DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | YARUMAL (SAMANÁ)
Ananías Bedoya da pasos seguros por la mitad de la pedregosa carretera que une a las veredas Yarumal y La Sombra, en Samaná. Su cabello canoso, las marcadas arrugas, sumadas a sus 88 años de edad, le dan licencia para hablar de cómo han cambiado las cosas en esta zona de Caldas.
Levanta su bastón y señala hacia la cancha de Yarumal, en lo alto de la montaña. Dice que en ese sitio más de una persona, no recuerda cuántas, pisó minas antipersonal y perdió hasta las extremidades. "Allá no se podía arrimar. Recuerdo el caso del hijo de doña Rociber Hincapié, que pisó una cosa de esas. Es que por acá eso era común".
Como antecedente está que el 2 de diciembre de 2005, cerca a la escuela de la vereda, las autoridades detectaron 34 artefactos y desactivaron 58 más en áreas donde usualmente se reunía la comunidad.
Llegó el batallón
Ananías habla en pasado por la seguridad que le genera un pelotón de desminado humanitario, adscrito a la Vicepresidencia de la República, que desde principios de este año llegó a la zona no solo para ofrecerle seguridad a esta parte de Caldas tan golpeada por la violencia, sino para buscar y destruir esos explosivos que tanto daño les hacen a los que menos tienen que ver: los civiles. Por eso hoy camina tranquilo.
La actividad de esos uniformados en 2012 se enfocará a desminar los 200 metros de ascenso al acueducto de esta vereda, cercado con esos artefactos por el frente 47 de las Farc desde hace por lo menos siete años. La meta es que el agua les llegue sin problemas a 60 familias.
A Yarumal, a dos horas de Samaná, se llega tras recorrer 12 kilómetros de una carretera abandonada. Al arribar al sitio la imagen de la paz se ve plasmada en una pared de la finca El Mirador. Alguien que firmó como 'Lobo', dibujó una virgen al lado de un cuadro de un paisaje verde con campesinos arreando caballos y vacas. Así quieren vivir el día a día.
Los niños que llegan al colegio de la vereda corren libres y tranquilos de lado a lado. Hablan con los soldados y luego descansan sobre el santuario de una virgen, a un costado de la institución. Viven la vida como debe ser, como lo han soñado: felices.
En una pequeña tienda, Ómar Ospina, que hace 27 años está en la zona, no oculta su alegría por la presencia del pelotón, más cuando desde hace siete años no les llega el agua desde el acueducto que construyeron con aportes del Comité de Cafeteros y de la comunidad hace por lo menos dos décadas. El líquido lo deben conducir de nacimientos cercanos como la quebrada San Francisco, a través de tanques.
"Eso lo minó la guerrilla, como ocurrió con muchas partes de la vereda. Nos reunimos y adquirimos tanques para llevar el agua por mangueras. En invierno no pasamos afugias, pero en verano la cosa cambia, pues el agua escasea. Toca racionar", cuenta Ómar desde el mostrador de su tienda.
Sembrar minas alrededor de acueductos viola toda la normatividad humanitaria que existe a nivel internacional en materia de protección y respeto a las instalaciones de los servicios públicos domiciliarios para la población, entre ellos, el de suministro de agua potable.
Un soldado indicó que la suya es una labor riesgosa, pero que puede más su compromiso con la comunidad (ver Paso a paso del desminado en la página 2B). "La tensión es alta; la preparación, exhaustiva, y el estrés, ni qué decir. Me siento orgulloso de lo que hago y mi familia me apoya".
Prevención
Los pobladores no quieren que en su vereda se presente la situación que vivió Héctor Manuel Cardona Aristizábal, quien el 8 de marzo de 2005 perdió el 50% de la movilidad de un brazo y la audición completa del oído derecho, pese a que le han practicado dos cirugías. Él buscaba un daño en el acueducto de San Diego (Samaná), pues era el fontanero de la zona. “Caminaba con otro señor hasta que pisé la mina. A mi acompañante no le pasó nada".
Pese a que los habitantes están más seguros y que las autoridades señalan que ya no está el frente 47 de las Farc, la soledad reina en varias veredas. Tanto así que muchas casas a orillas de la carretera hacia el casco urbano están abandonadas y carcomidas por la maleza. Incluso, en la ruta hacia Yarumal hay una escuela en cuyo interior aún aparece intacto el tablero donde se escribieron alguna vez los sueños de los niños de la zona rural.
Un habitante señala que lo que más quieren es disfrutar de la paz que se pregona que existe en El Congal y en Guacamayal, otras veredas de Samaná afectadas por el conflicto en donde el batallón adelantó su trabajo el año pasado, cuando empezó la misión en Caldas.
Según el capitán Óscar Enrique Dueñas Barrera, oficial de operaciones del Batallón de Desminado Humanitario, en la primera se desactivaron 65 artefactos explosivos y se revisaron 30 mil 362 metros cuadrados. En la segunda fueron 32 minas y 29 mil 974 metros cuadrados examinados.
"En El Congal la comunidad se fue hace ocho años. Por eso pedimos que se trabaje en un programa para que pueda retornar".
Según el último reporte del Programa Presidencial para la Acción Integral contra Minas Antipersonal (PAICMA), con corte a noviembre del año pasado, en Samaná murieron 13 personas y 81 resultaron heridas por estos artefactos desde 2002. 21 eran civiles, seis de ellos fallecieron.
En ese grupo había dos menores de edad. El último caso que se reportó de muerte por mina antipersonal en el municipio fue el 1 de julio de 2009 en la vereda La Cumbre (Florencia). La víctima fue Yilmar José López Rondón, de 10 años, cuando jugaba en el patio de su casa con sus hermanitos, a los que no les pasó nada. El explosivo le destrozó el antebrazo derecho, los genitales y las piernas.
El otro niño falleció en julio de 2006.
Hoy estas cifras son cosa del pasado. Eso dijo Ananías al regresar en la tarde a la vereda, después de una diligencia en el sector de La Sombra. Aprovechó, eso sí, para llamar la atención, junto a otros vecinos, de la necesidad de que los sigan acompañando después del desminado y que les ayuden a la recuperación social.
"Termina la labor, pero necesitamos conseguir los tubos para conducir de nuevo el agua a las casas. Ojalá nuestra situación se difunda y no se olviden de nosotros. Es que hoy, más que nunca, Samaná vive".
Belalcázar: 2 muertos (2003)
Manizales: 4 heridos (2006)
Risaralda: un herido (2001)
Anserma: 2 muertos y un herido (entre 2001 y 2006)
Manzanares: 1 herido (2008).
Marulanda: 10 heridos y un muerto (entre 2006 y 2007)
Filadelfia: un herido (2004)
Pensilvania: 2 muertos y 6 heridos (entre 2003 y 2007)
Arboleda (Pensilvania): 2 muertos y 2 heridos (2003)
Salamina: 1 muerto y dos heridos (entre 2004 y 2008)
Florencia (Samaná): 3 muertos y 17 heridos (entre 2004 y 2006)
Berlín (Samaná): 5 heridos (entre 2002 y 2005)
Samaná 10 muertos y 59 heridos (2003 y 2009)
Riosucio: 3 muertos y 7 heridos (entre 1994 y 2004)
La Dorada: un muerto y tres heridos (entre 2003 y 2004)
Supía: un muerto y un herido (2004)
Pácora: 7 heridos (entre 2002 y 2004).
Norcasia: 6 heridos (entre 2004 y 2009).
Aguadas: 6 muertos y 6 heridos (entre 1994 y 2004)
Instalar una mina puede tardar dos minutos; erradicarla, horas, días o semanas; ubicarla, 3 dólares, y quitarla, entre 500 y 600 dólares.
*Abril de 2011: En cuatro días encontraron 143 minas antipersonal en Caldas. Estaban escondidas en caletas en zonas rurales de Samaná y Riosucio.
*12 de septiembre de 2010: hallaron 65 minas antipersonal en zona rural de Samaná.
*14 de octubre de 2006: cuando iba por un camino de herradura, de la finca Alto Frío, jurisdicción de la vereda Yarumal (Samaná), el campesino Obed Correa Ortiz, de 32 años de edad, resultó herido al pisar una mina antipersonal.
*14 de octubre de 2006: En esa misma fecha, en la misma vereda, el soldado profesional Julio César Torres Gómez, de 28 años de edad, adscrito a Batallón Mecanizado Nº 4 Juan del Corral, resultó herido al pisar una mina.
*24 de julio de 2005: las autoridades desactivaron 100 artefactos en las veredas Las Reinas y Cristales, del corregimiento de Florencia.
*Los frentes 9 y 47 de las Farc ingresaron en los años 90 a Samaná y parte de Victoria y Norcasia, como una prolongación de la dinámica de lo que ocurría en el oriente antioqueño, coincidiendo con la crisis del café.
*En el 2000 salieron expulsadas de Samaná 131 personas, número que se multiplicó casi 18 veces para el siguiente año, cuando pasó a 2 mil 31. El ascenso siguió en 2002, cuando alcanzó 7 mil 589 personas expulsadas, la mayoría de ellas producto de dos desplazamientos masivos registrados en febrero y abril del mismo año, debido a incursiones de las Farc en el corregimiento de San Diego.
*En 2003 disminuye el número de desplazados a 3 mil 199; en 2004 pasa a mil 916; pero en 2005 alcanza casi los mismos niveles registrados en 2002.
*En 2005 se presentaron dos desplazamientos masivos: uno en abril y otro en noviembre. El primero se debió al inicio de las fumigaciones de cultivos ilícitos en Pensilvania y Samaná. El otro, por combates entre la guerrilla de las Farc y las autodefensas del Magdalena Medio.
*Información de www.derechoshumanos.gov.co.
*Lo creó el Ejército en 2009 y es de la Brigada Especial de Ingeniería. Antes era un departamento de la Escuela de Ingenieros Militares y tenía un solo pelotón. Ahora son nueve, dos de ellos en Caldas, en las veredas Yarumal y El Congal (Samaná).
*El desminado humanitario se realiza en cuatro departamentos: Caldas, Antioquia, Bolívar y Santander.
*El pelotón lo integran un comandante, tres líderes, un supervisor nacional y 36 soldados desminadores. Se distinguen por un uniforme azul. Soldados del Batallón Ayacucho les brindan seguridad.
*Samaná es de los 14 municipios de Colombia priorizados por el Programa Presidencial de Lucha contra las Minas Antipersonal. Cuando terminen ahí se pensará en acudir a otras poblaciones de Caldas.
Los niños de la vereda Yarumal, de Samaná, disfrutan la vida a su gusto. En la zona hay seguridad por la presencia de un batallón de desminado humanitario.
Ananías Bedoya lleva 88 años en la vereda.
En la vereda el agua la deben conducir mediante mangueras porque las Farc cercó con minas el acueducto desde hace siete años.
Es común encontrarse, en la vía hacia Yarumal, casas y escuelas abandonadas.
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