GEOVANNY MARTÍNEZ
LA PATRIA | AGUADAS
Sin titubear Sofía Elena Sánchez Messier, artista que será esta noche homenajeada en la edición 21 del Festival Nacional del Pasillo, asegura que en Aguadas reconocen la importancia del legado de los Hermanos Hernández, pero no saben el por qué. Según ella, parte de la culpa es de la propia familia, pues siempre creyeron que era solo su patrimonio.
"Desde hace cuatro años asumí la responsabilidad de difundir su legado, porque ellos fueron virtuosos y sabían que eran buenos, pero por ese conocimiento pasaban por arrogantes", expresó Sánchez Messier, prima segunda de Francisco, Gonzalo y Héctor Hernández.
Esta noche en el Coliseo Cambumbia recibirá el homenaje a toda una vida que anualmente entrega el Festival.
Con la homenajeada
-¿Qué se siente ser este año la homenajeada del Festival Nacional del Pasillo?
Cuando supe la noticia no me lo podía creer, pero luego aterricé a la realidad y con emoción recibí con gratitud este homenaje. Más que a título personal, siento que es un reconocimiento a los que ya se fueron, al tronco familiar Hernández Sánchez, del cual formo parte como la quinta generación de músicos.
- ¿Cuál es el legado de los Hermanos Hernández a la música colombiana?
Fuero los primeros en incluir repertorios de músicas tradicionales andinas colombianas, con clásicos de la música universal. Pioneros en la invención, creación y modificación de instrumentos. Fueron los primeros que hicieron impresionantes giras de conciertos en el mundo; también los primeros solistas de tiple y guitarra en Colombia Gonzalo y Héctor, respectivamente. Primeros en participar en la música para el cine, multipercusionistas de grandes habilidades, fueron pioneros casi que en todos los aspectos en los que un músico puede desarrollarse como intérpretes, compositores, cantantes y gestores.
- ¿Por qué eligió la música andina colombiana y no otro género?
Por la información familiar que recibí en los primeros años. Fue en Santa Marta donde aprendí a tocar bambucos, pasillos, guabinas, torbellinos, de la mano de cumbias, vallenatos, porros, champeta, baladas, boleros, son cubano, entre muchos otros ritmos, especialmente del Caribe y antillas que llegaban a la ciudad y que se escuchaban a través de la radio.
Éramos una familia muy unida y particular, con reuniones donde se escuchaba todo tipo de música, desde el vallenato en cuerdas guitarra hasta bambucos arrieros. Tal vez por eso, mi casa permanecía llena de personas, un lugar donde todo el tiempo se hacía música y de todo estilo y género.
- ¿Qué tanto ha influenciado en su carrera musical ser prima segunda de los Hermanos Hernández?
En mi casa en Santa Marta, su recuerdo permanecía en todas partes, los cuadros de ellos, los instrumentos que tocaba el abuelo y especialmente, las historias que me contaban de sus temporadas vacacionales con sus primos costeños.
En casa de un tío materno que era melómano, había una grabadora de cinta magnetofónica con la cual grabaron mucha de la música de Pacho Hernández. Para ellos era un deleite encontrarse con los primos costeños, mi papá y mi tía Graciela Sánchez y amanecer cantando sus composiciones. A Pacho le encantaba pasar sus tiempos de descanso en la costa y la temperatura le favorecía su estado de salud, delicado en los últimos años, además por su extremada sensibilidad de artista.
-¿Qué le falta a la música andina colombiana para tener la proyección nacional que tienen otros géneros en Colombia como el vallenato?
Le faltan músicos con la confianza y el tesón que tuvieron los Hermanos Hernández, la capacidad de encontrar un lenguaje universal que le permita transmitir el verdadero sentir de nuestras montañas sin desvirtuarlo. Cuenta uno de mis primos que en varias ocasiones, los Hermanos Hernández fueron señalados y criticados por no interpretar con rigurosidad y autenticidad la música andina colombiana.
Hace falta también, analizar y estudiar el comportamiento y proyección de otras músicas, desde una mirada crítica y constructiva.
- ¿Cómo inculcarle a las nuevas generaciones el gusto por la música andina colombiana?
Creo que todo empezaría mejor si pudieran conocerla desde muy temprana edad. Si en casa no hay suficiente información auditiva, los jardines y colegios podrían ayudar mucho implementando asignaturas o actividades donde los chiquillos aprendan a conocerla, de una manera interactiva y muy divertida.
Habría que indagar sobre nuevas estrategias que estén más cercanas a los lenguajes de las nuevas generaciones.
- En el contexto nacional, ¿qué tan relevante es el Festival Nacional del Pasillo de Aguadas?
Es el único Festival dedicado al pasillo, donde exclusivamente se escucha y promueve este ritmo y su hermano, que es el vals. El concurso de obra inédita ha motivado a muchos compositores en la creación de obras, pero con estilo y estéticas mucho más renovadoras, acordes a los cambios de la generación más actual. Muchas de las obras ganadoras de éste concurso, casi de inmediato, entran a formar parte de los repertorios de concierto y grabaciones de las nuevas generaciones de músicos. Indudablemente el Festival ha promovido la creación de un nuevo repertorio concebido en éste ritmo.
Sus gustos
- ¿Qué le produce un pasillo?
Me devuelve inmediatamente a la infancia, recuerdos vívidos de mi familia, interpretando pasillos en Santa Marta. Las personas pensaban que había aprendido a tocar pasillos en Bogotá, pero lo cierto es que fue el primer ritmo colombiano que aprendí a tocar y cantar en Santa Marta y con mi guitarra. Se me viene a la mente, que cuando era pequeñita solía cantar y acompañarme con guitarra, instrumento que empecé a tocar cuando tenía 6 años. Mi profesor era cachaco y por supuesto, me enseñaba los ritmos andinos, el bolero y la balada. Recuerdo especialmente mi primer pasillo Señora María Rosa, de Efraín Orozco y me encantaba Vino Tinto, de Fulgencio García por su alegría y porque tocarla era un reto para mí. Habían dos pasillos grabados en mi casa años antes de nacer, por Pacho y Oscar Hernández, en el tiple y el saxofón respectivamente, mi papá en la guitarra y mi mamá en las maracas. Se llaman Con ella y Parranda, de Pacho, que solían interpretar en La Castrillona, la finca de la familia en Aguadas. Aún conservo como un tesoro el manuscrito escrito en casa por el mismo Pacho.
-¿Cuál es la mejor de sus canciones?
A los compositores nos suelen preguntar cuál de nuestras obras es la favorita. No podría elegir, porque en cada una consigno algún recuerdo, imagen o persona querida. Sin embargo hay dos que quiero mencionar. El bambuco María Emilia dedicado a mi Mamá, por ser la primera obra que compuse. Y la Suite Tayrona, por ser la primera suite de ritmos costeños pensada para trío de bandola, tiple y guitarra, el formato clásico de la región andina colombiana del álbum Colombitis, del Trío Colombita, grabado en el 2006.
-¿Y la que más satisfacciones le ha traído?
Definitivamente, la Suite Tayrona, con sus tres movimientos: Ziruma, Curura y Mapaná, porque me devolvió la temperatura del Caribe donde nací y porque retomé después de muchos años la interpretación de los ritmos con los que crecí. Es una composición muy especial porque las personas se dieron cuenta que aunque mi actividad profesional ha estado muy vinculada a la música andina colombiana, soy de la costa y crecí inmersa en la cumbia, el garabato, el mapalé, el vallenato, la puya y todas músicas de la región.
- ¿Cuál es su proyección con el Trío Colombita?
Después de 12 años de trabajo ininterrumpido el grupo ha tenido la más fuerte transformación. Del formato clásico de la región andina colombiana bandola, tiple y guitarra, cambiamos a las percusiones del mundo, combinadas con la bandola y la guitarra y en los últimos meses, incluyendo voz. La combinación y el experimento nos ha llevado a construir un sonido mas internacional y cercano a las músicas del mundo. Esperamos que éste sonido nos siga abriendo camino para que nuestras músicas colombianas se den a conocer en muchos lugares del mundo.
Trayectoria
Realizó sus primeros estudios de música popular en Santa Marta, después se trasladó a Bogotá a estudiar en la Academia Luis A. Calvo con el guitarrista Gentil Montaña. Cursó estudios superiores en Música en la Universidad Pontificia Javeriana, y de Guitarra Clásica con el maestro Ramiro Isaza, en la Fundación Musical Amadeus.
Ha grabado 13 álbumes de música colombiana. Fue integrante de la Orquesta de Cuerdas Colombianas Nogal, (Mono Núñez 1987), dirigida por Luis Fernando León, y del Trío Arco Iris (Mono Núñez 1989).
Ha compartido escenario con la cantante española Concha Buika, participó en el disco Pombo Musical de Carlos Vives y en la banda sonora de la película PVC-1 del director Spiros Stathoulopulos.
Está culminando sus estudios de composición y arreglos en la facultad de Artes ASAB, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Hace parte de Catalina Ensamble, cuentos musicalizados para promover la lectura en los niños. También es realizadora de la franja radial Travesías por las músicas colombianas, en la emisora de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá y Medellín, y directora de Comunicaciones del portal www.bandolitis.com.
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