Confesiones taurinas de Perlaruiz
Fecha Publicación:
Sábado, Enero 2, 2016
Guillermo Perlaruiz estará de plata el 24 de enero próximo para celebrar con la afición los 25 años de haber recibido su alternativa.
Sigue siendo un hombre sencillo, ya hoy con las canas que dan los años y con la experiencia y el conocimiento que le han ayudado a corregir errores. Es el torero de la tierra, pero las empresas taurinas en Colombia poco lo han tenido en cuenta para mostrarse.
Perlaruiz sabe que no es el mejor torero, pero también que no es el más malo. “Si me llaman bien, ya no tengo afán. Tengo sosiego y veo las cosas diferente. No escogí el toreo como profesión sino como forma de vida”.
- ¿Vive del toreo o se sustenta en su otra profesión de abogado?
No he vivido del toreo sino para el toreo. He ganado dinero y con eso me he mantenido, pero me gradué como abogado porque eso amplía el horizonte de las personas. Tener una carrera le hace ver a uno las cosas diferente. Duré 10 años para hacerla, no por bruto sino por dedicarle más tiempo al toreo. Hago las dos cosas.
- ¿La corrida del 24 será en solitario, qué quiere demostrar?
Que cuando decidieron darme la alternativa entre todos, no se equivocaron. Han pasado 25 años, estoy intacto, con fuerza y con experiencia. Será una corrida concurso de ganadería donde van toros de distintos encastes que añade un grado de dificultad porque hay que desarrollar muchas cosas.
- ¿La familia de Ernesto Gutiérrez ha sido su ángel de la guarda?
Sí. Si no estuvieran nos tendríamos que ir a otra ciudad, sería imposible. Soy casi que hijo de esa casa. Estoy yendo allá como desde los 9 años. El doctor Miguel Gutiérrez es el más cercano. Gran parte de lo que sé como torero lo he aprendido en esa casa, con las baquillas y con los toros.
- ¿Cómo consiguió su primer capote y espada?
Lo que tenía cuando empecé era una toalla roja, ahí me di las mañanas. Dije, esta es la muleta. No tenía con qué comprarla. Más adelante, como era muy precoz, me vieron condiciones y me llevaron, de 11 años, a torear por todo el país. Monté en avión, lo que para mi era una hazaña. Me pagaban bien, y ahí empecé a comprarme mis cosas, hasta aperarme. A los 14 años, cuando ya había crecido y dejado de ser la sensación, la cosa se puso otra vez dura. Unas cosas me las regalaron y otras me las prestaron, fue muy duro.
- ¿Quién le dio la mano?
Cuando iba a torear mi primera novillada de la Feria de Manizales, con picadores en 1990, tenía un vestido que no era oro, de un verde que ni sé, más matado que quien sabe qué, y los capotes impresentables. Por iniciativa del doctor Rodrigo Giraldo y de Paco Ayala se pusieron a la tarea de decir por radio que había que aperarme. Hicieron rueda de prensa con coctel incluido y dijeron que había que ayudarme. Dieron tanto que compré como tres vestidos de luces, capote, muletas. Quedé vestido gracias a la gente de Manizales. Todos se volcaron.
- ¿Qué siguió en su carrera taurina?
Empecé con Manolo Delgado, mi apoderado, a hacer cosas en provincia y me iba metiendo. Al año siguiente de mi alternativa toree en Manizales con Enrique Ponce y Emilio Muñoz. Seguí toreando, en unas ferias me ponían y en otras no, siempre he tenido mucha dificultad para que me pongan. Toqué puertas, hice antesalas, mandé cartas, les molesté la vida a don Miguel Gutiérrez y al mismo don Ernesto, y nada. Cuando estaba Tesma toree como cuatro ferias seguidas, luego con Cormanizales unas sí y otras no.
- ¿Cómo logró confirmar su alternativa en Las Ventas (Madrid, España)?
Hice una faena en el 2005, 20 muletazos, y al otro día, sin dar plata ni mover influencias, me vio Manolo Molés, un periodista español, me llamó y me dijo: en hora buena, ¿quieres torear en Madrid? Yo que llevaba tantos años haciendo fila aquí, pensé que me estaba tomando del pelo. Le di las gracias y no volví a hablar con él. A los seis meses me llamó para decirme que toreaba el 21 de agosto. Es una contrariedad con lo que me ha pasado aquí.
- ¿A la hora de la muerte no le ha ido muy bien, por qué?
He tenido tiempos en que mato muy bien los toros y otros no, no porque se me olvide sino porque no encuentro el sitio.
- ¿Dice que no es tan fácil enfrentarse a un toro, cuál es el tercio más tensionante?
Estar en el burladero cuando va a salir el toro. Siento un miedo impresionante por no saber qué va a salir y con qué se va a venir el toro, y la entrada a matar porque es la única vez que uno no mira al toro a la cara. Miro mucho los ojos del toro, todo el tiempo, me dicen mucho y con ello sé sus intenciones.
El estilo de hoy
“Siempre he buscado una forma de torear clásica, desde niño siempre he querido torear bien. Esos gustos no son muy masivos. Con el pasar de los años me he dado cuenta, en el toreo a puerta cerrada y con toros de mucho tamaño y sin picarlos ni banderillarlos, que es lo que más gusta”.
Un día como torero
* Se levanta entre 5:00 y 7:00 a.m. para salir a hacer ejercicio.
* El resto de mañana hace toreo de salón en la Plaza de Toros o en una finca por Maltería.
* A veces sube al Páramo de Letras a correr o juega fútbol.
* En la tarde ejerce su profesión de abogado.
* En la noche ve muchos videos y lee textos taurinos.
“Cuando ya no sienta emoción de ser torero, lo dejo. Vendo o alquilo mis cosas y no vuelvo a torear”, dice Perlaruiz.
El pasado 5 de diciembre en el tercer curso práctico taurino, con toros de la ganadería Riogrande (Santander).
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