Piamonte, ícono religioso de Pensilvania, tendrá capilla

Rubén Darío López

LA PATRIA|Pensilvania

El cerro Piamonte lo inauguraron en la década del 40 del siglo pasado como sitio de peregrinación para que la feligresía católica de Pensilvania y los turistas encoraran el Santo Rosario mientras ascendían por su camino en zigzag.

El terreno lo donó Elías Ramírez, y el sitio se consagró a la Virgen Nuestra Señora del Rosario por iniciativa de los Padres Dominicos que en esa época estuvieron en Pensilvania. Cuando Juan Pablo II instituyó los misterios Luminosos, Piamonte se quedó corto por falta de los nuevos misterios. Sin embargo los caminantes lo solucionan rezando los faltantes al culminar su recorrido y al pie de la imagen de la Santísima Virgen del Rosario que reposa en un pedestal de 10 metros de altura, y desde donde se domina una panorámica del municipio.

Primera piedra

El Lunes Santo el Párroco Jorge Alberto Vélez encabezó la subida a Piamonte, acompañado de unos 500 fieles para bendecir y poner la primera piedra como anuncio de la construcción de una pequeña capilla en la cima como homenaje a la Virgen del Rosario y para mayor comodidad y recogimiento en oración de quienes llegan hasta lo alto.

Colonias de pensilvanenses residentes en otras ciudades, la Parroquia, empresas y particulares se han vinculado para esta iniciativa de César Augusto Valencia Giraldo, quien desde hace años se dedica voluntariamente a hacerle mantenimiento al camino, a la iluminación y a las imágenes de los misterios.

No es solo en la Semana Mayor cuando se incrementa el número de visitantes a Piamonte. Muchas personas tienen por devoción subir la loma todos los días de mayo. Especiales ceremonias se realizan allí el 1, el 3 y el 31 de mayo. Igualmente en Semana Santa y en fechas especiales como Navidad, fin de año y año nuevo. Por eso, Piamonte, además de sitio religioso, es considerado turístico y hasta para hacer deporte o ejercicio en la escalada, por lo que es común ver subir gente al amanecer. Incluso algunos se aventuran a ascender en la noche, acompañados de antorchas o linternas.