Ricardo Giraldo Aristizábal
LA PATRIA | Manizales
Seis horas tarda el recorrido que dieciséis legionarios emprenden por las estribaciones de la cordillera central colombiana entre la vereda Encimadas (Samaná) y el corregimiento de San Daniel (Pensilvania).
El objetivo de los legionarios es llegar a El Higuerón (Pensilvania) por los caminos de arriería que comunican estas dos poblaciones. Ellos dejan en su recorrido mensajes de afecto y reconciliación. 19 legionarios más los esperan enla meta, mientras preparan los detalles para la actividad que se desarrollará al día siguiente; parten la carne para el sancocho, ensayan los bailes y enseñan a los niños de la vereda a jugar con malabares y a maniobrar el monociclo.
El Higuerón fue golpeado por el conflicto armado del país. Hace diez años sus pobladores tuvieron que salir de sus casas y dejaron campos y cultivos a merced de los violentos. La vida en la vereda había dejado de ser tranquila y la violencia cobraba sus primeras víctimas.
“Las autodefensas comenzaron a reclutar jóvenes, les lavaban el cerebro, muchos de mis amigos de infancia se fueron para allá y murieron en combates, a mí me lo propusieron pero preferí quedarme acá para labrar la tierra”, rememora Jhon Sebastián Ríos Pineda, habitante de El Higuerón.
Incentivos
La Legión del Afecto surge como un proyecto del Departamento para la Prosperidad Social (DPS). Grupos de jóvenes van por las veredas, corregimientos, pueblos y ciudades de Colombia donde hubo violencia y desplazamiento. Los legionarios, con lenguajes alternativos (danza, teatro, canto, malabares y música) incentivan a los campesinos para que retornen a sus territorios y vuelvan a cultivar el campo, en esta ocasión 35 de ellos se dieron cita en El Higuerón.
Es la noche del sábado 17 de octubre. En la plazoleta de la vereda se encuentran reunidos campesinos que observan con atención la muestra musical que seis legionarios orquestan en las vísperas de la actividad del día siguiente. Algunos niños se acercan a los artistas para pedirles que los dejen tocar los instrumentos. David un niño de 11 años toma una baqueta y se une al grupo musical mientrasdibuja una sonrisa.
Como David, otros 80 jóvenes que no padecieron los desmanes de la guerra representan la nueva generación de El Higuerón: quieren ir a la escuela, recuperar el campo y crecer en un ambiente tranquilo.
Plazoleta principal de EL Higuerón donde se desarrollaron las muestras artísticas, los campesinos observan el acto de Lest y Julian Guauta
Recorrido
El festival se inicia el domingo en la mañana a tres horas de distancia de la vereda, en la zona conocida como Los Encuentros. Desde allí se prepara una recua que tres horas más tarde entrará al poblado con antorchas, malabares, monociclos, tambores, flautas y zancos de madera.
“Hace diez años, la mulas iban por las trochas, cargadas con los muertos de las guerra, lo que queremos hacer es recuperar los caminos de arriería en pro de la construcción de una nueva historia cargada de paz y esperanza”, explica Óscar Eduardo Giraldo, coordinador de la Legión del Afecto en Pensilvania.
Comienza la caminata. Los campesinos que viven alrededor saludan a las personas que van detrás de las mulas. En los árboles se pueden ver mariposas y bombas que fueron colgadas por los legionarios para adornar el recorrido. En las columnas que soportan los maderos del puente que sirve para pasar el río entre San Daniel y El Higuerón, Luis Forero Gonzales dibuja simbología indígena y remueve el musgo que tienen las piedras con estos símbolos.
Por un extremo de la vereda se asoma la caravana de legionarios y campesinos.Cantan y entonan melodías con los instrumentos. Los pobladores de El Higuerón los reciben con aplausos y luego se dirigen al centro del poblado para continuar con las demás muestras artísticas.
Alrededor de 550 campesinos se encuentran reunidos en la plazoleta. Desde las ventanas de las casas se asoman las personas para mirar el alboroto que hay en la calle: payasos, bailarines, cantantes y malabaristas avivan los ánimos, las risas no dan espera y comienzan las demostraciones artísticas.
Lágrimas de alegría
Lest es un payaso que vino desde Líbano (Tolima). Empezó el recorrido desde Encimadas el sábado. Dice que la noche anterior no durmió muy bien. Sin embargo, él y su show hacen llorar de risa al público. “Esta es mi más grande recompensa, cambiar lágrimas de guerra por lágrimas de paz”. Precisa: “el cansancio no importa, ya habrá tiempo para descansar”.
Según Yeni Alzate Salazar funcionaria del DPS, en El Higuerón se apoya a 67familias que fueron desplazadas. Se busca con esto generar arraigo y sentido de pertenencia de las personas a sus territorios y lograr que hagan de sus tierras un instrumento de desarrollo para el país.
Lest sostiene a un bebé después de haber realizado su acto central en la plazoleta.
El dato
El Higuerón, vereda de Pensilvania, fue un corredor en el que se cruzaron a principios de la década paramilitares y guerrilleros. El conflicto generó dos desplazamientos masivos, en el 2002 y el 2004.
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