
CÉSAR VALENCIA
LA PATRIA | MANIZALES
El pasado 23 de septiembre se celebraron los 94 años del natalicio de Antonio María Posada Correa, compositor y vocalista, quien fue el primer músico de parranda nacido en Caldas.
Hijo del educador Jesús María Posada Ochoa y de Anatolia Correa Bayer, a Antonio lo dieron a luz en la esquina de Riosucio que por muchos años llamaron la tienda de los Escobar, cuadra de donde es el doctor Otto Morales Benítez.
La población que había en el municipio a mediados del siglo XX fue musical por excelencia y surgieron artistas como Helbecio Palomino Salas, primer músico del Gran Caldas y compositor. También, el creador de música popular Israel Motato, oriundo de la vereda Santa Inés de La Montaña, quien escribió más de un millar de canciones cantineras y de despecho y al que recuerdan por Ocúltame esos ojos.
Antonio Posada, uno de los precursores de la música de parranda en Colombia, interpretó con su voz gangosa y arrastrada El grillo, su primer tema y el que todavía se escucha. El músico apareció por la época de Guillermo Buitrago y sus Muchachos.
En el libro La música parrandera paisa del escritor Alberto Burgos Herrera, que se publicó en la Editorial Lealon de Medellín, en el año 2000, se lee en las primeras páginas: "Cuando comenzaba la década del cincuenta apareció en el ambiente farandulero colombiano una melodía paisa que gustó mucho en toda la región Andina y que fue interpretada por un hombre que tenía voz antioqueña, aguascada, gruesa y destemplada, pero que era la muestra fehaciente del típico paisa; la canción, que fue todo un suceso, se llama El grillo y el intérprete era el riosuceño bohemio aguardientero, culebrero, rezandero, brujo y buen amigo Antonio Posada…”.
El tema se prensó en Medellín y Antonio lo presentó en una reunión de la familia Trejos Betancur en Riosucio, por la amistad que se tenían.
Otras tonadas de parranda decembrina que hizo Posada Correa fueron Que lo diga ella, La cobija rota, El guayabo, Yo quiero de eso, El año 62 y Ojo de vidrio. Además, le arregló Inés venite pa’ca, en ritmo de guaracha, y María Luisa, en tiempo de paseo, a dos hermanas. Estas, al igual que sus letras anteriores, fueron famosas.
El artista estuvo acompañado de “dos negros sensacionales que llevaban la música en el alma y estaban todos llenos de ritmo y emoción”, escribió el locutor y periodista Hernán Restrepo Duque. Esos famosos negros de la costa Pacífica fueron los consagrados bohemios y guitarristas Luis A. Yakup y Edilberto Quiñones, que se denominaron Los Tumaqueños.
Antonio prestó servicio militar en el Batallón Ayacucho y también estuvo dedicado al arreglo de sombreros. Tenía una ganada fama de alegre, espontáneo y gracioso para narrar sus historias personales. Falleció en Ibagué en 1967, a los 46 años de edad, a causa de una mordedura de serpiente.
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