Fernando-Alonso Ramírez


Faltan ocho años para abrir los libros escritos por Elías Canetti, los que escribió, y poder juzgar si fue exagerado que le dieran el premio Nobel, por su prácticamente único libro conocido. En 1924 podrán divulgarse las obras que escribió y que pidió no dar a conocer hasta entonces.
Anécdotas como esta, que sirven para motivar la cultura general y para activar la imaginación, contiene La sangre de los libros, 30 artículos de Santiago Posteguillo sobre igual número de escritores que dan cuenta de los hechos más curiosos, las contrariedades, las contradicciones, los golpes de buena o mala suerte, que rodearon la vida de esos personajes que parecen sacados de sus propias novelas.
Posteguillo, famoso por su literatura sobre la historia de Roma, se dedica a recopilar las anécdotas de grandes libros y de grandes escritores, o de inventores como en el caso de Gutenberg, desde los discursos en el foro romano hasta la ficción de Isaac Asimov. Hay un juego en la propuesta narrativa. Casi nunca nos resuelve el enigma de sobre quién habla en la primera página de cada relato. Intenta retar al lector para ver si adivina de quién se trata, y se vuelve interesante porque empieza la mente a jugar con nombres, a veces se acierta y a veces no.
Obviamente como se trata de artículos que se basan en varias anécdotas, en hechos que pasaron de boca en boca, le toca llenar los espacios con especulación, con muchos quizás, con cómo le habría gustado al autor que terminara, y es ahí en donde hace uso de su habilidad como novelista histórico. Ya sabemos que en donde no hay certeza de lo que sucedió deberá el escritor llenarlo con habilidad, para que no se note.
Obviamente también hay mucho de opinión y no siempre le resulta bien, como cuando el autor la emprende contra políticos o poderosos de la Comunidad Europea, y se pierde el tono. No obstante, es poco el espacio para dejar sentada su opinión y en cambio sí es mucho el dedicado a contarnos de tantos autores que hoy siguen en nuestras bibliotecas esperando que alguien devele más misterios. Y sobre esto una confesión del autor que comparto plenamente: "¿cómo quieren que deje de dar clase con lo mucho que aprendo cada día?"
Es evidente que para escribir sobre estos temas se requiere mucha capacidad investigativa. No es solo una buena formación que es evidente, sino que se tiene que acudir a un libro a otro, a una enciclopedia y a internet para poder precisar detalles, saber qué más se ha escrito sobre el asunto.
A quienes nos gustan los libros, la historia y la historia de los libros es una excelente oportunidad de ahondar en conocimientos y de entender mejor algunas vidas y algunas novelas. Y si no se conocen, para meterles diente y saber por qué esas vidas de novela dieron pie a muchas obras, pero no usaron la suya para novelarla ¿o sí?
Frases de La sangre de los libros
Sobre Séneca: "Sapientia sola libertas est. Es decir: la sabiduría es la única libertad. No se puede decir más con tan pocas palabras."
Sobre Dante: La población que no sabe reconocer el genio de alguien y lo exilia no merece llevarse luego su memoria.
Sobre Gutenberg: "...nos regaló la posibilidad de que, de pronto, la literatura del mundo estuviera al alcance de muchos, y no solo de aquellos que podían pagar las costosas copias manuscritas de los libros".
Sobre Lope de Vega: "'Es de Lope', y eso aseguraba que la obra sería buena y, por encima de todo, entretenida. Lope creó la primea denominación de Origen".
Sobre Calderón de la Barca: "A veces le dan ganas a uno de desenvainar la espada, como Calderón, y no detenerse ante nada".
Sobre Francisco de Quevedo: "La frase 'entre el clavel y la rosa, su majestad escoja' ha pasado a la historia como el calambur paradigmático".
Sobre Víctor Hugo: "Desde aquella novela, el gótico volvió a ser aquel grandioso arte de crear pedazos de cielo en la tierra".
Sobre Charlotte Brontë: "Como si los escritores y las escritoras de todo el mundo y de todas las épocas fueran seres perfectos, inmaculados, sin tacha".
Sobre Emily Dickinson: "La vida para ella no estaba hecha de puntos y comas, sino de esas líneas intermitentes entre las que ella insertaba palabras mágicas".
Sobre R.L. Stevenson: "...no deja de sorprenderme cómo con frecuencia la literatura se adelanta a la realidad de maneras misteriosas".
Sobre Bram Stoker: "Y luego cambia, en cada página, el nombre del conde Wampyr por el de conde Drácula. Con meticulosidad. Ahora ya no se siente inquieto por el título de su nueva novela. Hay momentos de inspiración".
Sobre D.H.Lawrence: "...sin límites en su vida ni en su literatura".
Sobre Emilio Salgari: "...es un escritor injustamente menospreciado hoy día que merece la pena rescatar para los adolescentes y los jóvenes de todas las edades".
Sobre Blasco Ibáñez: "Hubo un tiempo en el que un presidente de Francia encargaba a un escritor español una novela para ganar una guerra".
Sobre Robert Graves: "Lo detuvieron por tener una imprenta. ¡Ah, ese peligroso invento de Gutenberg!"
Sobre Dionisio Ridruejo: "Hace falta mucho valor para mantenerse siempre en el mismo sitio, en la guerra o en la paz".
Sobre Elías Canetti: "La vida de los escritores está muchas veces sujeta a finales de novela".
Sobre los escritores, al hablar de Ángeles Mastreta: "Las palabras son sus armas. Armas de las que muchos se ríen, sobre todo los poderosos, pero siempre se esfuerzan en silenciarlas... por si acaso".
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