MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Si se detiene a detallar podrá ver aves volando en un cielo sepia y otras de estas especies metidas en sus huevos de origen. También apreciará una gran rana en medio de una verde selva, y más allá, trazos oscurecidos que quieren simbolizar la destrucción de la naturaleza.
Esto y más es lo que podrá encontrar en la obra Homenaje al Planeta, de la artista bogotana y maestra en bellas artes Liliana Durán, que expone desde hoy en el Museo de Arte de Caldas (MAC) ubicado en el Teatro Los Fundadores.
Es una mujer experimentada en temas de arte, asegura que nació con un pincel en la mano, y que a los 15 años tenía a su primer maestro en Inglaterra, el boliviano Fernando Montes, que le auguró su futuro profesional.
"Él pintó a mi mamá y me invitó a su estudio. Me enseñó la técnica del temple, que trabaja con la yema del huevo. Me preguntó qué quería ser cuando grande y me dijo que debía ser artista".
También ha incursionado en el diseño de ropa y de joyas, ha hecho performance y ha diseñado muebles. Es de quienes cree que el artista está hasta en la cocina.
La exposición que podrá encontrar desde hoy en el MAC se basa en dos técnicas. Empieza con óleo, que le da el color y con lo que está más representada la naturaleza. La segunda etapa es una combinación de óleo con el sumi-e (tinta negra). Explica que esta técnica japonesa y china la utilizan para pintar y para escribir poesía y símbolos.
"El sumi-e empieza a representar la destrucción, lo que estamos perdiendo. La última parte es solo con sumi-e y las imágenes se van volviendo mucho más abstractas".
Explica que la técnica es lo que representa el concepto de su trabajo: el homenaje al planeta en 182 cuadros, aunque estos forman parte de una labor que comenzó hace cinco años y que mostró por primera vez en Bogotá en el 2010 con una instalación conformada por 365 dibujos de pequeño formato que representan la destrucción del planeta y de sus cinco elementos: agua, aire, tierra, plantas y animales.
Asegura que dejó de entregar un mensaje político con sus obras, y que quiere es conquistar al espectador con su trabajo, dar un mensaje de lo nocivo que es la destrucción, pero de forma positiva con sus cuadros. Sin embargo, la dureza de lo que busca trasmitir se nota en sus obras.
Acudir a esta exposición es una oportunidad para rescatar la sensibilidad de quienes quieren detener la destrucción del planeta, esta vez a través del arte.
La artista dice que es una técnica que le enseñó un monje zen y que es como la palabra: "cuando uno habla no se borra. Uno se retracta, pero queda. Cuando uno trabaja con el sumi-e, contrario que con el óleo, el trazo que se pone permanece, de la única manera que se puede borrar es cuando se le pone agua". Agrega que para trabajar el sumi-e se requiere de mucha concentración.
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