Produce escalofrío las cifras de embarazos en menores de edad: 19 de cada 100 niñas ya han tenido 1 hijo antes de los 18 años, en el 70 % de los casos los padres son adultos.
Cuando este tipo de noticias llegan, todos salimos a opinar, a buscar responsables a echar culpas. Hemos prendido la mecha y nos asustamos cuando estalla la pólvora.
He seguido la noticia con atención y noto que siempre se estigmatiza a la Iglesia como una de las responsables por su oposición, al respecto, de la utilización de métodos de anticoncepción.
Se nos acusa de tener una mirada negativa, moralista, atávica, punitiva acerca del sexo y de la sexualidad, se sugiere que lo que enseña la Palabra de Dios no se acomoda a las exigencias de hoy, muchos sueñan con un discurso que se ajuste a sus deseos e ingenuamente se piensa que si la Iglesia relaja su posición, ahora sí, las cosas en esta materia cambiarían.
Quienes por trabajo y vocación hemos vivido en medio de jóvenes, sabemos muy bien cómo son las cosas:
Es responsable la familia porque no asume de frente su tarea de educar al respecto, tal vez por miedo, por ignorancia, porque no hay tiempo, o porque lastimosamente no hay hogar.
Es responsable el estado, por instrumentalizar aquello que debe ser visto como un todo; una relación íntima involucra la persona, no solo su cuerpo si no también sus sentimientos, emociones, pasiones, afectos; armar a los jóvenes con condones, parches, píldoras del días después, misoprostol en nada mejora la situación, en cambio la empeora, las cifras por años lo demuestran. El anunció que hace el gobierno cuando dice que durante este año 3,5 millones de niñas de mas o menos nueve años (grados 4º o 5º de primaria), serán vacunadas para prevenirlas del virus del papiloma humano antes que inicien su vida sexual nos debería dar vergüenza.
También es responsable la escuela por falta de claridad al respecto, por ese discurso gaseoso, e improvisado; por que la cátedra, que pienso hoy en día, es obligatoria o no se da o es mediocre; el joven hoy en día cuando entra el aula más que profesores anda buscando testigos.
Seguramente es responsable la Iglesia por nuestro doble estándar al juzgar las cosas, por nuestra falta de misericordia, nuestra predicación debe ser más valiente, aterrizada, no basta con decir que una cosa es mala, debemos proponer, crear alternativas, acompañar de cerca a los muchachos, cubrir el vacío de su soledad.
Pero finalmente, no podemos olvidar la grave responsabilidad que tienen los medios de comunicación; ellos, carentes de autocrítica, no se dan cuenta lo que inoculan en la mente de nuestros jóvenes a través de la música, la internet y la televisión; para nadie es un secreto la carga y el lenguaje explícitamente sexual que hoy día se proyecta a través de estos canales, antes los cuales es prácticamente imposible aislarnos e aislarlos.
los jóvenes tienen derecho al libre desarrollo de la personalidad, pero, cuando se ejerce esa libertad sin responsabilidad qué nos espera.
Seremos pocos los románticos que seguiremos hablando del cuerpo como un tesoro que se debe cuidar, defender, vigilar; seremos criticados cuando hablemos de pureza, abstinencia, virginidad, matrimonio, pero, seguiremos en nuestra convicción de que la sexualidad se debe asumir no sólo en la vida adulta si no cuando existe un proyecto de amor, serio, maduro a largo plazo, un amor que se hace concreto en la familia y el nacimiento de los hijos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015