ALBEIRO RUDAS
LA PATRIA | MANIZALES
Las calles de la Galería y de la Plaza Robledo ya no cuentan más con la presencia de un reconocido personaje que prestó sus servicios durante varias décadas como lustrabotas, y que luego se retiró para asumir un papel espiritual con la gente que compartía gran parte de su tiempo.
Se trata de César Marino Ocampo Montoya, quien falleció el pasado sábado a sus 76 años como consecuencia de continuos quebrantos de salud.
Desde hace varios años, César había conseguido un báculo, y con su larga barba blanca, que se confundía también con su pelo blanco, se asemejaba al personaje bíblico Moisés. Nació en Risaralda (Caldas) y llevaba unos 30 años en Anserma. Tenía conocimientos en ciencias ocultas y le gustaba predecir y vaticinar cosas.
Este hombre ingresó al hospital el martes 3 de julio, en delicado estado de salud. Según su sobrina Yolanda Vélez, quien lo había acogió en su casa varios años antes, César le dijo al día siguiente que él partiría hacia el más allá el día sábado 7 de julio a las 8:00 de la mañana. Predicción que se cumplió con extraordinaria precisión.
Muchos le decían el Maestro o Moisés, y de hecho César asumió ese papel con mucha seriedad y compromiso.
Sus exequias se realizaron el pasado domingo en el templo del Carmen.
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