Como le suele suceder a todo famoso que se ve involucrado en problemas, Valerie Domínguez hoy es una mujer de amores y desamores. Pero eso no ha sido impedimento para que la actriz, modelo, diseñadora y exreina, mantenga su popularidad entre los colombianos, que han seguido su proceso como si se tratara de una novela.
Durante los últimos tres días del juicio de Domínguez, el complejo Judicial de Paloquemao, en Bogotá, fue otro. Simplemente, los demás procesos judiciales que se adelantan en el lugar pasaron a un segundo plano. La exreina se robó todas la miradas de hombres y mujeres. Ellas, aunque admiradas por la belleza de Valerie, sentían, como dicen por ahí, ‘envidia de la buena’; y ellos dejaban salir suspiros a su paso.
Los custodios (policías) de la sala de audiencias, que contaban con la posibilidad de tenerla cerca, no pudieron evitar echarle más de una mirada de admiración a quien ha sido una de la señoritas Colombia más queridas en el país.
Elegante
Su ingreso a los estrados siempre fue con la frente en alto, con la elegancia y el donaire que la han caracterizado en las pasarelas. Claro que en este caso no está desfilando: enfrenta a la justicia, y eso es algo muy serio. Por eso, hablaba poco, aunque no se negó a entregar declaraciones a los medios de comunicación presentes en la diligencia.
El primer día, vestida muy sobria, eligió un atuendo negro acompañado por una pañoleta, baletas rosa, poco maquillaje y el cabello totalmente liso. Para la segunda jornada, la actriz optó por otro traje negro, una falda que le llegaba hasta la rodilla y zapatos planos nuevamente, mientras para el tercer día –en el que la Fiscalía pidió que fuera condena– lució de negro, esta vez con zapatos altos, una chaqueta roja y el cabello recogido con una trenza muy sencilla.
Juan Manuel Dávila fue el último testigo de cargo utilizado por la Fiscalía y el más esperado. Hizo su ingreso en medio del asedio de la prensa. Visiblemente sonrojado y nervioso, llegó hasta el estrado judicial.
Nunca miró fijamente a Valerie, pero ella, por el contrario, siempre se mantuvo observando a quien un día creyó que iba a ser su esposo. El hombre, con su mano firme, juró ante el juez 38 de conocimiento de Bogotá decir solo la verdad. De lo contrario, podría ser procesado por falso testimonio.
Dávila señaló que nunca la engañó y que Valerie era consciente de todo a la hora de solicitar el subsidio de Agro Ingreso Seguro. La actriz, aunque jamás le dijo una palabra, negaba con su cabeza los argumentos del testigo y comentaba con sus abogados cada cosa que este decía.
El juez le manifestó a Dávila que ese sería su primer paso por el estrado, porque también debía ser testigo de la defensa.
Durante la mañana del martes, la tensión se centró en la pareja y en las cosas que Dávila decía que había hecho por el amor de la modelo. Negó ser un hombre agresivo y manipulador, como lo ha dicho la exseñorita Colombia.
La romería de curiosos asistentes al juicio se preguntaba quién estaría mintiendo, y todo el ambiente era adobado con los comentarios de las mujeres respecto de la belleza del exnovio de la procesada.
Habló la exreina
En la tarde del mismo martes, Domínguez rompió su derecho a guardar silencio y contestó a las preguntas hechas por su abogado.
Con tono firme, juró decir la verdad. A su lado, únicamente, una botella de agua, mientras una docena de cámaras eran obturadas. No se trataba de una de las tantas sesiones fotográficas a las que está acostumbrada. Su rostro, ese mismo con el que llegó a ser la mujer más bella del país en el 2005, era captado una y otra vez, a veces con visibles rasgos de cansancio o preocupación.
La actriz arrancó su intervención contando cómo se había conocido con Juan Manuel y lo rápido que, según ella, se enamoró. Los viajes que realizaron, los maltratos a los que dice que fue sometida por su entonces pareja y cómo le cambió la vida.
Uno a uno, leyó los correos electrónicos que intercambiaron con su novio. En algunos dejó escuchar palabras fuertes, por lo que ofreció disculpas a los presentes. En las diversas comunicaciones, le dijo a Dávila que era un “rata”, por lo que no pudo evitar la risa y la de los asistentes al juicio.
Al llegar al momento de leer un dictamen de Medicina Legal que le fue practicado en un viaje a España, en donde, al parecer, tuvo un altercado con Dávila y este la habría apretado por el cuello y pegado un cabezazo, la exreina no pudo evitar que su voz se entrecortara y sus ojos se humedecieran, aunque nunca derramó una lagrima.
Las declaraciones terminaron para la reina, pero debía seguir a la mañana siguiente hablando con la Fiscalía en el contrainterrogatorio. El miércoles, faltando poco para las 9:00 de la mañana, la romería de periodistas esperaba a la protagonista del proceso en la entrada del complejo judicial. Ella, una vez más, dijo sentirse tranquila y que confiaba en la justicia colombiana.
No quiso hablar más
Nuevamente estuvo en el banquillo de los testigos y, a su turno, el Fiscal Martín Moreno comenzó a hacer preguntas. Valerie, con mirada de enojo, le respondió: “Señor fiscal, me acojo a mi derecho constitucional a guardar silencio”. Sin embargo, el juez le dijo a Moreno que siguiera interrogando.
Una y otra vez, la exreina respondió lo mismo ante la mirada atónita de los asistentes. Finalmente, el togado le dijo al representante del ente acusador que preguntara, pero le manifestó a la modelo que si ella no iba a responder, entonces que guardara silencio.
El fiscal hizo más de 20 preguntas, y a ninguna fue respondida por la actriz. Al finalizar el infructuoso interrogatorio, el turno fue nuevamente para Dávila. Él, vestido impecablemente como el primer día, juró nuevamente decir la verdad, mientras las cámaras fotográficas y de televisión posaban su lente en él.
“Hacían una pareja muy linda. Definitivamente, la plata y la belleza no lo es todo. Me imagino los hijos que hubieran tenido”, señaló una de las curiosas, al ver a la expareja frente a frente de nuevo.
La defensa quería que el exnovio de la modelo viera los mismos correos electrónicos y mensajes de texto de los que había hablado ella el día anterior.
Dávila le dio una interpretación totalmente distinta a lo dicho por Domínguez: señaló que una y otra vez le dijo a su entonces novia que lo perdonara, y que hasta toda la culpa se la había echado porque quería salvar la relación con la mujer que creyó sería su esposa y la mamá de sus hijos.
Mientras ella dijo que él la agredía físicamente, Dávila manifestó lo contrario. Frente a lo sucedido en España, indicó que Domínguez, en un ataque de celos, lo había atacado por haberla dejado sola.
Periodistas al estrado
El juez 38 de conocimiento, antes de arrancar con la etapa final del juicio de Valerie Domínguez, llamó frente a su estrado a los periodistas que estaban en el cubrimiento de la audiencia y les hizo varias advertencias.
Frente a la mirada de la procesada, el fiscal y demás personas, el togado prohibió la transmisión de la diligencia. Además, ni su nombre ni su rostro debían ser ventilados por los medios de comunicación.
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