Efraim Osorio


La inmensa mayoría de los vocablos de nuestro léxico son acentuados; poquísimos, no, por lo que se llaman ‘átonos’. Pero no todos los acentuados llevan ‘tilde’, porque son diferentes el ‘acento’ y la ‘tilde’ (‘acento ortográfico’). En la Patria Chica, en su sección ‘Tips, para salir de dudas’, se lee: "Sé: Lleva acento cuando es de saber o sabiduría" (LA PATRIA, 19/4/2015). El ‘acento’ es el mayor grado de entonación que se le da a una sílaba en la palabra pronunciada; la ‘tilde’, la rayita oblicua que se pone encima de la vocal de la sílaba acentuada cuando las reglas ortográficas lo exigen para facilitar dicha acentuación. Por ejemplo, ‘anden’ (tercera persona del plural del presente de subjuntivo del verbo ‘andar’), y ‘andén’ (sustantivo, "corredor o sitio destinado para caminar"): la primera, con acento en la primera sílaba, no lleva tilde, porque es una palabra grave terminada en ‘ene’; la segunda, acentuada en la segunda sílaba, lleva tilde, porque es aguda terminada también en ‘ene’. Con el monosílabo ‘sé’, sin hablar de ‘sabidurías’, la información precisa es ésta: lleva tilde cuando es la primera persona del singular del verbo ‘saber’, por ejemplo, ‘yo sé’; y cuando es el imperativo de segunda persona singular del verbo ‘ser’, verbigracia, ‘sé un buen ciudadano’. No lleva tilde cuando es el pronombre reflejo, como en ‘se acabó la discusión’. De aquí, la lógica de las normas ortográficas.
* * *
Pedirle al señor Maduro -sí, el mismo– que hable buen castellano es como esperar que el sol alumbre a medianoche. Pero sus metidas de pata sirven de excusa para explicar los términos que él emplea chapuceramente. Por ejemplo, en una de sus infinitas intervenciones en televisión, cuando insultaba al gobierno español, dijo, palabras más palabras menos: "En ese gobierno la corrupción es despampanante" (RCN, noticias, 22/4/2015). Este adjetivo es elogioso: "Pasmoso, llamativo, que deja atónito por su buena presencia u otras cualidades". Se aplica especialmente a las mujeres. En aquellas épocas, por ejemplo, se decía que Sofía Loren, Gina Lollobrigida y Marilyn Monroe eran ‘despampanantes’. ¿Qué quiso decir el dictador suramericano? Cambie usted ‘despampanante’ por cualquier adjetivo insultante, y es casi seguro que no yerra.
* * *
La locución ‘falta de’ expresa siempre ‘carencia de algo positivo’, obviamente. Razón por la cual decir que ‘la falta de algo es necesaria’ no deja de ser una incongruencia monumental. En ella cayó la señora María Carolina Giraldo Vejarano en la siguiente afirmación: "…quizás sea el más común de los lugares repetir que la falta de infraestructura es una necesidad…" (LA PATRIA, 15/4/2015). La frase debió ser construida de una manera muy diferente, de ésta, por ejemplo: "Una infraestructura adecuada a los proyectos actuales del país es una necesidad". El lenguaje tiene todos los recursos necesarios para que quienes lo emplean expresen sus ideas con claridad y castizamente.
* * *
¿En qué o en quién estaría pensando el señor Gabriel Silva Luján cuando escribió lo siguiente?: "La manada de villanos y atrabiliarios -que conformaron la mayoría de las huestes conquistadoras- aprovecharon las cinco mil millas (…) para proclamarse como hidalgos" (El Tiempo, 13/4/2015). Es muy posible que entre los miles de españoles que vinieron a enseñarnos el castellano hubiese muchos ‘irascibles, malgeniados, biliosos, coléricos y gruñones’ -sinónimos de ‘atrabiliario’-, pero no fue tal la idea que con este adjetivo quiso el columnista expresar; quizás, ‘matones, pendencieros, bravucones, fanfarrones, camorristas, matachines’. Porque ‘atrabiliario’, etimológicamente, significa de ‘bilis negra’ y "se dice del que se enfada sin motivo u obra dejándose llevar de accesos de mal humor" (María Moliner). Pregunta: ¿Qué son, para el columnista Jorge Alberto Gutiérrez, ‘vías atrabiliarias’? (LA PATRIA, 3/5/2015).
* * *
En La voz del lector (24/4/2015), el señor César Augusto Díaz Marín se pregunta si el corresponsal Ernesto Quintero Gil utilizó mal el verbo ‘deber’ con la preposición ‘de’. En el contexto del escrito, sí. El verbo ‘deber’, solo, implica ‘obligación’, verbigracia, "los niños deben obedecer a sus padres"; con la preposición, ‘deber de’, expresa ‘opción, posibilidad, conjetura’, por ejemplo, "ése, a esa hora, debe de estar tramando quién sabe qué".
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015