Luego de la nominación de ‘El Abrazo de la Serpiente’, la carrera del Oscar comenzó y puede ser una lucha encarnizada, en la que el dinero es el rey, por todo lo que hay que hacer para que los miembros de la academia vean la película, se entusiasmen con ella y al final voten por el Oscar a la Mejor Película Extranjera.
Se dice de una película que si esta cuesta, digamos, un millón de pesos, por dar una cifra, la publicidad y la promoción de la misma puede valer 200 % más. Para obtener el Oscar, a las virtudes de la película se deberá unir al profesionalismo de quienes saben qué hay que tener: un buen presupuesto.
Si se analizan las otras películas en lengua extranjera que hacen la competencia al ‘Abrazo…’, todas tiene un denominador común: son etnográficas. Pertenecen a la idiosincrasia de un país. Y esto gusta mucho a quienes las eligen.
‘El Hijo de Saúl’ de Lásló Nemes (Hungría), es una fuerte competencia por el tema a tratar tan sensible al público norteamericano y a quienes de alguna manera han reinado en Hollywood. El Holocausto siempre llega al alma de todo el mundo y en especial de quienes juzgan las películas.
‘Mustang’, de Deniz Gamze Erguven (Francia) y la vida apacible de la niñez en Turquía; ‘La Guerra’ de Tobias Lindholm (Dinamarca) y el problema afgano; ‘Theeb’ (‘Lobo’) de Naji Abu Nowar (Jordania) y los avatares de un niño en una tribu beduina, son las otras películas de la competencia.
Ciro Guerra comienza con una excelente película, redonda, muy particular: ‘La sombra del caminante’. Una producción en blanco y negro, inquietante, creadora de dos personajes inolvidables que, aunque suceden en plena ciudad de Bogotá, son universales.
Continúa con una película que muestra de una manera realmente bella una serie de paisajes desconocidos para las cámaras de cine y aún de televisión del país en ‘Los viajes del viento’. Historia de episodios que tocan el alma vallenata, de donde es oriundo el director. Esta obra alcanzó un mayor reconocimiento por parte del público porque, entre otras cosas, tuvo más exposición en las salas de cine.
‘El Abrazo de la Serpiente’ inicia con una apuesta espectacular: de nuevo en blanco y negro. Un atrevimiento, si vemos que se filma en lugares que, en colores, deben ser avasallantes. Y esta es la mejor decisión de la película. De otra manera la selva se hubiera tragado la película con su esplendor, si tenemos en cuenta la excelencia del fotógrafo.
A pesar de unos juegos digitales, de un final en el que la planta buscada no reviste ninguna espectacularidad y de algún episodio que se aleja de la poesía en que están envueltos los indígenas y los científicos, la película parece, por su humanismo, un hermoso lienzo de la época de La Ilustración.
La ruleta del Oscar arrancó, esperamos que caiga en la posición de ‘El Abrazo de la Serpiente’.
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