RUBÉN DARÍO LÓPEZ
LA PATRIA | PENSILVANIA
Comerciantes y caficultores del corregimiento de San Daniel (Pensilvania) expresaron su preocupación porque la Cooperativa de Caficultores de Manizales cerró el Centro de Atención al Caficultor (CAC), el pasado fin de semana. Esta población dista 17 kilómetros del casco urbano.
El productor Diego Henao señala que tanto los caficultores como el comercio se perjudican porque en el CAC realizan préstamos para abonos que pagan con el grano, tienen el crédito Futurito, y venden su café a un precio justo.
Asimismo, reciben cheques con los que la Cooperativa les paga el café. Esto mueve tiendas, supermercados, bares y la economía del corregimiento, donde en época de cosecha se compran por lo menos 10 mil kilos semanales.
“Por ejemplo, en la última semana, ahora que hay poco café, las compras a caficultores antes de cerrar fueron de 3 mil 500 kilos, es decir, por lo menos $24 millones. Ese es el dinero que mueve al corregimiento”, comenta Henao.
Agrega que hace dos semanas llegaron hasta el corregimiento el gerente de la Cooperativa de Caficultores de Manizales, Manuel Villegas, y el presidente del Consejo de Administración de la Cooperativa, José Rubiel Marín. Se reunieron con los delegados de la entidad y con los miembros del Subcomité Asesor para comunicarles sobre el cierre, noticia que los tomó por sorpresa.
Habitantes de San Daniel relatan que hubo caficultores que entre lágrimas vieron cerrar el local.
Dudas
Según Villegas, el puesto de compra estaba dando pérdidas porque en la región ha disminuido la producción de café y en el 2019 solamente se compraron 295 mil kilos, cuando la meta promedio era de 350 mil kilos/año.
Otra de razón es que los caficultores quedan más o menos equidistantes para sacar el café hacia Pensilvania o hacia Samaná, dependiendo del punto donde se encuentre la finca.
Marino Rincón, delegado de los caficultores de San Daniel a la Cooperativa, indica que esta medida perjudica de forma significativa al corregimiento, porque sacar el café hasta Pensilvania o Samaná incrementa los costos. "Esto es peor si se tiene en cuenta que los caficultores escasamente recuperan su inversión. Si la Cooperativa está cerrando puntos de compra, entonces ¿para dónde vamos?”, se pregunta.
Insiste en que incluso en las épocas más duras de la violencia, cuando hubo extorsiones, y cuando vivieron fuertes inviernos y veranos, problemas de plagas, subidas de abonos y bajos precios se lograron sostener y la Cooperativa no cerró. "No entendemos por qué de un momento a otro nos llegan con esta decisión y sin tenernos en cuenta como asociados, que también somos dueños de la empresa".
Un caficultor de la verada Sebastopol manifiesta que la Cooperativa creció en las buenas épocas del café y ahora que se viven las vacas flacas cierran y abandonan a los campesinos.
Perjudicados
La Cooperativa tiene 350 asociados en Pensilvania, de los cuales 120 son usuarios de los servicios que hasta ahora se prestaban en San Daniel, y donde el CAC funcionaba desde hace 30 años.
Además de los caficultores asociados, al menos 80 personas (no asociadas) venden el café en el puesto de San Daniel, porque sacan la producción en mulas o en motos. Productores aseguran que no vale la pena viajar a Pensilvania, cuando en el corregimiento reciben el mismo precio. Además de que el dinero circula en la pequeña población.
Caficultores comentan que en Pensilvania se han reducido las áreas de cultivos de café, por lo que algunas familias han abandonado fincas, ya que producir café no genera ganancias para mejorar las condiciones de vida.
Comerciantes, que tienen cartera de caficultores, señalan que podrían irse a la quiebra porque ya no tendrán cómo recibir cheques de la Cooperativa para abonar a las deudas y para el consumo de los productores.
- Por lo menos $100 mil adicionales debe gastar un caficultor en pasajes, fletes, alimentación y jornal para sacar el café y venderlo en Pensilvania o Samaná.
- La Cooperativa de Caficultores de Manizales fue fundada el 22 de agosto de 1960 en el centro del departamento y luego se extendió a los municipios del oriente de Caldas.
Grave decisión
Eugenio Vélez Uribe, delegado por Caldas al Comité Nacional de Cafeteros, aclaró que esa decisión es del Consejo de Administración de la Cooperativa, y no de la Federacafé ni del Comité de Caficultores. "Me parece grave el cierre porque se está cerrando un bien preciado para los productores que es la garantía de compra, especialmente, en un puesto cercano al lugar de producción, a un precio base y justo, según el mercado".
Indicó que muchos puestos de cooperativas no son rentables y que por varios años ha sido así, pero "la Federacafé, con recursos del Fondo Nacional del Café les da un apoyo para mantener esos puestos abiertos. Poner al caficultor a trasladarse a distancias largar trae sobrecostos". Recalcó que el Comité y la Federación estudiarán el tema.
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