Efraim Osorio


‘Tajante’ es el participio presente o activo del verbo ‘tajar’ (del latín vulgar ‘taleare’, ‘cortar, rajar’), que significa “cortar con hacha, cuchillo o instrumento semejante”). ‘Tajante’ es un carnicero, porque es ‘el que corta’; figuradamente, se pueden considerar ‘tajantes’ un ‘no’ definitivo, una respuesta categórica, el ademán o el gesto con el que se pone fin a una discusión, o la persona que acostumbra portarse de esa manera. Sus sinónimos son ‘cortador, rasgador; categórico, concluyente, concreto, incisivo, contundente, terminante’. Al ‘cáncer’ no se le puede aplicar ninguno de esos adjetivos, como lo hizo el presbítero Efraín Castaño en esta frase: “Isabelita perdió un día a su pequeña hija por el tajante ataque del cáncer” (LA PATRIA, 27/1/2016). El ‘cáncer’ (del latín ‘cancer’, ‘cangrejo; llaga, tumor maligno; cuarto signo del zodíaco’) es una enfermedad ‘progresiva’, pues comienza con una o varias células infectadas por una sustancia cancerígena, que, paso a paso e ininterrumpidamente, invade los tejidos vecinos en un largo proceso hasta su desenlace que, casi siempre, es fatal. Nota: ‘niña pequeña’ es un galicismo, como lo expuse hace poco. ‘Niñita’ es el diminutivo castizo de ‘niña’.
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Dos titulares, dos gazapos, a cual más conspicuo: El primero, de El Tiempo: “Comprar ropa hace feliz a los colombianos, según un estudio” (3/2/2016); el segundo, de LA PATRIA: “Tasas de interés bajarían solo hasta el 2017” (1/2/2016). En el titular de El Tiempo hay una falta de concordancia tan evidente, que es increíble que hubiese pasado por el colador: si ‘colombianos’ es plural, su adjetivo también, así: “…hace felices a los colombianos”. Este error es más común con el adjetivo ‘capaz’, por ejemplo, “no son capaz de entender”, cuando lo correcto es “no son capaces”. Elemental. En el de LA PATRIA, que, según el redactor, lo dijo el economista José Manuel Restrepo, el empleo equivocado de la preposición ‘hasta’ es clarísimo, pues su oficio en la oración es “expresar el término de tiempo, lugares, acciones o cantidades”, es decir, que indica cuándo se acaban (“hasta que San Juan agache el dedo”), no cuándo empiezan, que, supongo, fue lo que el economista quiso decir de las tasas de interés. Para expresarlo debidamente, debió echar mano de la preposición ‘desde’, cuyo oficio en la oración es “denotar el punto, en tiempo o lugar, de que procede, se origina o ha de empezar a contarse una cosa, un hecho o una distancia”. Esta corruptela es muy común, pero, en este caso, como en muchos otros, el uso no la hace correcta.
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‘Controvertir’ (“discutir un asunto”) es un verbo irregular que se conjuga como ‘advertir’, porque cambia la ‘e’ de su raíz’, advert-, unas veces por el diptongo ‘ie’ (‘advierte’); otras, por ‘i’ (‘advirtiera’), norma gramatical que olvidó el corresponsal Clemente Cubillos Rodríguez en esta súplica: “Rogaría que alguien controvertiera mis puntos de vista” (LA PATRIA, Voz del lector, 28/1/2016). Estos verbos pertenecen a la novena clase de verbos irregulares, según la clasificación de don Andrés Bello, de los cuales dice: “Tienen estas irregularidades los verbos cuyo infinitivo termina en ‘ferir, gerir o vertir’, y además ‘arrepentirse, herir, hervir, mentir, requerir y sentir’, con sus respectivos compuestos”. Según estas nociones, la frase del columnista, castiza, es así: “Rogaría que alguien controvirtiera…”. La lógica de nuestros verbos irregulares es irrebatible.
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‘Embestir’ es otro de nuestros verbos irregulares, que se conjuga como ‘pedir’, y pertenece a la tercera clase de la susodicha clasificación. Estos verbos cambian la ‘e’ de la raíz en ‘i’, por ejemplo, ‘pido, pides, pide’; ‘embisto, embistes, embiste’. John Harold Giraldo Herrera, comentarista de cine de LA PATRIA, confundió la segunda persona del presente de indicativo de este verbo, ‘embistes’, con la acción del mismo verbo, ‘embestida’, en este comentario: “…aunque lo más cautivante es la persistencia de Glass contra los embistes contra sí mismo” (26/1/2016). “…contra las embestidas…”. Además, la repetición de la preposición ‘contra’ en una misma frase es disonante. Debió, entonces, buscarle la comba al palo. Nota: En sentido figurado y familiar, ‘embestir’ es “acometer a uno pidiéndole limosna o dinero prestado, o bien para inducirlo a alguna cosa”. Estas ‘embestidas’ las sufrimos diariamente.
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