LUIS LÓPEZ CARMONA
LA PATRIA | MANIZALES
Las notas dulces, suaves, melancólicas que emite el bandoneón encajan en la tristeza, rencor y desengaño que relatan las canciones del tango, y han pasado de abuelos a padres e hijos. A pesar de la vigencia que mantiene esta música en Manizales, su forma de expresión ha cambiado en las nuevas generaciones. Parece que el ritmo empieza a desplazar a la letra.
Un ejemplo es Cristian Rendón, de 24 años e integrante de la academia Unión Latina. Baila desde los 9, afición en la que se inició porque sus padres lo llevaban a la Tango vía. "Me interesó al ver cómo las personas bailaban con tanta pasión. Cuando bailo olvido problemas y me gusta porque es sensual".
Yessica Díaz, de la misma academia, baila desde hace ocho años y lo escucha, por gusto, esporádicamente. Dice que el baile le permite expresar los sentimientos que le generan la melodía y algunas letras. “Todo es un complemento. Si uno baila tango es porque le apasiona”. Disfruta bailando, aunque acepta que si no lo hiciera, tampoco escucharía esta música.
Amparo Cardona, organizadora del la Tango Vía en la Feria de Manizales, señala que a las nuevas generaciones les atrae esta música, pero la viven desde el baile, algo que en su concepto no es negativo: “Todos empezamos atraídos por el baile, que es la parte alegre, pero cuando los niños y jóvenes de academias aprendan del género, empezarán a diferenciar orquestas, seguirán con la música y terminarán inmersos en las letras”. La diferencia más marcada que nota es que las anteriores generaciones vivían esta música con un estilo de vida bohemio.
De hecho aún es común que en sitios públicos como fondas, discotecas, cafeterías y billares suenen tangos a diario. En la radio continúan programando, aunque con menos frecuencia que hace 30 o 40 años. Y en hogares manizaleños siguen reproduciendo esta música todos los días.
Expresión
El director y coreógrafo de Unión Latina, John Freddy Ríos, es un atlético bailarín que ajusta 17 años en las pistas. Prefiere bailar antes que sentarse a escuchar, y cuando se queda en la silla no bebe, para no afectar su estado físico. Explica que en Manizales todas las generaciones son aficionadas al tango, pero que el interés de los jóvenes se convirtió en moda desde hace pocos años. “Quieren aprender los movimientos, mas no les interesan las canciones o vivir la música como en la época de nuestros padres y abuelos. La ciudad es reconocida porque hay excelentes bailarines y muchos son campeones mundiales; otros, nacionales. El nivel es superior al de otras ciudades de Colombia".
Varios profesores consultados calculan que de 100 jóvenes que bailan, 10 o 15 ahondan en el género y con el paso de los años “se sumergen en los encantos del tango”.
Valentín Arias tiene 19 años y participa en competencias nacionales desde hace 9. Desde que tiene uso de razón, su madre y abuelos escuchan tango, por lo que siente que heredó esa tradición. Su gusto y pasión por el baile empezaron cuando acudió a las clases que recibía su mamá. “Me parece atractivo el ritmo, la pasión con que tocan, porque el tango es una melodía romántica y llega al corazón cuando uno la escucha”.
Comenta que, en su caso, sí se interesa por conocer la historia, y trata de dar una muestra de lo aprendido: "Antes la sociedad lo prohibía porque lo asociaba a una vida de cabaret, pero pasó de ser una actividad conservadora a liberal. Cambió para bien, porque ahora cualquiera lo puede bailar".
Cultura
José Fernando Villada trabaja para que la cultura tanguera en Manizales se expanda cada día y encante a nuevos seguidores. Es propietario del bar Tiempo de Tango, que tiene adaptado como un centro cultural para esa música: proyecta películas, organiza tertulias, presta el sitio para que ensayen coreografías y funciona como academia de baile. Eso sí, compromete a sus alumnos a que aprendan sobre la historia y los mayores exponentes del género: "Mi intención es que la gente conozca las raíces, cómo se vivía, que aprendan del sentido poético, de la importancia para la sociedad, pero sobre todo, que la gente comprenda más allá del baile".
El problema, asegura él, es la falta de un interés real. "Cuando proyecto las películas o hago las tertulias, ocasionalmente viene un joven". Acostumbrado a que los tangueros de Manizales, tras 70 años de tradición, asumen su condición como un estilo de vida, han aprendido a interpretar las letras de las canciones, a escuchar al menos un tango a diario y a que “no se queda la pasión encerrada en una academia”, concluye que la relación de los jóvenes con ese mundo es superficial.
Valentín alega que no se puede generalizar, pues hay jóvenes más inmersos en el tango, y su gusto va más allá del baile. "Me identifico con el estilo de vida tanguero. Investigo su historia, precursores y exponentes porque es algo que me gusta".
Él y Villada coinciden en que quienes se vinculan con la historia interpretan mejor las letras a la hora de bailar. Valentín concluye: "Para uno saber tango no necesita ser el mejor bailarín del mundo, sino conocer de dónde llegó esta música para disfrutar de su esencia y bailarla de una manera más adecuada".
En Argentina
Paula Sedrán, argentina licenciada en Historia, comenta que el interés de las nuevas generaciones por aprender a bailar tango se debe a la exposición mediática de campeonatos, y a que los medios de comunicación vendieron la actividad como una disciplina deportiva.
Sedrán señala que en Argentina hay algunos sitios donde se debe pagar el ingreso para escuchar tango. "No es cultura popular y tiene un público segmentado, por lo que no todos tienen la oportunidad de disfrutar esta música, al menos en ciudades cercanas a Buenos Aires".
Argumenta que la apatía de los jóvenes en Argentina por el tango se debe a que la población entre los 18 y 25 años está volcada a otros géneros de consumo masivo con los que están en contacto permanentemente. "Aquí se evidencia que el tango no es el género de todos ni de consumo masivo".
José Villada y Amparo Cardona, que han participado en el Campeonato Mundial de Tango de Argentina, aseguran que en Manizales esta música se vive con más pasión que en Argentina, pues, por ejemplo, en Buenos Aires no se escuchan tangos con facilidad y los sitios donde las ponen son limitados. Además, agrega ella, los aficionados de allá destacan que en la capital de Caldas conocen, admiran y respetan esta música.
Sedrán, la argentina, visitó Manizales hace dos semanas y se sorprendió al conocer la Calle del tango (calle 24 entre carreras 22 y 23), donde funcionan bares especializados. "Me llamó la atención que el ingreso fuera gratuito y que la cultura se haya mantenido tan fuerte y sea parte de la ciudad, tanto así que se convirtió en algo representativo", relata asombrada.
El contraste entre Buenos Aires y Manizales refleja que esta música tiene acogida en la ciudad colombiana. Por eso Villada no duda en decir que "Manizales es la segunda capital mundial del tango".
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015