

Manuel Valencia
LA PATRIA | La Dorada
Doña Hilda Díaz, madre cabeza de familia, siente que su vida corre peligro cada que sale en busca de transporte. Ella vive en la vereda Riachuelo Alto, en el corregimiento de San Diego (Samaná). Camina tres horas, desde su finca, hasta llegar a una carretera, donde toma un carro para viajar a San Diego o al corregimiento de Berlín.
El riesgo, dice ella y los usuarios de la vía, tiene que ver con un desprendimiento de tierra, originado hace tres meses por una falla geológica. Si bien, ya hay paso para vehículos, el terreno sigue cediendo y por eso el temor de los viajeros.
La señora comenta que fuera de eso el derrumbe se llevó el camino real que conecta con la vía principal y por el cual sacaban a mula los productos agrícolas de su familia y otras cinco.
“Las pérdidas son grandes, además del peligro al que nos enfrentamos cada vez que pasamos por este bendito derrumbe”, manifiesta doña Hilda.
Ida y vuelta
El desespero de los habitantes de esta región es tan grande que la semana pasada, después de tener ocho días con el paso taponado, habitantes con motobombas intentaron retirar la tierra y piedras sin importar las consecuencias.
En este sector funciona la bocatoma del túnel del trasvase que lleva parte del río manso al embalse Amaní de la Central hidroeléctrica Miel I de Isagén.
El riesgo es que con las motobombas se podría generar mayor desestabilización del terreno.
En el día a San Diego llega un bus por la mañana que se regresa a La Dorada por la tarde y hay también una línea de carpati. En ellos y el resto de carros el tránsito por allí es bajo riesgo.
Temor en la vía
Yuder Mariño, comerciante
Hace cinco años viajo de Bogotá a San Diego cada 4 o 5 meses a suministrar productos. Hace ocho meses no venía por el estado de la vía. Corrimos el riesgo, da miedo pasar por este sector.
John Fredy López, de la vereda La Sonrisa
Todos los días paso varias veces y caen piedras y tierra. Cuando está tapada, nos toca pasar por el proyecto (trasvase río Manso) por una escalera con el peligro que Manso se crece.
Diego Aldana, conductor de bus
Hago permanentemente este recorrido. En estos tres meses hemos perdido mucho por el derrumbe. Se da paso, pero es un peligro para uno con el vehículo como para los pasajeros. Nos tienen olvidados.
Nelson Toro, propietario de finca
Tengo una finquita en Alejandría. Es un peligro pasar por aquí, pero me toca hacerlo porque hay que hacer compras y diligencias. Constantemente caen piedras y tierra.
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Dice el gobernador
Guido Echeverri, gobernador de Caldas, respondió lo siguiente: “prevenimos en época de verano y estar alertas en época de invierno. Lo que hacemos es acudir con respuestas de maquinaria a esa problemática. Estamos trabajando en el lugar y vamos a seguir”.
Además, la comunidad hizo una reunión y se logró un acuerdo con Isagén, que se comprometió con tener una maquina “pajarita” en el sector toda la semana en horas del día para estar destapando la carretera. Antes el operario solo estaba autorizado para estar de lunes a viernes.
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Fotos | Manuel Valencia | LA PATRIA
Hilda Díaz Franco y su hija Nidia arriesgan en el sector donde está el derrumbe porque es el único sitio para salir de su vereda a la carretera.

Yhon Freddy López (en primer plano) camina todos los días por este lugar.
Juan Gómez, conductor de este camión, dice: “muevo los productos del sector y traigo lo que necesita el comercio. El paso es peligroso, uno piensa en qué momento se nos viene esa montaña encima”.
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