Esteban Jaramillo

LA PATRIA | Bogotá

Aquel día Torrente salvó el puesto. En la cuerda floja por el escándalo ante Junior, cuando apenas empezaba su aventura en Colombia con el Once Caldas, al técnico argentino le hacían las maletas. Estudiaban los abogados las formas legales para deshacer el contrato. De repente, lo inesperado: triunfo indiscutido ante Nacional en Medellín con gol de Marlon Piedrahíta y autogol de Nájera, para el despegue de un proceso que al técnico argentino le ha garantizado el respeto en el ambiente futbolero. El pueblo no olvida aquella tarde.

Hoy, el verde y el blanco vuelven a chocar, encaramados en la tabla como protagonistas del torneo, exhibiendo su fútbol para ganar por distintas vías el aprecio de los hinchas y el respeto de los rivales.

Partido vibrante, dada las características. Nacional con su nómina abrumadora, que ya inicio su paseo en Copa. Once Caldas construido desde la humildad, con la solidez táctica de una idea que, aplicada a cabalidad, le da desarrollo al juego para tramitar con optimismo los partidos.

El duelo de la fecha en Manizales. La táctica contra la técnica; la cotización de las figuras de Nacional, contra la ambición de los jóvenes jugadores locales, inspirados por el Pato Pérez que, donde juega, marca diferencias.

Las dudas corren por los antioqueños. El técnico aún no inclina su decisión hacia el empleo de su equipo base, lleno de figuras, o el alternativo que , de igual manera, estremece por su calidad.

Cruce electrizante que saca de la modorra el Campeonato, después de partidos intrascendentes, en los que, salvo aquel contra Tolima, ha sido trámite puro e insípido mas allá del resultado.

Partido para verlo en el estadio, para disfrutarlo, para vivirlo o para sufrirlo, conscientes de que ganarlo será una fiesta y un revés no es para perder la vida.