Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA | Manizales
La mezcla de luces, filtradas por puertas y vitrales, ambientan la solemnidad de la misa de 6:00 de la tarde en la Catedral de Manizales. La ciudad despide el día para recibir la noche. Dos miradas están apunto de encontrarse en una sagrada comunión. Son las del diácono Carlos Arturo Calle y la de su hijo Andrés Felipe, recién liberado tras 58 días en poder del Eln.
Dos filas de creyentes reciben la hostia. Carlos Arturo las poza en las bocas de unas 20 personas. Solo a un feligrés le agrega dos palmaditas en el hombro izquierdo, es su hijo Andrés Felipe con quien sostiene la mirada por unos segundos. Tal vez, en esos instantes, se hablaron sin hablar.
Son los mismos ojos, los de Andrés Felipe, que hasta hace unos días solo veían selva, guerrilleros, campesinos, comida, cambuches. Que esperaban ver pronto la libertad, a su familia, sus amigos, su Manizales, su universidad...
Son también los ojos de Carlos Arturo, los que durante días observaron el drama reflejado en los seres queridos, amistades, compañeros de trabajo, periodistas, desconocidos, funcionarios del Estado, miembros de la Fuerza Pública, y todos los que solidariamente evocaron libertad.
Detrás del secuestro de Andrés Felipe, iniciado el 29 de junio pasado en Cesar y concluido el 26 de agosto, en el límite con Norte de Santander, hay una terrible angustia, dos historias de reflexiones: de padre e hijo.
Ambas pueden adaptarse a momentos difíciles, unos más que otros, pero al fin y al cabo dramas. Ellos dejan su testimonio en LA PATRIA, como una lección de vida, un relato del cual se podría extraer un manual para asumir momentos de crisis.
El lunes pasado cuando Carlos Arturo le entregó la hostia a su hijo, el Cuerpo de cristo, también le entregó su sentimiento de amor, solidaridad, amistad, guianza, reflejado en quienes siguieron de cerca esta historia con retorno y final feliz.
Carlos Arturo, el padre
La noche de las tinieblas, junio 29 de 2014
Se respira tensión. Felipe no se ha comunicado desde la tarde del día anterior. Su madre y hermana lo han presentido. Algo sucede. Qué extraño, siempre el domingo en la tarde apago el celular, ese día no lo hice. Me asusto cuando suena. Una voz... “Don Carlos tengo una noticia muy grave que dar”, quien habla no es capaz de comunicarla. Le hablo fuerte “dígame qué pasa”. Casi no entiendo la respuesta... “su hijo ha sido secuestrado”. Tiembla todo mi cuerpo, mi corazón se calma un poco, pienso, aún así no es lo peor. Hay gritos, todos en casa empezamos a llorar.
Reflexión
Su mamá lo justifica...yo lo sabía. Y la pregunta obvia... ¿Por qué, Dios mío? ...y en nuestro interior su respuesta más bien: ¿Para qué Señor? Nos abandonamos en Él. No hay tiempo para llorar. No nos podemos enfermar. Necesitamos conservar la paz, la calma y la unidad familiar. Hay que empezar a trabajar por su regreso. ¡No hay tiempo para dormir! Los grandes problemas de la humanidad se han resuelto con grandes soluciones... ¿por dónde empezar? Muchas cosas pasan por nuestra mente. Hay que tomar una decisión y tiene que ser rápida. Felipe es una “mercancía” para los victimarios y tenemos que volverlo valioso. Pido perdón por la comparación. Ningún ser humano tiene precio. Esté problema no es sólo mío, tiene que ser de todos, del país e
incluso de quienes se lo han llevado. Ha sido una noche muy larga. ¡Hay que empezar a tocar puertas....hay que empezar a sembrar para poder cosechar!
Andrés Felipe, el hijo
Presentimiento
Somos interceptados y veo un hombre vestido de militar. Bajo el vidrio y digo:
Buenas tardes, Mi nombre es Andrés Felipe Calle, Universidad de Caldas. Leo en su hombro ELN, mi voz tiembla por un segundo y tomo aire para seguir hablando con propiedad, sin que se note mi temor. El pregunta ¿eres Policía? A lo cual respondo con una negativa.
Luego pregunta ¿eres cazador? Nuevamente lo niego y me dice tienes cara, allí supe que por sospecha me iban a dejar. Logro convencerlo de que deje ir a mi compañero y trabajadores, me dice ¿tú eres el ingeniero? Y respondo no, soy geólogo y ¿cuál es la diferencia? y le respondo tres matemáticas.
El cambuche
Mi presentimiento del día anterior al cruzar el portón se hizo realidad, alguien me salió en el camino. Pienso ¿por qué no me quede el día del guayabo nacional (fiesta en el país por el triunfo de Colombia sobre Uruguay, en el Mundial de fútbol) en el hotel? extraño mi familia, mi cama, mis compañeros.
Reflexión
Pérdida total de mi libertad, 5 hombres con fusiles me custodian, la comunicación con la central de ellos es intermitente, escucho: Calle, Japón, Nicaragua 27 en el radio, la voz de “niña” del operador de radio me irrita, su constante: central hola, hola central, el jefe de ellos no aparece y lo último que escucho es que se demora unos dos o tres soles. Esto va a ser mínimo una semana me digo, a mí mismo.
La comida
Son las 12:00 de la noche, me entregan un plato con un bloque de queso y arroz, me como el arroz y dos cucharadas del queso, lo demás se lo doy al guardia. Me despierto y por fin llega el desayuno, solo pienso Dios mío que no sea arroz con un bloque de queso del tamaño de una libra de margarina otra vez. Abro el portacomida y es arroz con tres rodajas de salchiburro sofritas, que felicidad tan grande, todo tiende a mejorar, por fin veo algo diferente, yuca, pero nunca pensé que te fueras a convertir casi que en mi némesis, después de 30 días de comer al desayuno, almuerzo y comida pienso que debe existir algún manual chino para torturar a un paisa a punta de yuca y vallenato.
Reflexión
Desde un principio digo voy a comer todo lo que me den, excepto cebolla que me produce náuseas. La sopa no me gusta y digo Dios mío dame estómago de gamín para que ni el agua ni la comida me hagan daño, no me puedo enfermar por acá, no hay nadie quien me cuide, estoy solo y no voy a ser el culpable de enfermarme yo solo. Logro que no me preparen la comida con cebolla y que tampoco me den sopa, si no se las como a mi mamá tampoco a la guerrilla. Nunca me enfermé, no me dio diarrea ni fiebre, ni gripa. Pienso la yuca tiene su secreto.
El campamento
Llevo casi 7 horas montado en una yegua. Me aterra pensar que voy a un campamento con alambres de púas, 60 guerrilleros y secuestrados. Al llegar noto que es diferente, es una ramada, como las de obras civiles, me asignan el cuarto de herramientas y ponen una colchoneta, qué felicidad dormir en algo suave.
Reflexión
Lo peor pasó, por lo menos no estoy durmiendo con animales alrededor y tampoco me voy a mojar; cómo extraño mi hogar, el baño, que rico un vaso con hielo, agua y Coca Cola.La cama
Llegamos a un nuevo lugar, muy escondido. El trayecto fue largo, mi cama son cuatro tablas y un plástico encima, con mis 80 kilos las tablas se doblan y por poco quiebro una, distribuyo mi peso en dos tablas y duermo, no quiero ser el hazme reír de la guerrilla y despertar a quienes duermen en el primer piso al romper una tabla y caer al suelo.
Reflexión
No sé cómo logro conciliar el sueño durmiendo en cuatro tablas a punto de romperse por mi peso, no pido nada, ni un colchón o una almohada, si hay, bien, pero si no también.
Rodeado
Me custodian 18 guerrilleros incluido el comandante del Frente Camilo Torres. No estoy más de cinco minutos solo, todos saben dónde estoy, qué hago, cómo lo hago. Se turnan mi guardia, cada hora hay uno diferente, siempre voy al baño acompañado, pérdida total de privacidad, no hay espacio para el pudor.
Reflexión
No quiero sentirme abrumado, así que al ir al baño me digo que el tener un guerrillero a menos de 5 metros de distancia tiene sus ventajas, si se me acaba el papel higiénico le puedo pedir que vaya por más, si eso es, para eso está parado ahí.
El horror
En la noche rezaba que no me encadenaran, me desesperaba el hecho de estar encerrado en una habitación, pero una noche llega un oficial y me dice: “Compa” tengo la orden de ponerle una cadena porque somos menos guerrilleros y por su seguridad. Nunca me mira a los ojos cuando me habla, sé que se siente intimidado por mí así él porte un fusil. Le digo listo póngala en el pie izquierdo, dormí cerca de 30 días con una maldita cadena, ni siquiera a mi perro le dejaba el collar para dormir, siempre se lo quitaba para que no le tallara, ahora estoy amarrado toda la noche.
Reflexión
No se lo deseo ni a ustedes señores guerrilleros, estar amarrado con una cadena es lo peor.
La Soledad
Hubo días, tal vez semanas en las que yo solo decía: Buenos días, muchas gracias, voy al baño, hasta mañana, no quería hablar con ellos, solo pensaba en mi familia y mis amigos.
Reflexión
No tener con quien hablar es muy duro, no tener con quien reírme o burlarme, pasar todo el día sentado en una tabla o encima de una caneca plástica, jugar con un palo de 30 centímetros para rascarme la espalda, espantar mosquitos y remover hormigas; nada que hacer, estoy secuestrado.
¿Qué he hecho mal? ¿Por qué yo?
La rabia me invade y me pregunto ¿qué he hecho mal? ¿por qué yo? Esto no es una aventura, no disfruto esto, me quiero ir ya, quiero ver a mi familia y decirle que los quiero mucho, quiero llorar de rabia, pero no lo hago. No permitiré que me vean llorar nunca, en este punto aprendo que no es cuando yo quiera, es como me dijo una guerrillera: “Si Dios quiere y la Virgen lo permite”.
Reflexión
Como los santos dicen, "podría haber sido peor". Esto es por algo, nunca lloré, nunca me quebré, en la noche rezaba: Dios mío protégeme del fuego del enemigo, del fuego del amigo, aleja de mí las malas energías, aleja de mí al que me quiera hacer daño, que no me vean llorar, que no me vean sangrar, que no me vean correr, que no me vean escaparme, que no sean capaces de quebrarme.
Solo pedía que rezaran por mi familia para que siguieran su vida normalmente y lo más importante, que no lloraran y tampoco que les hiciera falta algo, gracias a Dios así fue, excepto lo de llorar.
Bajo perfil
El 26 de agosto cuando los ángeles del CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) ya están conmigo hablo con mi padre y me dice “estamos manejando todo bajo perfil”. Digo perfecto, mi familia y mis amigos saben lo del secuestro y las demás personas deben pensar que estoy en una temporada de campo larga, es lo que pienso.
Reflexión
Mi hermana comienza a relatar “tenemos una página en Facebook con más de 5.000 personas”, hay camisetas, pancartas, lunada, fotografías con carteles. Yo me siento abrumado, feliz de ver el amor y el cariño de las personas del común apoyando a mi familia, de verlo a usted señor lector por no permitir que me convirtiera en una cifra más y apoyar a mi familia. LA PATRIA, con mi fotografía en primera página día de por medio, los medios de comunicación, mi Alma Máter y en especial a todos ustedes que en el anonimato presionaban y rezaban para lograr mi liberación, a mi padre, mi madre, mi hermana y especialmente a todos los secuestrados que estaban rezando por mi liberación, gracias a esa suma de variables toda Colombia y el mundo han logrado que el Eln Frente Nororiental de Guerra, Frente Camilo Torres me tratara de la forma en que me trató y estoy seguro que tratara así a los retenidos que tienen.
Eln
Afortunadamente lo puedo contar, me trataron bien dentro del flagelo y sufrimiento inherente al secuestro, siempre fui el primero al que le daban la comida, siempre colgaban mi hamaca, incluso el comandante del frente me prestaba la suya junto con su cobija térmica. Cuando estábamos en mulas primero iba el comandante y luego yo, siempre hubo alguien encargado de mi seguridad para sacarme en el momento de algún enfrentamiento, sabía que me protegerían con su vida, no les deseo a ellos el sufrimiento que mi familia, los caldenses, Colombia y el mundo sufren por el secuestro.
Reflexión
El 4 de julio cumplieron 50 años, estaban reunidos, hay lapa, chivo y cachicamo. Veo caras de felicidad, de compromiso y lealtad con la organización, no tienen sueldo, lo hacen por honor, por aportar algo a la causa, es lo que puedo escuchar en algunos de sus relatos. No comparto el hecho de que vean al glorioso Ejército de Colombia, la Policía, el Gaula y los miembros de las Fuerzas Militares como una “plaga”. Me indigna completamente, así como cuando ellos escuchan en la radio la famosa frase durante el partido de fútbol “Guerrillero desmovilícese, su padre y su madre lo esperan en casa”, los abuelos, padres e hijos de estos colombianos pertenecen seguramente en la mayoría a la guerrilla, es irrespetuoso, invitémoslos a trabajar por la Paz de Colombia “Guerrilleros del Eln y las Farc no queremos que se desmovilicen”, “Guerrilleros movilícense por la paz de Colombia”, “Movilícense por los secuestrados” y a todos los colombianos “Movilicémonos por La Paz de Colombia”, un solo día de secuestro es una completa pesadilla.
Dios
Soy católico, pero no quiere decir que me sepa el Rosario de arriba abajo, me acuerdo de las oraciones que mi abuela me enseñó desde pequeño, Padrenuestro, Avemaría, Ángel de la guarda y los repito, no voy a misa todos los días, soy como usted querido lector, un pecador más.
Reflexión
Me repito a mí mismo “podría haber sido peor”, Dios nos puso esta prueba por algo y ese algo es ayudar a las familias de las personas secuestradas, ayudar a construir la paz de Colombia, en los momentos difíciles es donde uno se acuerda de Dios, la Virgen y los santos, promesas van y vienen, pero siendo honesto solo hice una promesa y no es irme de rodillas hasta Buga, es una promesa de Corazón, que solo Dios, la Virgen y yo sabemos.
Carlos Arturo, el padre
La llamada de la felicidad (agosto 26 del 2014) Estoy lejos de casa. En el camino he entrado a un templo de pueblo. Me he arrodillado sólo ante el Santísimo Sacramento del Altar. Señor, le he repetido, ayúdanos, el viaje continúa. Suena el teléfono – en la pantalla CICR- Don Carlos, me dice el extranjero que me llama... ¿cómo estás, qué sabes de Andrés? en el ambiente hay mucho calor, sudo. Qué alegría me da escucharlos...no sé nada, pero usted cuénteme. ¡Lo tenemos! ¡lo tenemos! Le digo ¿tienen a mi hijo?, me dice “sí”, ¿dónde están?... “no lo puedo decir, estamos en el protocolo de salida”, ¿puedo hablar con él? mi corazón palpita...los segundos son eternos. “Hola papito feliz cumpleaños” me dice mi hijo. “Estoy libre”. Lo escucho reír y me siento a llorar.
Reflexión
Si Dios y la Virgen no hubieran estado en nuestras vidas, no quiero pensar en las consecuencias de estos actos humanos. Allí estuvieron en todo momento. Nunca abandonaron a Andrés Felipe, lo guiaron por las selvas de esa otra Colombia donde el estado difícilmente hace presencia, de una tierra habitada por indígenas y campesinos olvidados que para los otros no cuentan, en medio de una guerra que no queremos más los colombianos y donde un delito
de lesa humanidad como es el secuestro, tiene el apoyo silencioso de esas poblaciones de su influencia. El regreso de Andrés Felipe lo logró también el país, la presión del pueblo que en sus movilizaciones pacíficas y el querer de la resolución de este conflicto, rechazó con sus oraciones y movilizaciones, valiéndose de los medios de comunicación, las redes sociales, con el clamor de las universidades públicas, la institucionalidad, la Iglesia Católica, los sectores
privados y muchos más, se incidiera de tal manera en este grupo armado para comprender su error político que la historia contará , que se equivocan si siguen atacando al pueblo que ellos dicen defender. Todos aprendimos. ¡La cosecha dio su fruto!
Foto | Martha Elena Monroy | LA PATRIA
Estudiantes de la Universidad de Caldas le ofrecieron un recibimiento a Andrés Felipe, el viernes pasado.
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