Bernardo Mejía


Andrés Pastrana ya elegido presidente y sin posesionarse se sentó, en medio de la selva, a conversar con Tirofijo y en su mandato presidencial se la jugó toda para llegar a un acuerdo con las Farc. Les entregó un extenso terreno colombiano en el sur del país, donde los guerrilleros impusieron su ley, se agruparon y se fortalecieron económica y militarmente.
También se dijo en su momento que Pastrana estaba buscando su premio Nobel de la Paz. Al final este grupo guerrillero se sintió muy poderoso y le hizo “conejo” al presidente y los diálogos se terminaron. Paralelo a las conversaciones que el gobierno de Pastrana estaba sosteniendo con las Farc, el Presidente puso en marcha el convenio con los Estados Unidos que se denominó el Plan Colombia, con el que nuestras fuerzas armadas se fortalecieron en armamento y en equipo aéreo. Con la cesación de los diálogos se reinició la guerra contra las Farc, con un ejército colombiano mejor dotado y más preparado para enfrentarlos.
Álvaro Uribe en su campaña para el primer mandato no estuvo de acuerdo con los diálogos que estaba sosteniendo el presidente Pastrana y cuando llegó al poder endureció la guerra contra las Farc. En ese entonces estaba de moda la “pesca milagrosa” que consistía en que los guerrilleros en las carreteras hacían retenes y secuestraban a las personas. Era la época en que el país estaba atemorizado y los desplazamientos vehiculares por carretera eran mínimos. Muy rápidamente el Presidente Uribe logró recuperar la confianza ciudadana y nuevamente se pudo volver a transitar por las carreteras nacionales sin mayores temores. En sus dos periodos de gobierno logró bajarle los humos a las Farc y si bien no los pudo derrotar militarmente, sí los dejó muy debilitados.
El presidente Santos llegó al poder conociendo claramente cuál era la situación real de las Farc y si bien estaban muy diezmados, sabía que era muy difícil derrotarlos militarmente; por esa razón, a los dos años de su primer mandato tomó la decisión de hacer una negociación con ellos, negociación que tardó aproximadamente cuatro largos años y que tuvo periodos en los que se interrumpieron las conversaciones y en esas oportunidades los guerrilleros mostraron que tenían capacidad de hacer daño.
El reciente acuerdo logrado con las Farc, que se va a firmar el próximo 26 de septiembre en Cartagena y se va a llevar a consulta ciudadana el próximo 2 de octubre y que tiene que ser visto no como una confrontación Santos-Uribe, sino como un tema de país, contempla puntos espinosos: como la posibilidad de que los guerrilleros puedan tener como mínimo y por dos períodos cinco senadores y cinco representantes; no se sabe bien cuáles penas y dónde las van a purgar los guerrilleros; tampoco se tiene claro de dónde saldrán los recursos para pagar todo lo que demandará el posconflicto, incluyendo la incomodidad que genera el hecho de tener que sostener por dos años a los aproximadamente diez mil guerrilleros que se van a reinsertar y de dónde van a salir los tres millones de hectáreas con las que se pretende generar la revolución rural.
Tal como están las apuestas y de acuerdo a los últimos sondeos de opinión, se va a cumplir con la meta de los 4.5 millones de votos para que el plebiscito sea válido y aprobado. Con todas las dudas que genera el proceso, con todos los sapos que nos tendremos que tragar los colombianos, me parece que lograr un acuerdo con un grupo guerrillero que lleva más de cincuenta años matando gente -incluyendo civiles-, destruyendo pueblos, haciendo atentados y secuestrando, vale la pena apostarle a un acuerdo -así este no sea el mejor- y que nos preparemos para manejar el posconflicto, que permita el perdón, la vinculación y la aceptación de las personas que se van a reintegrar a la sociedad y velar para que a éstos no los vayan a asesinar, tal como sucedió en el pasado con procesos similares.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015