DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | MANIZALES
Meses de esfuerzo para lograr una cosecha con la que se busca ganar unos pesos para el sustento diario se le pueden ir al piso al agricultor a la hora de vender su producto.
Esto suele ocurrir cuando no tiene la experiencia o la información necesaria para realizar una venta adecuada en las plazas de mercado, donde puede terminar feriando su producto.
Gustavo Marín, administrador de un puesto de perecederos en el Centro Galerías Plaza de Mercado de Manizales, indicó que al comprar los productos a los agricultores se manejan tres tipos de precios de acuerdo con la calidad de este.
“Lo más importante es tener en cuenta la oferta y demanda. Si hay cosecha, obvio que habrá muchos productos y el precio no será muy alto, pero si está escaso, se pagará mejor”, dijo.
Hay otros factores que inciden a la hora de obtener un buen pago. Uno de ellos es la forma de empacar el producto, en lo que según Marín, somos malos, pues se hace a la guachapanda y en ocasiones la fruta o la verdura llega tallada, lo que desmejora el precio. Los expertos son los de La Unión (Valle), indicó.
Otro de los consejos es madrugar a vender, pues entre más temprano se llegue se podrá obtener un mejor pago, dado que a medida que van llegando más personas con el mismo producto, la existencia aumenta.
“Hay que ser honestos. Cuando se hace un negocio por teléfono, por ejemplo, diga la verdad sobre el estado del producto, pues muchas veces llega magullado y se le baja el pago”.
Marín destacó que por estos días ha subido el precio de productos como el repollo morado, el plátano, el tomate, la yuca, el maracuyá y la arracacha. Bajaron el repollo verde, la zanahoria, el mango, la papa, la cebolla en rama, el limón y la mandarina.
Justo Pastor López Giraldo, gerente del Centro Galerías Plaza de Mercado de Manizales, explicó que muchas veces no hay sintonía entre el sembrador y la demanda real que existe en el mercado sobre su producto.
Agregó que en ocasiones llegan todos a la Plaza con un mismo producto, como el tomate de aliño, por ejemplo, y terminan pagándoselo a $300 o $400 el kilo.
“La clave es que el campesino tenga contactos o aliados dentro de los pabellones, ojalá tres o cuatro, que le estén informando cómo se mueve el mercado y no pase lo de siempre: que se vienen para la Plaza a haber qué pasa o quién les compra”.
Llamó la atención en que por lo general los productores pagan un campero para traer su cosecha, los pelotean de lado a lado y termina regalando o feriando su producto.
Muchas veces ni sabe a qué bodega debe llegar, aunque reconoció que hay muchos comerciantes serios a los que incluso los vendedores les fían.
Por eso consideró vital hacer una rueda de negocios entre campesinos y comerciantes para que se conozcan y establezcan contactos.
En otras ocasiones el que puede perder es el locatario, pues como todo está supeditado a la oferta y a la demanda, un campesino llega temprano, le vende a precio alto, pero más tarde arriban más con el mismo producto y lo dan más barato.
Otro consejo que da López Giraldo es hacer negocio con los comerciantes formales, los que están dentro de la Plaza, para no meterse en problemas y saber, antes de llegar a la ciudad, a quién se le va a vender.
Al igual que Marín, consideró que empacar bien el producto para que este no se aporreé, permitirá tener un mejor precio.
Muchos productores, antes de vender, averiguan en varias plazas de mercado para saber dónde pagan mejor.
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