"Corran, corran, que ahí viene Botas", gritaban los trabajadores de las minas cuando su compañero Gilner de Jesús Pérez Clavijo, de 26 años, aparecía. No sabían con qué maldad saldría. Era conocido en el lugar como Botas Blancas, pues siempre usaba calzado de ese tipo y era el único con botas de ese color.
"Era el más recocha de la mina, el más maldadoso. Le encantaba untarnos de barro en la ropa y luego se reía. Si uno salía a bañarse al río, arrancaba detrás para ensuciar a quien diera papaya. Lo abrazaba a uno para impregnarlo de mugre", recordó un compañero. Otro manifestó que siempre tenía una sonrisa en el rostro y un chicle en su boca. "Mascaba todo el día".
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