Además de su mamá biológica, Jesús Antonio Valencia tiene cuatro más. Consuelo, de 39 años, Elvanira, de 37, Ersilia, de 35, y Aleida, de 28.
Ellas son sus hermanas y aliadas tanto de sus buenos como malos momentos. "Me he criado con ellas, me dan todo; me escuchan, me aconsejan y me ofrecen todo lo material que necesito", agregó el joven, de 19 años, y al que por su nombre apodan como Toño.
La madre del muchacho vive con su pareja en San Andrés y Providencia, y su papá reside en Salamina (Caldas). A ambos los ve una o dos veces al año; las vacaciones son propicias para reencontrarse y la época navideña para festejar Noche Buena y Año Nuevo.
"De mi papá no tengo muchos recuerdos. Ellos se separaron desde que yo tenía 8 años. Mi mamá, sin embargo, se radicó en San Andrés el año pasado. La extraño mucho", cuenta.
Jesús Antonio acepta que en muchas ocasiones ha anhelado una figura paterna, pese a esto se considera un hombre echado para adelante y con un gran sentido de la responsabilidad.
Mónica García, de 17 años, también cuenta su historia: "llevaban 20 años de casados y de un momento a otro mi papá se cansó de mi mamá. Eso estuvo muy raro, quizás había otra mujer de por medio. Desde ese entonces (hace dos años) mi relación con mi papá cambió; le dejé de hablar un tiempo y vinieron muchos problemas económicos para mi mamá, mi hermano menor y yo", revela.
Para la profe María Nubia Gutiérrez, del colegio Gerardo Arias de Villamaría, los hogares disfuncionales son una realidad y problemática social que se reflejan en la tristeza, inestabilidad, rebeldía y vacíos de los jóvenes.
"Uno los ve, detecta quién está sufriendo. Muchas veces cuando ocurren estas separaciones, ambos padres los abandonan mucho, los hacen pagar los platos rotos de sus errores y los cargan de responsabilidades. Obviamente hay estudiantes que reciben acompañamiento de sus padres, pero estos son contados", afirma.
A separar los problemas
Hablar mal del excónyuge delante de los hijos, intentar ganarse el afecto de los chicos con regalos y dinero, y ponerlos en situación de correo son los desaciertos más comunes que cometen los padres a la hora del divorcio, según el psicólogo Eduardo Henao.
El profesional enfatiza que son los papás y no lo hijos quienes deben afrontar la ruptura. "Nada tienen que ver ellos. Ese tema se debe abordar entre los padres de familia, participársela a los hijos, pero con posiciones maduras, que no afecten su estabilidad", dijo.
Ana María López, de 48 años, por ejemplo, siempre ha tenido clara estas recomendaciones. Hace 16 años tuvo a su única hija, Manuela, y desde ese mismo momento le tocó asumir el rol de padre y madre.
"Ella ha añorado mucho a su papá, pero él se desentendió totalmente. Jamás le he hablado mal de él, aunque lo único que me duela en el alma es no haberle dado a mi hija un buen papá", señala.
Andrés Cáceres y María Camila Castaño cuentan relatos similares. Un día, de la nada, ambos papás se fueron de la casa, mientras sus mamás quedaron llorando.
"Lo que me dolió fue ver sufrir a mi mamá; lloraba mucho, renegaba de él, se la pasaba muy triste. Por mi parte, él siempre se la pasaba viajando, entonces no me hizo mucha falta. El contacto con él es permanente y ahora mi papás son buenos amigos", indicó Andrés.
Por su parte, María Camila, extraña tener un papá de tiempo completo. Aquel que le pueda ayudar a hacer las tareas y confiarle detalles de su vida íntima y escolar. "Es mi abuelito Álvaro, quien a veces cumple con esa labor", subrayó.
Tantos Jesús Antonio, como Mónica, Andrés y María Camila tienen en común la ausencia de uno de sus padres en su hogar. Partidas que les duelen y que los ha obligado a sentar posiciones diferentes frente al amor. "¿Casarse?, primero hay que estudiar. Ojalá demos con un complemento o pareja muy buena para no sufrir como ellos", coincidieron los adolescentes.
¿Por qué se divorcian?
Existen muchos motivos por los que los padres se divorcian. En general, el divorcio se produce cuando las parejas sienten que ya no pueden vivir juntas debido a las peleas o el enojo, o porque el amor que sentían el uno por el otro cuando se casaron ha cambiado.
El divorcio también puede deberse a que uno de los padres se ha enamorado de otra persona y, en algunos casos, a problemas serios como el alcoholismo, los malos tratos o problemas con el juego. A veces nada malo sucede, sino que los padres deciden simplemente vivir separados.
¿Qué puedes hacer?
* Habla con alguien. Diles a tus padres lo triste y confundido que te sientes. Tal vez cuando te expliquen lo que pasa, te sientas más tranquilo.
* En el caso de que ellos no puedan ayudarte en ese momento, busca a alguien maduro con quien te sientas cómodo y cuéntale lo que te está pasando.
* No quedes resentido. El divorcio de tus padres puede causarte dolor, pero al igual que un brazo roto, la herida se cura con el tiempo
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