
El deseo de reducir el calor llevó al hombre a crear aire artificial. Así nace el ventilador.
Ómar René Tejada/Q'HUBO Cali
Los primeros ventiladores que mueven sus aspas en la memoria colectiva de la historia, nacieron entre los antiguos egipcios, y fueron hechos originalmente de hojas de palma o de loto.
Posteriormente, el deseo de sentirse fresco tomó un nuevo aire. De las hojas de palma con que se hacían los abanicos se pasó a las plumas de pavo real y de avestruz.
El abanico fue usado por las civilizaciones antiguas. En Egipto eran muy grandes, estaban hechos con plumas y eran movidos por esclavos. Los usaban únicamente para darle más aire al faraón y a la vez espantar moscas y otros molestos insectos.
También se hallaron abanicos en restos arqueológicos de los etruscos, en el año 500 antes de Cristo.
Uno de los primeros ventiladores semimecánicos ya se usaba 500 años entes de Cristo en la India y Medio Oriente. El Punkah se colgaba del techo, cubierto por un marco de tela, y funcionaba cuando los sirvientes (o punkawallahs) tiraban de unas cuerdas que permitían moverlo.
Uno de los primeros ventiladores mecánicos o "bomba de aire" apareció en 1832, y fue construido por Omar Rajeen Jumala. El aparato usaba grandes aspas metálicas o de madera y estaba pensado para ser usado en la industria.Las hojas eran impulsadas inicialmente con ruedas hidráulicas y se emplearon en minas de carbón y fábricas de metalmecánica.
Como el murciélago
Algunos historiadores le atribuyen a los japoneses el invento del abanico plegable, al que denominaron 'sensu'. Se dice que un sirviente llamado Tamba, en el año 670 de nuestra era, se puso a observar a los murciélagos y viendo el modo de plegar las alas durante su vuelo, se le ocurrió imitar sus movimientos. Así creó el abanico plegable, que en un principio los denominaron como' kawahori' que traduce "murciélago".
De este modelo fabricó varios ejemplares y por ser un objeto de fácil manejo y comodidad, su uso se generalizó en Oriente y bastó poco para que llegaran a Europa.
Durante la Edad Media, los ventiladores de plumas en Europa eran hechos de pavo real, avestruz, papagayo, faisán y otra aves de plumajes largos y exóticos. Estas iban sujetas a un mango de oro, plata o marfil y pronto se convirtieron en uno de los artículos comerciales más lucrativos. Desde El Levante español, donde se fabricaban los más finos, eran exportados a Roma, Venecia y otras ciudades italianas.
A lo moderno
Cuando los inventores Thomas Alva Edison y Nikola Tesla introdujeron la energía eléctrica de manera masiva a finales del siglo XIX, los ventiladores eléctricos comenzaron a desarrollarse. De hecho fue un aprendiz de Edison quien en 1886 presentó el primer ventilador eléctrico.
Ese joven era el estadounidense Schuyler Skaats Wheeler (ver recuadro Americano ingenioso), quien le renunció a Edison cuando este pretendió llevarse todo el crédito y comenzó a trabajar con Crocker & Curtis Electric Motor Company, firma dedicada a realizar pequeños motores eléctricos.
Este desarrollo fue lo que le permitió crear un invento que hoy es un electrodoméstico indispensable en las regiones cálidas de este planeta: el ventilador eléctrico.
Cifra
500
a.C. fue el año en que los Etruscos ya hacían ventiladores rústicos.
No olvide
Schuyler Skaans Wheeler, el inventor del ventilador eléctrico actual, nació el 17 de mayo de 1860 y murió el 20 de abril de 1923.
Aspas Peligrosas
A principios de 1900 los ventiladores estaban hechos con aspas de lata, dentro de una caja de lata. El problema era que la reja contenedora tenía espacios bastante grandes, as íq eu varios niños se lastimaron o amputaron los dedos jugando con el aparato.
En 1920, los trabajos del acero permitieron producir en masa ventiladores de distintas formas, bajando los precios y mejorando la seguridad. En los años siguientes, el diseño también llegó a estos implementos, con modelos estilo art deco y con llamativos colores.
Americano ingenioso
Schuyler Skaats Wheeler también inventó ascensores, controles para motores y demás aparatos que usaban la electricidad.
Fue presidente del Instituto de Ingenieros Eléctricos de Estados Unidos. Crocker & Curtis pasó luego a ser Curtis & Wheeler, se instaló en Nueva York, desde donde empezó a vender el ventilador Wheeler, para ponerlo en una mesa.
Poco después, el ingeniero alemán-estadounidense Philip Diehl creó una versión para el techo, que permitía ventilar áreas más amplias.
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