sería un vacío enorme y ni siquiera hay que mencionarlos, salvo los anacoretas, en amplio sentido,  dedicados a pensar o trabajar para los demás en la más absoluta soledad. 
Nota 1. ¡Lo que faltaba en la era del dinero a toda costa: Revistas académicas tildadas, con argumentos, de depredadoras!
Nota 2. Otro año sin verdadero hospital o clínica universitaria.