COLPRENSA|LA PATRIA
El seis de agosto ha sido la fecha escogida para el estreno de 'Antes del fuego', una película colombiana que desde la ficción, aborda el tema de la Toma del Palacio de Justicia, que el próximo mes de noviembre cumple tres décadas de estos trágicos hechos.
Las décadas pasan y los titulares no cambian. ¿Quiénes son los enemigos de la paz? ¿En quién confiar? ¿Por qué la verdad puede ser tan dolorosa que puede llevar a la muerte? Son algunas de las preguntas que salen a flote al seguir al periodista Arturo Mendoza y la practicante universitaria Milena Bedoya, los protagonistas de 'Antes del fuego', el primer largometraje de la colombiana Laura Mora, quien retrocede en el tiempo, 30 años, para reflexionar sobre uno de los hechos más dolorosos de la historia de Colombia, la Toma del Palacio de Justicia.
Es el año de 1985 en pleno Gobierno de Belisario Betancur y un proceso de paz con el M-19 ha fracasado, según algunos rumores, fuerzas oscuras no están interesados en acabar la guerra, mostrando cómo la realidad es lejana al concepto de buenos y malos. Es un conflicto entre quienes son llamados a defender pero atacan, y a veces solo se puede confiar en quienes están al margen de lo que se suele llamar ley.
No es una película de narcotráfico pero este está presente, como en la mayoría de las más recientes páginas de historia de este país, en un formato de clásico thriller que llega a refrescar la oferta de cine hecho en Colombia.
Laura Mora decidió volver a una vieja herida que no sana porque no hay verdad. Sólo distintas versiones de lo que ocurrió en el imponente edificio frente a la Plaza de Bolívar, el corazón de la justicia de un país, tomado, secuestrado, incendiado y casi aniquilado en una de las épocas más sangrientas de un país acostumbrado por décadas al derramamiento de sangre.
EN LA HISTORIA
Luis Fernando Hoyos es Arturo Mendoza, un ser autodestructivo que se negó a seguir una prometedora carrera política para dedicarse al periodismo de investigación, que en Colombia es una profesión de alto riesgo, y una mañana encuentra a su amigo y colega con un tiro en la cabeza.
El dictamen de las autoridades, suicidio, pero él lo conocía bien y sabía que no era verdad, empezando la más peligrosa de las investigaciones, al lado de Milena Bedoya (Mónica Lopera), una entusiasta estudiante de periodismo que coincidencialmente su madre trabaja en la cafetería del Palacio de Justicia.
Un ser que se consume como los cigarrillos que toma casi de manera desesperada, contrasta con una joven que tiene vivos los ideales y la esperanza de lograr que la verdad permita el cumplimiento de la justicia, pero poco a poco van encontrando cómo se está desarrollando una operación que atacará el corazón de la justicia colombiana, algo que muchos parecen saber, otros son advertidos, pero que nadie quiere hacer nada. ¿Negligencia o complicidad? Eso lo decidirá el espectador.
Un thriller ágil, que intriga con el pasar de los días y se sabe que llegará el día de la toma. Políticos comprometidos con grupos ilegales, miembros del Ejército al acecho y los carteles como una fuerza invisible, en esta historia, pero que es latente y genera la sensación de ser el titiritero de este circo del horror y la sangre.
Laura Mora logra desarrollar en esta película una historia que hará que muchos recuerden parte del dolor de un conflicto en el cual intervienen una gran cantidad de diversos actores, lo cual lo hace complicado. Pero también están las nuevas generaciones, aquellas que solo han leído o escuchado sobre la toma, sus víctimas y los desaparecidos, pero no lo vivieron.
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