Aldemar Hernández explicó que a su hermano Oliden de Jesús Hernández Reyes, de 50 años, lo llamaban La Abuela, por ser el mayor del grupo de mineros.
"Esta es la crónica de una muerte anunciada. Muchas veces le dijimos que se retirara de la minería, pero no hubo poder humano que lo convenciera". Llevaba 20 años en esas labores y lo llamaban de varias minas para asegurarlas con madera. Aldemar dijo que su hermano afirmaba que le gustaba ganar plata para sinvergüenciar y que cuando muriera haría lo mismo donde estuviera.
"Expresaba que si le llegaba a pasar algo y no podían sacarlo, lo dejaran allá, pues le gustaba la minería y en la minería moriría. Esto no nos toma por sorpresa porque cada que llegaba de trabajar nos contaba que se salvaba de un derrumbe, de una piedra, que la mina se inundó, que casi lo tapa. Murió en su ley".
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