Las motos son un medio de transporte que resuelve necesidades de los ciudadanos, especialmente de quienes tienen menos ingresos.
Alrededor del 50% se usa para trabajar y el resto como vehículo de transporte personal.
Contribuyen a la descongestión porque ocupan menos espacio, y a pesar de ser un medio de transporte individual motorizado y contaminante por emisiones y ruido su proliferación es inevitable si el transporte público sigue atado a los buses y busetas semivacías que circulan sin ninguna planeación obedeciendo solo a los intereses de sus propietarios.
Como la esperanza de un sistema moderno de transporte público integrado estará enterrada por un largo tiempo, los dueños de buses y busetas que explotan las vías públicas tienen defensores poderosos, entonces estamos obligados a aceptar que el número de motocicletas será creciente mientras el sistema obsoleto languidece (cerca del 79% de los motociclistas viajaban en buses).
Es necesario encauzar su uso para beneficio de todos y para protección de los motociclistas y peatones creando una cultura ciudadana de respeto por las normas de tráfico, de buen uso de las vías, de conducción segura, de gentileza y amabilidad como antídoto a la agresividad.
La motocicleta es el vehículo que más accidentes causa. En el 44% de las muertes en las vías están involucrados estos vehículos.
Son las instituciones territoriales las que deben liderar esta campaña de educación, persuasión y autoridad. Reforzar la institucionalidad dotando a los agentes de movilidad de las herramientas jurídicas y tecnológicas para sancionar los infractores, exigir a las autoridades sobre las vías (Policías y azules) la aplicación de la política de cero tolerancia, incorruptibilidad y acción eficiente y eficaz.
Usar los presupuestos públicos de publicidad más en campañas educativas y menos en autoelogio.
Movilizar a la ciudadanía para que premie el buen comportamiento y se oponga a las conductas inadecuadas y peligrosas. Mejorar la infraestructura vial, la demarcación de carriles y la señalización que indiquen y ordenen a los motociclistas y conductores cómo deben comportarse y por dónde deben circular y a qué velocidad -por ejemplo no hay ninguna señal que prohíba el zigzagueo-.
Los empresarios del sector, los concesionarios de los fabricantes de motocicletas, las distribuidoras de combustibles y lubricantes, los vendedores, los repuesteros etc., deben contribuir a las campañas educativas por civismo y por conveniencia propia. Un uso seguro de estos vehículos y un comportamiento respetuoso y amable de los motociclistas revertirá los malos sentimientos que existen en su contra.
Finalmente debo referirme a los ciclistas. Soy un defensor y promotor del uso de la bici como medio de transporte urbano lleno de virtudes, pero no puedo negar que muchos ciclistas proceden con igual o mayor insensatez. También debemos mejorar nuestro respeto por la vida y por la convivencia cordial.
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