Silvana Torres Corrredor
Dígame si no le ha pasado que quiere hacer algo, pero no lo hace, por razones absurdas instauradas en su cabeza. Le doy ejemplos muy comunes para que vea que le hablo en serio:
Si quiere darle una sorpresa a alguien importante, lo piensa dos veces por una razón: “¿Será que también lo haría por mí?”; si siente palabras de afecto casi saliendo de su boca mejor se las traga, porque delatarse así podría develar su sensibilidad; si quiere abrazar a su mamá antes de salir, prefiere gritar chao y despedirse de lejos, porque va de afán y tarde a alguien diferente a su mamá no le puede llegar; y así, cosas simples que olvida hacer o simplemente no son por ahora lo más importante para usted.
Pero querido amigo, le cuento, esas cosas que se evaden porque parecen insignificantes son aquellas que marcan la diferencia en un día e incluso en una vida.
Por esta razón, que creo es una con suficiente peso y valor, lea las siguientes frases, una especie de mandamientos escritos desde el amor. Le aconsejo que lo haga en voz alta, si es posible recortarlas para ponerlas frente al espejo o tomar una captura de pantalla, H Á G A L O (y no porque yo se lo diga, sino porque usted también lo necesita).
1. Si siento algo, lo diré.
No guardaré palabras para después. Es el tiempo lo más valioso que tengo y haré de él mi mejor inversión.
2. Optaré por vivir los buenos recuerdos que deseo guardar.
No frenaré mis pasiones e iré sin miedo a donde deseo. El mejor plan es hacerme feliz.
3. Tendré presente recordarle a la gente que amo, que lo hago.
Eso incluye a mi familia, mi pareja, mis amigos e incluso a mi mascota, porque aunque somos de especies diferentes de corazón me regala lo mejor de él.
4. Disfrutaré los pequeños (grandes) momentos.
Un helado con ella, una visita a la abuela y hasta un viaje a la tienda. Reconozco que cuando creo que no pasa nada, es cuando las mejores cosas pasan.
5. No le pondré tanto afán a la vida.
Bajaré el acelerador, reduciré la intensidad. Practicaré sentir mi respiración y no permitiré que mi estrés, toque a mi gente.
AMEN, sin tilde.
No es tan difícil, es posible hacerse consciente de que aquí no seremos eternos y que es usted quien decide si el tiempo es su mejor amigo o su peor enemigo. Que no se le pase el tiempo, esperando el día.
Porque cuando se pasa el tiempo, se pasa también la vida. Recuerde que todo se resuelve cuando pasa la voz de su CORAZÓN a la ACCIÓN.
Con amor, Silvana.
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