Quindío, más que parques

José Jaramillo | Escritor

josejara@une.net.co
LA PATRIA | Manizales

El Quindío, departamento colombiano ubicado en el centro occidente del país, lo integran su capital, Armenia, la “Ciudad Milagro”, y once municipios más. Cinco de estos están ubicados en las faldas de la cordillera y los restantes, en la parte más plana, para conformar la “olla del Quindío”, que parece una hamaca circular colgada de los bordes de las montañas circundantes.
La variedad de tonos verdes, la exuberancia de la naturaleza vegetal y la policromía del paisaje son un espectáculo de impacto emocional indescriptible, aun para su población habitual. Y qué decir de los viajeros, provenientes de cualquier latitud del mundo, que jamás imaginaron un lugar en el que se conjugaran tantos y tan variados matices y formas de la belleza natural, como si se hubiera hecho un inmenso collage con todos los cuadros de los maestros impresionistas.
Armenia es una ciudad moderna, cómoda y amable. Salento preside el espectáculo del Valle de Cocora, cruzado por el Río Quindío, cuna de los bosques de palma de cera, árbol nacional de Colombia.
Filandia es un mirador de maravillas naturales. Circasia conserva la imponencia del Cementerio Libre, monumento a la libertad. En Montenegro y Quimbaya los cafetales y plataneras proclaman la riqueza de la agricultura e invitan, con el Parque Nacional del Café y Panaca, a conocer la esencia de la cultura agropecuaria.
En La Tebaida, Edén del Quindío, se abre el espléndido valle sobre la Quebrada Cristales y el Río La Vieja. En Córdoba, los guaduales se inclinan reverentes al paso del viajero. Pijao, Génova y Buena Vista guardan en sus casas, preciosamente conservadas, la historia de la colonización antioqueña. Y Calarcá es cultura, poesía y señorío.
Esas características del Quindío, que descritas palidecen ante la realidad, fueron parte del argumento para que la Unesco declarara el paisaje cafetero Patrimonio de la Humanidad.

El dato

Quindío cuenta con 552.703 habitantes.