Adriana Villegas Botero


Entre las preguntas que surgen sobre cómo será este país sin Farc, está la relacionada con el narcotráfico. Si bien las Farc son un gran cartel de droga, aunque no solo eso, su desmovilización no terminará con el narcotráfico. Son dos problemas distintos y un buen ejemplo para explicarlo es Caldas.
Hace 20 años teníamos acá los frentes 9, 47 y 51 de las Farc, la compañía móvil Aurelio Rodríguez, además de grupos del Epl y el Eln. Hoy no queda nada de eso. Dependiendo de quién cuente la historia algunos dirán que el gobierno de Uribe acabó la guerrilla en Caldas. Otros dirán que fueron los paramilitares y hay quienes piensan que da lo mismo. El caso es que en 2009 Karina, el rostro más visible de las Farc en esta región, se volvió gestora de paz, y los últimos gobernadores, alcaldes y comandantes de policía han reiterado que Caldas es desde hace un buen tiempo un remanso de paz.
“Sin guerrilla” no traduce en “sin narcotráfico”. Hace tres semanas la Fiscalía y la Policía coordinaron desde Bogotá un operativo sorpresa en el barrio Sierra Morena, que el fiscal Jorge Fernando Perdomo calificó como “El Bronx de Manizales”. Incautaron droga, armas y capturaron gente, pero lo que más llamó mi atención fue un dato que entregó el Fiscal el día del operativo: “Estimamos que hay 50 organizaciones dedicadas a este tipo de delitos en Manizales. 37 ya identificadas. Hasta el momento solo 14 se han visto impactadas por estos operativos pero la meta es llegar a todas antes de finalizar el año”. Lo que el fiscal está diciendo es matemática simple: creen que acá hay al menos 36 bandas aún sin tocar. Y esa cifra no incluye Chinchiná, Villamaría ni otros municipios de Caldas.
¿Quiénes son esos narcos locales? ¿Tienen vínculos con políticos o sector privado? ¿Con los gota a gota, el contrabando u otros negocios ilegales? ¿Con los homicidios de muchachos en barrios populares? ¿Cómo lavan su dinero? Cada tanto hay noticias sobre incautaciones de papeletas de bazuco, gramos de marihuana, o colegiales con pepas. A veces encuentran billetes encaletados. Pero ¿Dónde están y quiénes son los proveedores de los jíbaros? ¿Quién se queda con toda esta plata? ¿Quiénes son los jefes? Ni idea...
Oí que parte del problema del microtráfico en Manizales consiste en que una papeleta de bazuco cuesta 300 pesos y en Bogotá 2.000. Cuando pregunté por qué esa diferencia me dijeron que acá la mezclan con polvo de ladrillo. Esa no puede ser la única explicación: los ladrillos de la Catedral de Medellín llevan décadas destinándose a rendir la droga, pero allá no es tan barata ¿Es la ley del mercado? ¿Más oferta que demanda? Otra vez ni idea...
Hace 25 años cuando Pablo Escobar tenía en jaque al Estado, era un fugitivo cuyo rostro aparecía a diario en televisión. Explotaba una bomba y todo el mundo sabía el nombre del responsable. Escobar encabezaba los organigramas de los más buscados y salía con Popeye, los hermanos Muñoz Mosquera, o Gonzalo Rodríguez Gacha y los Rodríguez Orejuela, jefes de otros carteles. Durante una época no hubo medio de comunicación sin los anuncios de millonarias recompensas. El Estado no sabía dónde estaban, pero sí quiénes eran.
Luego el negocio pasó a los paras y los rostros de sus jefes fueron tan visibles como sus antecesores, aunque sin la misma clandestinidad. Después de su acelerada extradición la droga ha venido siendo manejada no solo por las Farc, sino también por herederos de los paras, como las Bacrim, entre los que se encuentran los Urabeños, la Oficina de Envigado o el Clan Úsuga.
Varias veces nos hemos levantado con la noticia de la captura, extradición o muerte del “Número 1”, pero el narcotráfico es una hidra de mil cabezas. Cae un capo y lo reemplazan dos, hasta llegar a lo que tenemos hoy: numerosos narcos sin rostro, que son como las brujas, nadie los ha visto, pero que los hay los hay. ¿Quiénes son? ¿Cómo se llaman? ¿Dónde viven? Ni idea...
Al Capone puso en jaque a Chicago por traficar licor, prohibido entre 1919 y 1933. El fin de la ilegalidad fue también el de la ola criminal. Algún día habrá despenalización de las drogas y se entenderá que éste, al igual que el alcohol, es un tema de salud pública. Pero mientras tanto sería bueno saber, al menos, a quiénes es que estamos buscando.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015