
LA PATRIA | MANIZALES
Cuando el cantante del género de despecho Luis Ovidio Muñoz era niño le ayudaba a su padre con las labores del campo. Le encantaba imitar a Pedrito Fernández mientras recolectaba café. A diario, su progenitor lo escuchaba interpretar canciones de grandes artistas.
En 1994, Luis Felipe cambió su vida. Desde ese año supo de qué se trataba la paternidad: orgullo, complacencia, pero también preocupación. Pyem es el nombre artístico de su hijo, cantante de reguetón. "No quería que siguiera mi profesión porque es de ilusiones y paciencia, pero lo apoyo y le doy consejos".
Piensa que la mayoría de jóvenes esperan que todo suceda rápidamente y por eso le dice con frecuencia que no se desespere por el éxito. "Sé que Dios le guarda al que le va a dar".
Confiesa que le "daría duro" que Pyem viviera esta situación: cuando sale un sencillo se guarda la esperanza de que pegue y si eso no pasa, la decepción es difícil de afrontar. Varios artistas saben cómo se siente. Sin embargo, lo más importante para este papá es hacerle seguimiento a Luis Felipe, acompañarlo, guiarlo y respaldarlo.
"Cuando estoy de viaje con él me pone a escuchar reguetón todo el tiempo, hasta me sé varias", cuenta riéndose y asegura que los temas de su descendiente son muy buenos.
Después de 15 años de carrera artística, Luisito Muñoz desea que la vida se le alargue para complacer a quienes les gusta su música y anhela ser luz para su hijo.
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