RÉQUIEM - Relación con la muerte...

"Mozart profesó una 'consoladora' relación con la muerte", fue lo que explicó hace algún tiempo el hoy Papa emérito Benedicto XVI en un concierto en el que se interpretó la Misa de Réquiem del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart. Él se sirvió de esta emblemática obra musical para afirmar que la muerte era una especie de llave para atravesar la puerta hacia la felicidad.

El pontífice confesó aquella vez que, desde su infancia, su vida estuvo ligada de manera particular a la música de Mozart, tambiém explicó cómo para el compositor la muerte no era algo que provocara miedo, sino más bien una certeza "consoladora".

El Papa emérito tomó la palabra al final del concierto en el que la Orquesta de Padua & Véneto junto al Coro Academia de la Voz de Turín interpretaron la Misa de Réquiem en Re menor KV.626, en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo, como homenaje a la cúpula de la Academia Pontificia de las Ciencias.
Hablando del compositor austriaco confesó que cada vez que escuchaba su música no podía dejar de volver, con la memoria, a su iglesia parroquial donde, cuando era un muchacho por los días de fiesta, resonaba en sus oídos alguna de sus 'misas' y en el corazón sentía que le alcanzaba un rayo el cual hacía resplandecer con mayor convicción la belleza y bondad del Cielo, y esta sensación seguía experimentándola, más aún al escuchar esta gran meditación dramática y serena sobre la muerte: el Réquiem.

En Mozart, todo estaba en perfecta armonía, cada nota, cada frase musical. Para él era así y no podía ser de otra manera; incluso los opuestos quedaban reconciliados en la mozart'sche Heiterkeit, (serenidad mozartiana) que todo lo envolvía en cada momento". "Era un don de la Gracia de Dios" --añadía Benedicto XVI--, pero era también el fruto de la fe viva de Mozart que, especialmente en la música sacra, lograba reflejar la respuesta luminosa del Amor divino y que daba esperanza incluso cuando la vida humana era lacerada por el sufrimiento y la muerte.

El Papa emérito citó también la última carta que escribió Mozart a su padre, Leopold, fechada el 4 de abril de 1787, en la que escribía "...desde hace algún tiempo he alcanzado tanta familiaridad con esta amiga sincera y sumamente querida del hombre, (la muerte), que su imagen ya no sólo adolece de aterradora, sino que me parece incluso muy tranquilizante y consoladora! y doy gracias a mi Dios por haberme concedido la suerte y la oportunidad de reconocer en ella la clave de nuestra felicidad... No me acuesto nunca sin pensar que al día siguiente quizá ya no estaré --añadía Mozart--. Y sin embargo nadie que me conozca podrá decir que en compañía yo sea triste o de mal humor. Y por esta suerte doy las gracias cada día a mi Creador y lo deseo de todo corazón a cada uno de mis semejantes".

Benedicto XVI percibía en este escrito una Fe profunda y sencilla, que aparecía también en la gran oración del Réquiem y que nos llevaba, al mismo tiempo, a amar intensamente las vicisitudes de la vida terrena como dones de Dios y a elevarnos por encima de ellas, contemplando serenamente la muerte como una 'llave' para atravesar la puerta hacia la felicidad. Por eso, concluía: "el Réquiem de Mozart es una elevada expresión de Fe, que reconoce el carácter trágico de la existencia humana y que no oculta sus aspectos dramáticos y por este motivo es una expresión de Fe propiamente cristiana, consciente en que toda la vida del hombre estaría iluminada por el amor de Dios".

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A propósito: los invito muy especialmente a vivir personalmente esta experiencia sobre la cual nos habló el Papa emérito alguna vez... ello en el, 3er Concierto de Temporada 2013, Orquesta Sinfónica de Caldas:

^{_{Misa de RÉQUIEM en Re menor, KV.626 / Wolfgang Amadeus MOZART.}}
Coro Universidad Eafit & Manizales / Solistas Nacionales / Mtro. Gorka Sierra

Jueves 21 & Viernes 22 de Marzo 
C.C.C. Teatro Los Fundadores 
Hora: 8:00pm.

Infos: 882 1056 / 884 5070.