CARLOS HERNÁNDEZ
LA PATRIA | MANIZALES
La televisión no sirve para contar la historia de una manera fiel, pero es útil para interesar a los televidentes en los hechos del pasado colombiano. En eso coinciden los historiadores Jorge Conde Calderón y Miguel Suárez Araméndiz, que participaron recientemente en Manizales en el cuarto Simposio colombiano de historia regional y local.
Conde Calderón es profesor titular del programa de Historia de la Universidad del Atlántico, y Suárez Araméndiz, director del pregrado en Historia de la Universidad de Caldas, que va por su tercer semestre. LA PATRIA los abordó para hablar sobre ese y otros temas.
¿Por qué es útil saber historia?
Miguel Suárez Araméndiz: Los historiadores estudiamos, básicamente, experiencias de sociedades que ya no están, pero que nos interesan porque estamos conectados con ellos. Por ejemplo, estar aquí en Manizales es el resultado de la decisión que tomaron unos sujetos en la década del 40 del siglo XIX. Esa decisión de personas que son lejanas en el tiempo nos afecta a todos. La utilidad es dar cuenta del cúmulo de experiencias de una sociedad para ayudarla a entender su presente, no para predecir el futuro ni para tomar bajo visiones moralistas las experiencias como una lección de vida, para que la gente no actúe de una forma u otra. Es decir, la historia ni da lecciones de vida ni predice el futuro. A lo sumo, permite explicar, a partir de esas experiencias, el estado actual de la sociedad.
Jorge Conde Calderón: Hay un resurgimiento del interés por el conocimiento histórico evidenciado, por ejemplo, en la aparición de nuevos programas como los de las universidades de Caldas y Pontificia Bolivariana, de Medellín. Eso obliga a replantear la enseñanza. Anteriormente se pensaba que se trataba de presentar unos hechos por presentarlos, pero se trata de inscribir esos hechos en unos contextos de orden local, regional, nacional y mundial, lo que obliga a tener en cuenta todos los elementos nuevos que utiliza la educación, como las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). El historiador se vuelve entonces, un elemento paradójico, que trabaja con el pasado, pero tiene que tener en cuenta la tecnología.
Se dice mucho que Colombia es un país sin memoria, para aludir que sus habitantes desconocemos su pasado. ¿Es cierto?
MSA: Me pregunto qué país lo conoce. Además, quienes pronuncian esa frase se refiere a la memoria política, y lo hacen para criticar a la sociedad cuando no se sienten satisfechos con la actuación de los demás. Hay quienes pretenden que la gente actúe de una manera predeterminada. Entonces, votar por partidos de derecha es malo y deberíamos hacerlo por un partido progresista, y si no lo hacemos, entonces nos dicen: este país no tiene memoria. Y no piensan, por ejemplo, que la gente toma decisiones basada en criterios racionales o circunstanciales. Entonces lo que pasa es que a ciertos sectores políticos les interesa que la gente tenga presente ciertos hechos como estrategia para ganar votos.
JCC: Es que algunos seres humanos creen que el curso histórico de los acontecimientos es lineal, pero en realidad es zigzagueante, tiene sus ondulaciones.
Hay discusión sobre la forma como se presentan hechos del pasado en televisión, tanto muy lejanos, como por ejemplo la época de Independencia con La Pola, así como más recientes, en el caso del paramilitarismo y el narcotráfico con Pablo Escobar y los hermanos Castaño. ¿Cómo ven el papel que ahí cumple la televisión?
MSA: Yo dictaba un curso de historia de Colombia en la Independencia en una universidad en Cali, y los chicos llegaban a las lecturas habiéndose visto un capítulo de La Pola. Contrastaban la lectura, que por supuesto no tenía nada que ver con la novela, con el capítulo que habían visto, y me preguntaban sobre el texto: "Profe, ¿esto sí es así?". Hay una diferencia marcada entre lo que hacen los historiadores y los novelistas, que crean un producto basado en hechos que pudieron o no haber ocurrido. De hecho, el lenguaje de La Pola parecía más de una Florence Thomas que de una mujer de su época. Lo interesante es que, de alguna manera, eso crea un interés. Hay formas de relatar la historia como las de Diana Uribe, una divulgadora que despierta interés en un público masivo por la manera de contar. Lo que hacemos los historiadores va dirigido a otro público.
JCC: Las telenovelas también sirven para que, cuando el estudiante pregunte, uno aclare que lo que ha visto no es verdad. Está claro que el guionista no les tiene que poner ningún rigor científico porque son para un público no especializado. Lo que sí intenta hacer el historiador es pulir su narración, hacerla más simple y accesible al público. Todos quisiéramos hacerlo como Diana Uribe, lo que pasa es que a veces no se puede, debido al mismo rigor que exige la disciplina.
¿Qué tan amigos son los historiadores del periodismo?
JCC: Particularmente para historia política, los periódicos se constituyen en una fuente. Lógicamente, si eso no está acompañado de otra fuente, ese trabajo mostrará debilidades.
¿Pero qué tanto confían en periódicos de hace años que tenían una posición sectaria, promovían militancia en sus páginas?
JCC: Esos periódicos, aunque uno no lo crea, son más útiles, porque definían posiciones de facciones políticas. Por otro lado, el carácter de esos periódicos muchas veces era transitorio, e incluso no pasaban de dos o tres números, porque estaban destinados al combate político. Sirven para los historiadores que trabajan en el discurso político. De todas formas, el trabajo queda completo cuando eso va acompañado de otras fuentes.
MSA: De acuerdo. El problema de un periódico sesgado es el mismo de un documento oficial o de un diario personal o cualquier otro documento. Un ejemplo simple es el de una chica que lleva un diario personal y escribe lo que le resulta importante, no cada detalle de su vida. Un periódico no es muy distinto de cualquier otro vestigio documental o gráfico. Lo que revela es una intencionalidad, y el historiador debe entender eso para explicar los procesos específicos que le interesan en determinado contexto.
JCC: En resumen, el historiador no desecha ninguna fuente, así sea apócrifa.
El simposio
El Simposio de historia regional y local, conocido como Historelo, es un encuentro bienal que promueve la Asociación colombiana de historia regional y local, nacida en el 2007. Su página web es historelo.univalle.edu.co.
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