La comunidad dice que la inseguridad sube y baja por estas escalas, en el límite entre los barrios Sáenz y Los Cedros parte alta en Manizales. "Nos envían dos policías bachilleres, pero a los dos o tres días no vuelven", comentan en el lugar.
Foto | LA PATRIA
LA PATRIA | Manizales
Las escalas son azarosas. No importa si es de día o si es de noche. Allí la soledad siempre es cómplice. En la parte alta, en una orilla del barrio Sáenz, hay una ebanistería, y en la baja, en una esquina de Los Cedros parte Alta, funciona una tienda. Los separan los escalones, pero los unen los testimonios sobre
la presencia constante de consumidores de marihuana y de sospechosos, que en cualquier momento dan el zarpazo para revelar su verdadera identidad: atracadores o consumidores de drogas.
La siguiente escena sucedió el jueves en la tarde, en el límite de estos dos sectores de Manizales, en la Comuna La Estación. Tensión, carreras, agresiones, polémica, curiosos, denuncias son palabras clave para este corto relato, que no es más que la muestra de lo que se puede vivir en una calle de la ciudad, y en la cual policías y sospechosos juegan al gato y al ratón.
Esa tarde varias personas se sentían intimidadas por un hombre con un morral. "Primero se quiso meter a un negocio", dijo un hombre. "También amagó con irse a un señor que iba a coger la buseta", comentó otro.
De pronto, llegaron dos policías en una moto, el piloto era un hombre y la copiloto una mujer. El señalado bajaba las escalas como si nada, como si las estuviera contando. Ni siquiera les paró bolas a las dos personas que vestidas de verde lo requerían. "Es que estaba ensacolado", aseguró una voz de la comunidad.
Tácticas
Los policías, en instantes, decidieron una estrategia. Ella se quedaría en la parte alta de las escalas, mientras su compañero de trabajo daba la vuelta para hacerle la encerrona. El hombre, efectivamente parecía ido, pues seguía bajando escalones lentamente. La agente hacía lo mismo, como para dar tiempo a que su compañero llegara por la parte baja.
Los curiosos tomaron posición, presentían que algo más iba a pasar, en este desenlace que hasta ahora era en cámara lenta. En la calle, en las ventanas y en las puertas había ojos esperando a ver quién se salía con la suya. Movían las cabezas como en un partido de tenis: la mirada la ponían, ya en la policía, ya en el sospechoso.
Los espectadores tenían razón, en segundos las cosas se pusieron como de película policíaca. El patrullero motorizado se acercaba por una calle de Los Cedros hacia las escalas. La patrullera bajaba lentamente desde la parte alta, y en medio el sujeto, increíblemente aún relajado.
El hombre, hasta ese momento pasivo, se convirtió en ni que atleta al ver que se acercaba la moto. Las voces y señales de deténgase parecieron alentarlo, pero para salir despavorido. En milésimas de segundo también elaboró su plan. Su opción: un callejón, con o sin salida, el hombre no lo sabía, pero por allí corrió a mil por hora.
El policía bajó de la moto. Y rápidamente, después de seguirlo con la mirada, lo seguía con las piernas. De ahí en adelante, todo fue expectativa. La agente también entró en la persecución. Las miradas desde las calles, las ventanas y las puertas apuntaban a la boca del callejón, pero todo estaba congelado. "Si salió corriendo es por algo", fue la conclusión de un curioso.
Quietos
Las preguntas en la mente o en voz baja: ¿Qué pasó?, ¿Lo capturaron?, ¿Se voló?, ¿Se tiró por el voladero cercano?
La respuesta llegó 10 minutos después. El policía de la moto regresó sin las manos vacías. Traía al extraño dominado con una mano en la bragueta del pantalón. Caminó con él hasta la esquina de la tienda de la parte alta de Los Cedros. Hasta ahí todo normal. Sin embargo, había más.
Los dos patrulleros intentaron esposarlo. En ese momento comenzó otro capítulo, por demás muy conocido en estas acciones. El tipo busca evitar que se lo lleven y empieza a forcejear. En los que observan surgen dos barras, como en un juego de fútbol: unos gritan para que se lo lleven y otros para que lo dejen.
Claro que le hombre andaba ofuscado desde la requisa. Le hicieron quitar hasta los zapatos para que demostrara que no llevaba alucinógenos o algún arma o artículo robado.
Y cuando las cosas se calientan más en este tipo de procedimientos, unos piden para que le peguen más duro y otros para que no. En todo caso, en esta ocasión hubo de las dos partes, el hombre jalando fuertemente para irse y los agentes utilizando sus fuerzas y sus bolillos.
Saltaron de nuevo los comentarios. Por un lado: "Eso llevénselo, llevénselo", "a la fija venía a robar". Por el otro lado: "no le peguen", "no abusen que él no estaba haciendo nada". Y para redondear otras dos apreciaciones ciudadanas: "apuesto a que si usted viviera por aquí no diría lo mismo" y "si le fueran a atracar la abuelita ahí se decía que se lo llevaran".
Lucha libre
En todo caso los tres protagonistas de esta historia seguían enfrascados en una lucha libre, de cuatro manos contra dos. Tres motos y seis hombres de la Policía por fin llegaron a reforzar lo que ya parecía un operativo especial, pues poco después arribaron otros dos.
"No me lleven, no me peguen, yo no estaba robando", dice el sujeto. "Nadie le ha pegado", contesta el patrullero agitado. Los ruegos del detenido no valieron y terminó sentado en una moto, esposado y con un policía adelante y otro atrás.
Ahí paró la captura. Lo que no frenaron fueron las denuncias. "Estamos cansados de los robos y hasta de poner quejas, pero que estas escalas son un peligro son un peligro", comentó un señor del sector.
Y es verdad, las escalas son azarosas, en la mañana, en la tarde, en la noche, con lluvia o con sol. Es uno de esos extramuros de la ciudad, convertido en lugar preferido por viciosos y ruta de escape para hampones, que cada día se roban la tranquilidad en los barrios Sáenz y Los Cedros parte alta.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015