Darío Augusto Cardona
LA PATRIA | MANIZALES
La retirada de las Farc luego de la toma de Montebonito (Marulanda), el 3 de marzo del 2006, dejó al descubierto múltiples dramas. Muerte de tres personas, entre ellas un bebé. Para Atalivar Serna Ríos significó la pérdida de parte de su pierna izquierda, de la rodilla para abajo.
Lo que no perdió fueron las ganas de seguir adelante. En esa época trabajaba en la finca Fredonia, donde cultiva papa y maneja ganado de leche.
El martes pasado se cumplieron 11 años del terrible episodio para su vida. El señor pisó una mina antipersona, sembrada por los guerrilleros del frente 47 de las Farc, en un paraje del camino que de La Libia en Marulanda (Caldas) lleva a Puerto Brasil en Herveo (Tolima).
El hecho le cambió la vida, pues le tocó dejar el campo por la ciudad. Reconoce que una entidad que le dio la mano fue la Cruz Roja, la cual pagó su segunda cirugía. Sin embargo, siguen las secuelas. Las amputaciones, por dificultad de salud, ya van por la mitad del muslo.
Un hijo le enseñó una lámpara fabricada con guadua. La idea era que su padre se antojara de este arte y que doña María Dorelía Aguirre cosiera las telas para terminarla.
Atalivar se capacitó en artesanías con los programas de inserción laboral de la Unidad de Víctimas del Conflicto y con el Sena.
Otra lucha, meses después de ser herido, fue por conseguir su pensión como víctima del conflicto. La logró para principios de este año, pero sin el retroactivo.
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